Israel, Tel Aviv. La ONU alertó este miércoles de que la crisis entre israelíes y palestinos podría terminar en “catástrofe”, poco antes de que se produjeran nuevos ataques con cuchillo en el territorio ocupado de Cisjordania.
Un palestino intentó apuñalar a un soldado israelí cerca de Hebrón (sur) en uno de esos ataques, antes de morir por disparos israelíes, indicaron la policía y el ejército.
Casi al mismo tiempo, otro palestino hirió levemente a una mujer israelí con un cuchillo, delante de un supermercado de Gush Etzion, una colonia judía situada entre Belén y Hebrón, dijo la policía, que detuvo al agresor.
El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, consideró este miércoles que la actual ola de violencia que azota los territorios palestinos e Israel es “extremadamente peligrosa”.
“La violencia entre palestinos e israelíes nos llevará a la catástrofe si no cesa de forma inmediata”, declaró Zeid, durante una reunión especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, a la que asistió el presidente palestino, Mahmud Abas.
Abas consideró, por su parte, que es “inútil perder el tiempo con negociaciones sólo por el placer de negociar” y avisó de que la violencia “podría aniquilar todas las esperanzas sobre una solución con dos Estados”.
El dirigente palestino pidió, además, a la ONU, que “establezca un régimen de protección internacional para el pueblo palestino, de forma inmediata”.
La actual escalada de violencia, que comenzó el 1 de octubre, se cobró la vida de 59 palestinos, un árabe israelí y nueve israelíes.
Abas acusó a Israel de llevar a cabo “ejecuciones extrajudiciales de civiles palestinos indefensos, (y de haber) guardado sus cadáveres, incluidos niños”.
Israel tomó varias medidas para tratar de evitar los ataques contra los judíos, entre ellas la de retener los cadáveres de los agresores palestinos.
Cientos de palestinos se manifestaron el jueves por la noche en Hebrón para pedir a las autoridades israelíes que les devuelvan “los cuerpos de los mártires”. Según ellos, Israel guarda los cadáveres de 25 agresores palestinos y de un árabe israelí.
“La familia del terrorista convierte su funeral en una muestra de apoyo al terrorismo y de incitación al asesinato y no podemos permitirlo”, declaró el ministro de Interior israelí, Gilad Erdan, a mediados de octubre.
Israel entierra a esos palestinos en cementerios reservados para los agresores, una decisión que enfurece a los musulmanes que tienen normas estrictas sobre la forma en que deben enterrarse los fallecidos.
La actual crisis estalló en un contexto de tensiones en torno a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.
Los palestinos temen que Israel trate de cambiar las reglas que rigen el lugar, que es sagrado para los musulmanes y los israelíes, a pesar de que el primer ministro Benjamin Netanyahu negó varias veces que tenga intención de hacerlo.
Las normas estipulan que los judíos pueden acceder a ciertas horas a la Explanada, pero no pueden rezar ahí, mientras que los musulmanes pueden entrar y rezar a cualquier hora, aunque son sometidos regularmente a restricciones de edad, u otras, impuestas por las autoridades israelíes.
En un intento de rebajar las tensiones, Israel y Jordania, que gestiona el lugar sagrado, acordaron el sábado la instalación de cámaras en la Explanada, pero volvieron a oponerse sobre quién debe colocarlas.
Un diputado árabe israelí echó más leña al fuego al visitar el recinto religioso, a pesar de que Netanyahu había prohibido que los parlamentarios acudieran al lugar.
“No corresponde a Israel decidir quién no tiene derecho a entrar en la Explanada”, declaró Basel Ghattas, un cristiano que forma parte de la Lista Árabe Unida.
“Pido a todos los diputados y a todas las personalidades públicas en general que se comporten de manera responsable, sobre todo en un momento como éste”, respondió Netanyahu.
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