jueves, 30 de abril de 2015

LEONARD COHEN-MILIN CULTURAL
 A principios de los ochenta, una leyenda del pop, Leonard Cohen, en un momento muy problemático, en la mitad de su vida, donde había perdido casi todos sus bienes, buscó inspiración en la Biblia, en la vieja historia del Pueblo Judío. Componer esa canción no le fue fácil. Golpeándose la cabeza por la frustración en la habitación de un hotel, Leonard Cohen borró unas 80 estrofas antes de finalmente lograr ese himno perfecto que es "Aleluya”. Y nadie lo hizo como él.
CBS Records rechazó el álbum. Después de un lanzamiento en 1984, "Aleluya"quedó colgado en el limbo durante una década hasta que los productores deShrek llamaron a Rufus Wainwright para que lo grabara para la banda sonora de la película (no se la pierdan!)
Cohen, después de haber sido estafado regresó a la actuación cantando"Aleluya", usando un sombrero marrón. De repente, "Aleluya" es bajada 100.000 veces al día y se convirtió en la canción pop más escuchada del Siglo XXI. En medio del clamor por su resurrección, pocos captaron el salto que Cohen había dado hacia el pasado. En las profundidades de la desesperación, había buscado el "acorde secreto / Que tocó David, y le agradó al Señor" a través de tres milenios de creación humana, apelando como un judío perdido, a un antepasado para recuperar el don primordial de la música.
Creo que sé dónde venía. Al crecer en un devoto y estudioso hogar de Londres, me di cuenta de los tabúes y las tensiones que prevalecían entre los judíos y la música. Aprendí, por ejemplo, que a los judíos los rabinos les prohibían cantar o tocar música por el luto de la destrucción del templo en el año 70 d.n.e, hasta que llegó Maimónides en el siglo XII. Sabía, también, que la voz de la mujer estaba proscripta por el Talmud como "desnudez" y que oír a una mujer cantar era equivalente a tener una relación sexual ilícita.Tan emocionante como pudo haberlo sido para mi mente de niño, el canto de las mujeres realmente era tabú. Tampoco se escucha música por siete sombrías semanas y mediadel año y en los días de duelo.
En el duelo, la música es lo primero que se excluye. Sin embargo, en medio de estas limitaciones, la música estaba en todas partes. En cualquier ocasión solemne o fiesta, alguien comenzaría una melodía. Siempre había alguien que cantaba en todas las comidas del shabat. Desde mi padre, que no tenía nada de oído, o mis hermanas mayores que cantaban las melodías que yo, en tres o cuatro años, aprendí a tocar de oído. La música era nuestro medio de unión. Sin música, recuerdo que pensé, ¿Cómo se puede ser judío?
Así que cuando me encargaron hacer una serie de tres programas sobre la música y los judíos para una radio, tomé la decisión de evitar los clichés populares de "música judía" - bandas klezmer, canciones de cuna en Ladino, etc. - y centrarme en algunas de las preguntas más importantes. ¿Cómo, por ejemplo, la música ha dado forma y carácter a la a historia de los judíos? ¿Cómo los judíos influyen en la música? Y la más importante de todas,¿la música puede definir la identidad personal y colectiva?
Empecé donde Cohen lo hizo, en busca del escurridizo rey David: poeta, músico, guerrero, depredador sexual y autor de un libro de salmos que forma la base de la devoción para judíos y cristianos por igual. Aunque no hay mucha evidencia de que David escribió todos o cualquiera de los 71 salmos que llevan su nombre, no podemos leerlos hoy sin tomar conciencia del mundo privado de este músico, su oído interno. Caminando sobre las murallas de Jerusalén, Yehoshua Engelman, un rabino nacido en Londres que se volvió psicoterapeuta y yo, discutimos el Salmo 51, uno sobre el sexo con Betsabé, aquel en el que canta Cohen: "tu fe era fuerte pero necesitabas pruebas / La viste bañarse en el techo / Su belleza y la luz de la luna te derrotaron ".
¿Cómo podía David, después de haber enviado un hombre a la muerte para poder quitarle su mujer, sentarse y escribir "Aleluya”? “Con mucha dificultad", explica Yehoshúa. "El Talmud nos dice que David fue castigado por su pecado.” ¿Cómo es eso? "Él fue privado de su música durante 10 años.” El tiempo se detiene en el muro de la ciudad de David. La lectura de Yehoshua del Salmo 51 es que David se volvió impotente musicalmente, y tal vez sexualmente, por la culpa, una idea que no existe hasta que Freud la inventa en Viena, en el Siglo XX. ¿Podía  la culpabilidad judía tener sus raíces en la música judía?
El compositor estadounidense Steve Reich llegó a Jerusalén en la década de 1970 en busca de sus raíces judías. Su epifanía llegó mientras escuchaba a los yemenitas cantando los Salmos. "Sólo tuve que cantar un verso [con ellos]", recuerda, "y una melodía me vino a la cabeza. ¿Qué es eso? Introdujo un nuevo tipo de escritura rítmica para mí, una idea específica de la combinaciónque antes no conocía. Reich considera su concierto sálmico, Tehilim, como su obra maestra, la cumbre de toda su vida.
Tehilim fueron las alabanzas a Dios que cantaban los cantores del templo. La búsqueda de su música perdida es una obsesión de dos milenios. En 1905, un cantor llamado Abraham Zvi Idelsohn llegó a Jerusalén desde Sudáfrica y comenzó a grabar las antiguas canciones en máquinas de hilo. La utilización de nuevas tecnologías aplicada a la musicología académica, permitió inferir que las formas del canto ritual de los judios del Yemen fueron los más parecidos a la música del templo. En la Fonoteca Nacional en Jerusalén, he oído los cilindros de Idelsohn y llegué a una conclusión más audaz - que los microtonos de los judíos yemenitas están en la raíz del canto gregoriano, y por lo tanto, de toda la música cristiana.
El potencial creativo de esta fuente es ilimitado. La música del Israel moderno es impulsado por cantantes yemenitas - Bracha Zefira, Shoshana Damari, Ofra Haza y Ahinoam Nini, conocida como Noa. Todas son mujeres, por lo tanto, silenciadas por el judaísmo y el islam. "Soy yemenita y soy judía", declara Noa, que cantó en el Festival de Eurovisión con una palestina, Mira Awad .
Las restricciones dan mucha fuerza y desarrollan la creatividad a alturas increíbles."En un apartamento de Tel Aviv, me encuentro con la antropólogo Tova Gamliel, una autoridad en los estudios sobre el duelo, y le pido que me demuestre cual es el sonido judío más antiguo conocido - los lamentos de las mujeres yemenitas. Afirma Gamliel que compone y canta de un modo visceral, que me conmueve profundamente. "El objetivo", explica, "es hacer llorar a la gente, para expresar la tristeza de un modo muy estético pero la canción tiene un texto -. La vida del difunto – y la canta

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