martes, 17 de febrero de 2015

TEODORO HERZL PUBLICA “EL ESTADO JUDÍO
Der Judenstaat (El Estado Judío)

El 14 de febrero de 1896 se publica la primera edición del libro de Teodoro Herzl considerado el iniciador de sionismo político: Der Judenstaat (El Estado Judío).
Impactado por las reacciones antisemitas que había presenciado en París al comenzar el “Caso Dreyfus) el periodista y escritor de novelas Teodoro Herzl analiza la situación y llega a la conclusión que la única solución para el Pueblo Judío no era asimilarse a las sociedades en las que vivía, como había sostenido hasta ese momento, sino convertirse en una nación como el resto de las naciones, habitando un su propia patria, Der Judenstaat (El Estado Judío).
Si bien la propuesta de Herzl no es novedosa, ya unos años antes León Pinsker, encaró el problema de forma semejante, en el libro "Autoemancipación"; el texto Herzl, originalmente escrito en alemán e inmediatamente traducido a los principales idiomas que utilizaban los judíos, impactó en gran medida en la mayoría de las comunidades judías, en especial las de Europa oriental y central, generando las bases para que 19 meses después de su edición se efectuara el Primer Congreso Sionista, del 28 al 30 de agosto, en la ciudad de Basilea, que entre sus resoluciones creó el Movimiento Sionista.
En Der Judenstaat (El Estado Judío) Teodoro Herzl convirtió la búsqueda de una solución nacional al problema particular del pueblo judío en una cuestión debatida por la opinión pública mundial. En su obra resumió los retos a los que se enfrentaba el pueblo judío en la sociedad moderna y explicó la estructura de las organizaciones necesarias para que los judíos conformaran una sociedad en un territorio propio; afirmando ''Los judíos que lo quieran tendrán su Estado y lo merecerán (…) En los principales países donde prevalece el antisemitismo esto sucede como resultado de la emancipación de los judíos. Cuando las naciones civilizadas fueron conscientes de la inhumanidad de la legislación discriminatoria y nos emanciparon, nuestra emancipación llegó demasiado tarde. Ya no era posible derogar nuestras incapacidades por decreto en nuestros antiguos hogares”.
Herzl, luego de publicado su libro, buscó el apoyo a sus ideas de los dos principales judíos que en esos años buscaban una solución concreta para el antisemitismo, los Barones Hirsh y Montefiori y también de los miembros de la familia Rochild, quienes no aceptaron su proyecto, al igual que muchos de los dirigentes comunitarios, que consideraban lo planteado un utopía irrealizable, si bien sostenían e impulsaban el mejoramiento de las condiciones de vida de los judíos que decidían radicarse en Eretz Israel.
Debido a esa realidad, Herzl decidió buscar el apoyo de las masas judías que sufrían en carne propia el antisemitismo y la discriminación, y lo obtuvo, pues no sólo les planteaba la necesidad de un estado propio sino también la manera de lograr el reconocimiento político internacional y realizar el proceso migratorio, pues consideraba necesario establecer dos agencias: "La Sociedad de Judíos" y "La Compañía Judía”. La primera de ellas sería eminentemente política y tendría la autoridad necesaria para hablar y negociar, en nombre del pueblo judío, con los diversos gobiernos implicados. "La Compañía Judía", organizada según los modelos de las grandes asociaciones comerciales de la época, sería la encargada de ejecutar el proyecto atendiendo a los futuros emigrantes y organizando tanto sus traslados desde los países en donde residían hasta el territorio en que se establecería Der Judenstaat (El Estado Judío), como también la creación de las fuentes de trabajo necesarias para su sustento.
Pero Herzl no sólo fue el iniciador del movimiento de liberación nacional del pueblo judío, el Movimiento Sionista, sino que también soñó como sería el estado que se constituiría con el apoyo de las potencias mundiales del momento, exponiéndolo en un libro que editó en 1902, Altneuland (Vieja Tierra Nueva), una novela en donde describe que judíos y árabes se complementarían en el desarrollo de Eretz Israel, donde las empresas serían cooperativas que utilizarían los avances de la ciencia y la tecnología.

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