jueves, 11 de junio de 2009

Del ayer al hoy en la crueldad.

EUDEBA y la Fundación Casa de Ana Frank de Holanda, acaban de publicar Testimonios para nunca más - de Ana Frank a nuestros días, cuyos autores, Héctor Shalom y Silvina Chemen trazan una línea de prolongación en tres categorías que se complementan. El holocausto, la dictadura militar en Argentina y las diversas variantes discriminatorias que sostenemos hoy día. Es imposible dimensionar los números que representan cifras como seis millones de muertos, treinta mil desaparecidos, o quinientos mil niños explotados económicamente. Únicamente la comprensión de un solo caso permite aproximarnos al mega-escándalo del ser humano perdido, azorado y perplejo. La historia de esta niña judía holandesa asesinada durante la Shoá, fue la que, como una caja de Pandora, permitió abrir la extensión del patético universo que el siglo XX presentaba, dejando marcada la huella de que el hombre puede ser capaz de soñar con alta complejidad estética, y con impulso destructivo vaciar de contenido ese mismo sueño.
Fue el nazismo el que condujo a la maldad a un límite insospechado, marcando un antes y un después en la historia. Según recientes estudios, los traumas de una guerra permanecen en siete generaciones, lo que indica una humanidad con la lamentable secuela de lo bélico impregnada en su propia identidad. Pasados 60 años, uno de los pocos mojones de racionalidad y espiritualidad que nos queda, es la humilde tarea de la enseñanza permanente en valores. El repaso de lo ocurrido resulta un modo de alerta. Y este libro, con cuidada comprensión didáctica, denuncia ciertos tópicos, como los prejuicios ante la discapacidad, el racismo y la islamofobia. Y de paso, en horas críticas, para quienes supuestamente nos consideramos desprejuiciados, hojear el libro es buen ejercicio para revisarnos a nosotros mismos y descubrir realmente en que lugar estamos ubicados.

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