Es una mañana de finales de abril y el sol cae plomizo sobre los jardines del palacio presidencial de Ittihadiya, un oasis ahogado por el caos de El Cairo, Abdelfatah al Sisi se guarece de los primeros estragos del estío bajo una sombrilla plantada en mitad del pequeño vergel. El urdidor del golpe de Estado que desde julio de 2013 ha aplastado a los Hermanos Musulmanes y erradicado cualquier voz disidente usa el mismo tono suave, paternalista y próximo con el que llegó al poder hace un año en unos comicios huérfanos de rival.
En una entrevista exclusiva a EL MUNDO.es, la primera que concede a un medio en español y una de las contadas conversaciones con la prensa extranjera, el 'rais' del país más poblado del mundo árabe mide las palabras y se presenta como garantía de estabilidad. Prevenido por las filtraciones que han aflorado desde su 'manu militari', su séquito exige que la entrevista -en vísperas de su fugaz viaje oficial este jueves a Madrid- se desarrolle sin grabadora.
- Túnez, Egipto, Libia, Siria... Cuatro años después, la Primavera Árabe ha descarrilado. ¿Están los árabes preparados para la democracia?
- La democracia tal como la entendemos es la voluntad de la gente, la libertad de elegir. Efectivamente, hay libertad en Egipto y [la gente] está preparada para la democracia. Me imagino que no hay nadie en el mundo que no quiera tener libertad de elegir. Los árabes no somos una excepción.
- En unas semanas se cumplirá un año de su llegada a palacio. ¿Está hoy Egipto más cerca de la democracia? ¿Qué medidas concretas ha tomado usted para construir un sistema democrático?
- Egipto está más cerca ahora de la democracia porque existe una voluntad política para respetar la voluntad de la gente. Guardo amor y respeto por mi pueblo. La voluntad existe con mucha más fuerza. Los egipcios hicieron una elección democrática con Mursi. El 25 de enero de 2011 [fecha de inicio de las revueltas contra Mubarak] insistieron en recuperar su voluntad y por eso Mursi fue elegido pero después vieron la existencia de un peligro y rompieron con él. Los egipcios también pueden romper con Al Sisi si así lo desean. Si yo no hubiera intervenido, se habría producido una guerra civil entre la mayoría de la población y la minoría que respaldaba a Mursi. Nuestra hoja de ruta era clara para todos. Queríamos modificar la Constitución y el proceso político pero ellos optaron por la violencia.
- Usted venció en las elecciones con el 96,91% de los votos. ¿Cree que ese dato representa el sentir popular y los Hermanos son una minoría?
- Los Hermanos Musulmanes son, en realidad, una minoría. Los egipcios temen por el futuro de sus hijos y ahora están unidos para salvar a la patria. Es el momento de permanecer firmes y unidos. La prueba es lo que está pasando en Siria, Libia, Irak y Yemen. Cuando los países sucumben a la violencia, no pueden salvarse.
- P.- ¿Quién está detrás del autodenominado Estado Islámico (IS)?
- Hay una percepción errónea del IS por parte de la sociedad. Los grupos terroristas reciben ayuda bajo la ilusión de un Estado y un sistema. Se olvidan de que el mundo ha cambiado y el islam no es ajeno a ese cambio. No es sólo la religión sino también la necesidad de evolucionar. El islam tiene que progresar. Quienes apoyan al IS no tienen claro el peligro que representan. El IS usa la religión como una herramienta para alcanzar objetivos políticos y ha creado una fuerza incontrolable. Hay que hacer frente a esa realidad y tenemos que estar unidos porque esto afecta al Mediterráneo, a Europa y a todo el mundo. El mapa del terrorismo está creciendo y el esfuerzo que se está haciendo no es suficiente. No sólo es un esfuerzo militar y económico, también de discurso religioso. ¿Están ustedes dispuestos a colaborar?
- Recuerda a menudo que su país no participa en la coalición internacional que bombardea posiciones del IS en Siria e Irak porque libran su propia guerra contra el IS en el Sinaí. Sin embargo, su despliegue militar y la creación de una zona colchón en las inmediaciones de Gaza no han detenido las operaciones yihadistas. ¿Está el Sinaí fuera de control? ¿Cuántos yihadistas hay en el Sinaí?
- No acepto esa afirmación de que hay militantes del Estado Islámico en nuestro territorio. Hay elementos terroristas. Estamos trabajando para proteger a los inocentes y a los civiles. Tenemos hijos y familia allí. La imagen que ustedes poseen del Sinaí es equivocada. Existe terrorismo pero sólo concentrado en una zona aledaña a la franja de Gaza, en el norte del Sinaí, cuya extensión ronda los 40 o 50 kilómetros cuadrados. La península cuenta con 60.000 kilómetros cuadrados. En el sur del Sinaí celebramos la última cumbre de la Liga Árabe. El ejército está allí para proteger a los ciudadanos. Estados Unidos estuvo 10 años en Afganistán y sus tropas permanecieron en Irak desde 2003 hasta 2010. Y, sin embargo, se siguen cometiendo actos terroristas. ¿Y qué me dicen de Nigeria con Boko Haram?
- ¿Cuántos soldados hay desplegados en el Sinaí?
- No es un gran despliegue. Es un despliegue suficiente para hacer frente a los terroristas. Tenemos además problemas en la frontera occidental y con elementos terroristas en el interior del país. No hay que permitirles que aprovechen la situación para hacer propaganda de que están constituyendo un Estado y que dibujen una situación virtual que no se corresponde con la realidad.
- En enero abogó por una "revolución" del islam que purgara el discurso religioso de "ideas erróneas". ¿Cuáles son esas ideas? ¿Podría concretar las acciones que se deberían poner en marcha para combatir el yihadismo?
- La revolución que yo dirijo está a favor del islam. Pero las ideas están cambiando. Hay que proceder con destreza para armonizar la evolución de la religión y la sociedad. Tenemos que mutar porque hay ideas demasiado conservadoras que nos llevan a la colisión. Una de esas ideas es la del califato. En su momento el califa era un gobernante. Desde entonces la humanidad ha creado otros sistemas de elección. Es evidente que el califato clásico no se corresponde con los nuevos tiempos.
- ¿Usted plantea la separación del Estado y la religión?
- El pensamiento de la gente identifica el Estado laico con un Estado antirreligioso. Lo que yo planteo en mi discurso es que la religión tiene que ser dinámica. Eso no sucedió y ése es el principal motivo de los problemas en nuestra región. Los musulmanes tenemos que hacer una pausa y reflexionar sobre la relación entre la religión y el Estado. Miren la situación en la que se halla la mayoría de los países musulmanes y verán que todos están haciendo frente al mismo problema. La religión verdadera nunca impide la evolución del ser humano y jamás permite el terrorismo. La religión es vida, no destrucción.
- ¿Cree que Egipto recuperará la estabilidad sin integrar a aquella parte de la población que simpatiza con el islam político y que hoy está totalmente alienada?
- El tiempo va a confirmar a los simpatizantes de los Hermanos Musulmanes que la convivencia es posible. No vamos a luchar con la gente por sus ideas pero deben saber que nosotros no comulgamos con ellas. Si quieren votar defendiendo su ideario pueden hacerlo, pero sin imponerlas a las demás y aceptando el proceso político, el traspaso de poder y la libertad de elección. No lo han hecho hasta ahora pero han empezado a entenderlo. El pueblo está irritado con los Hermanos Musulmanes. Escuchen lo que se dice en la calle. Los egipcios me consideran una persona muy abierta; que no se altera. Me exigen que sea más violento con los Hermanos pero yo utilizo como herramienta la justicia y el Estado. Sólo se puede usar la violencia contra quienes recurren a ella primero.
- Desde 2013 Egipto ha ilegalizado a los Hermanos Musulmanes, que vencieron en todas las elecciones democráticas celebradas desde el ocaso de Mubarak; los ha perseguido, encarcelado, reprimido sus protestas y silenciado sus medios de comunicación. Es la estrategia que adoptó Naser en los años 50 pero no sirvió para acabar con su base social ni erradicarles. ¿Por qué tendría que funcionar ahora esta misma receta?
- Lo que ha sucedido necesita una mirada abierta y una visión aguda. Naser les trató con violencia y no les dio opción. Mubarak hizo una conciliación y les permitió desempeñar un papel político. Por eso hubo un apoyo popular a los Hermanos Musulmanes. Ahora el escenario es diferente: quien los ha rechazado es el pueblo. Ése es un cambio estratégico en el mundo islámico. La gente ha tomado conciencia de que el islam se ha usado como herramienta de control del Estado. Y lo digo yo, que soy musulmán. La mayoría está en contra de esa máxima.
- Usted insiste en que la Hermandad es lo mismo que Al Qaeda y el Estado Islámico...
- No se preocupen por los nombres. Es un pensamiento erróneo identificar a las dos organizaciones. En lo que coinciden es en que utilizan unas ideas que incitan a la violencia.
- Sin embargo, aparte de sus socios en el Golfo Pérsico, en casi dos años de discurso vinculando a los Hermanos con el terrorismo no ha conseguido convencer ni a Estados Unidos ni a la Unión Europea. De hecho, los Hermanos Musulmanes siguen operando legalmente desde su oficina en Londres... ¿No cree que su estrategia para convencerles ha fracasado?
- Estimo que los europeos tienen que conciliar muchos factores y quizás necesiten más tiempo para entender lo que sucede en Egipto. En los países europeos hay comunidades musulmanas y elementos en ellas que simpatizan con los Hermanos Musulmanes. La seguridad es su prioridad y entiendo perfectamente su postura [hacia los Hermanos]. Si este Estado se derrumba, la región irá al desastre y Europa sufrirá un daño terrible. Egipto no es ni Irak ni Siria ni Yemen, países que tienen más de 20 millones de habitantes cada uno. Nosotros somos 90 millones.
- ¿Se arrepiente de algo?
- [Se detiene unos segundos y medita la respuesta] Hago todo lo que puedo hacer para proteger a los egipcios. Intento no llegar a situaciones de las que pueda arrepentirme. Lo hago todo por mi pueblo. Contenerme es lo fundamental porque la opinión pública me pide algo diferente. Después de la ejecución de los 20 cristianos egipcios en Libia [difundida en vídeo por el IS a mediados de febrero] nuestra respuesta fue calculada y medida. Una decisión razonada. Pero los egipcios nos pedían más.
- En los últimos años ha crecido la emigración de los cristianos egipcios por diversas razones [las trabas de la administración, los ataques sectarios o el desamparo policial, entre otros]. ¿Está usted dispuesto a proteger a la minoría cristiana y a eliminar los obstáculos relativos a la construcción de iglesias?
- Me gustaría aclarar algo esencial: en Egipto no existe una minoría cristiana. El término "minoría" no se emplea en nuestra sociedad para referirse a una minoría numérica porque connota una especie de discriminación contra quienes abrazan un credo determinado o pertenecen a otra etnia. Por consiguiente, digo que los cristianos son ciudadanos egipcios que tienen todos los derechos y todas las obligaciones hacia la patria. El nuevo Egipto está muy interesado en enviar un mensaje a la humanidad que exprese los valores de la participación, la justicia, la cooperación y la tolerancia hacia el otro. Son los valores promulgados y recomendados por el islam. Por otro lado, un número importante de coptos optó por emigrar en los dos últimos años porque el sistema gobernante en aquel momento tenía tendencias extremistas y violentas y no reconocía el diálogo como puente de entendimiento. No admitía al otro sino que entraba en un choque frontal contra quienes no compartían su misma ideología o no profesaban el islam. Creo que todos los egipcios, cristianos y musulmanes, sufrieron los aspectos negativos producidos por este tipo de pensamiento que no distingue entre cristiano y musulmán. En lo relativo a la construcción de lugares de culto, es algo que corresponde a una ley que actualmente es un anteproyecto para regular la edificación tanto de templos cristianos como musulmanes. El Estado considera que este proyecto posee una notable relevancia espiritual que necesita un debate parlamentario con el fin de acreditarlo de modo definitivo.
- Si usted dejara de ser presidente, ¿aumentará el peligro del yihadismo?
- No hablemos de mí. Hablemos del Estado egipcio. Se trata de apoyar al Estado egipcio y no a Al Sisi. Hay que respaldar a Egipto desde el punto de vista cultural, político y económico.
- Con los Hermanos Musulmanes en el poder, ¿la amenaza del yihadismo crecería para Europa?
- El peligro sería mucho mayor de lo que se imagina si los Hermanos Musulmanes volvieran a gobernar Egipto. Libia, Siria, Mali, Chad, Etiopía y la península Arábiga... Todo iría a la deriva. Ustedes pueden luchar contra ejércitos regulares pero no contra grupos armados, como hacemos nosotros.
- La represión no solo ha ahogado a los islamistas sino también a los activistas laicos, liberales e izquierdistas. Como Alaa Abdelfatah, Ahmed Maher, Ahmed Duma o Mohamed Adel... [algunos de los iconos juveniles de las revueltas que hoy cumplen penas de prisión por participar en manifestaciones]. ¿Estaría dispuesto a concederles un indulto?
- Eso le corresponde a la Justicia. Tengo ante mí una difícil ecuación: mi labor es mantener la vida y la seguridad de 90 millones de egipcios o el caos. Si dejo que la gente haga lo que quiera, ¿Europa pagará los sueldos a los egipcios? Si Europa lo acepta y asume el gasto, de acuerdo, que los 90 millones se manifiesten. Tiene que ser un proceso organizado por una ley que garantice las protestas pero que no las impida. Y es una norma que ya existe. El fiscal general ha indultado a más de 300 personas en los últimos tres meses. No me enjuicien desde sus propias ideas sin tener en cuenta la realidad sobre el terreno.
- Desde el derrocamiento de Mursi la represión se ha cobrado cientos de vidas. Miles de personas han sido encarceladas. Egipto ha vivido desde 2013 los años más sangrientos de su historia reciente. ¿Se arrepiente de haber liderado la represión?
- Me habría gustado que no hubiera habido violencia. Comparen las cifras de Egipto con las de Irak y Siria.
- ¿Es partidario de volver a juzgar a Mubarak o apuesta por excarcelarlo y cancelar cualquier ajuste de cuentas?
- El fiscal general ha reabierto su causa. Tendrá la última palabra.
- Hace unos días Mohamed Mursi fue condenado a 20 años de cárcel y afronta otras cinco causas que podrían costarle la pena capital. ¿Cuál cree que es su destino más probable? ¿Acabará en la horca?
- No puedo hablar sobre Mursi. Depende de la Justicia.
- Las elecciones parlamentarias son la última fase de su hoja de ruta pero los litigios judiciales han aplazado sine die su celebración, prevista inicialmente para el pasado marzo. ¿Está en disposición de adelantarnos la fecha en la que se iniciará el proceso?
- Queríamos iniciarlas en marzo pero el proceso se ha paralizado por los recursos de inconstitucionalidad presentados contra la ley por algunos ciudadanos. Estamos hablando con los partidos políticos. Doy mi palabra de que se celebrarán antes de finalizar el año.
- Los ataques aéreos iniciados hace un mes en Yemen no han logrado el repliegue de los hutíes. ¿Enviará Egipto tropas como le pide Arabia Saudí?
- Arabia Saudí no nos ha pedido que enviemos tropas terrestres. Vamos hacia una solución política porque lo que no queremos es complicar la situación más de lo que ya está.
- ¿Le parece bien el acuerdo entre Irán y Estados Unidos?
- [Se detiene y medita la respuesta] Lo que pedimos es que no afecte a la seguridad árabe y que no afecte a nuestros hermanos de la Península Arábiga.
- .- ¿Le preocupa que el acuerdo nuclear alcanzado por Irán y Occidente sirva a Teherán para aumentar su influencia en la región?
- Por eso lo digo. Puede aumentar la influencia de Irán en la zona y quedar afectada la seguridad árabe.
- Entonces Egipto comparte con Israel la misma inquietud por el fin de la sanciones contra Irán...
- Me preocupa la seguridad de la zona. Ya tenemos suficientes problemas como para crear otros nuevos.
- Se suele mostrar preocupado por el caos de la vecina Libia. ¿Un acuerdo político como el que impulsa la ONU puede pacificar el país?
- Estoy a favor del acuerdo político pero hay que reforzar el ejército, el Gobierno y el Parlamento legítimos.
- Cuatro años después, ¿fue un error que Occidente apoyara el ocaso de Muamar Gadafi?
- El error fue no haber desarmado a las milicias y haber recuperado las instituciones. Liberamos a los libios de Gadafi pero les dejamos bajo el terror de las milicias. Y ahora sufren la presión de los milicianos.
- Bashar Asad ha sobrevivido con el apoyo de Irán y Rusia a cuatro años de guerra civil. En estos momentos, ¿se imagina una Siria sin Bashar Asad?
- Me imagino una Siria sin la presión de los grupos armados. Lo que más me interesa es la estabilidad y el Estado sirio y deshacernos de las milicias armadas. Pero hay otro interrogante vital: ¿Quién va a reconstruir la Siria destruida? ¿O la vamos a dejar a la deriva? Siria necesita miles de millones de dólares.
- ¿Esa estabilidad la garantiza Asad?
- No hablo de personas sino del Estado sirio.
- .- Su Gobierno ha sido muy beligerante con Hamas, declarado "organización terrorista" por la Justicia egipcia. A su juicio, ¿Hamas es un obstáculo para las aspiraciones palestinas?
- Lo que tiene que haber es un acuerdo de paz entre Israel y Palestina. Si lo hubiera, cambiaría la situación para los próximos 100 años. Sadat lo pronosticó y fue valiente y responsable al apostar por la paz. El tiempo nos confirma que su decisión fue acertada. Hay que apoyar un acuerdo de paz que garantice la seguridad del Estado palestino y de Israel.
- No ha respondido a su percepción sobre el riesgo de Hamas...
- .- La creación de dos estados es la llave. El resto son trámites. La seguridad entre Israel y Palestina debe ser garantizada gradualmente hasta consolidar una paz plena como la que hoy impera entre Israel y Egipto. Una de las razones que alimentan el terrorismo es el conflicto palestino.
- ¿Qué persigue y qué espera con su visita a España?
- Creemos en la geografía y el territorio. Estamos hablando del Mediterráneo. Pertenecemos a culturas diferentes pero compartimos sur y norte del Mediterráneo. Queremos que España sea un puente hacia Europa. Tiene que haber comprensión mutua. Deseamos que haya mayor cooperación económica y que se produzca un espaldarazo. Somos un mercado de 90 millones y además tenemos posibilidades de convertirnos en la puerta hacia África. Necesitamos más cooperación en enseñanza y cultura y pretendemos que haya más inversiones españolas en Egipto.
- Resulta un tanto paradójica su invitación cuando las dos mayores inversiones empresariales españolas en Egipto han acudido al arbitraje internacional por las trabas del Estado egipcio...
- Estamos haciendo todo lo posible para solucionar los problemas. Tenemos que buscar una solución. Lo que quiero que tengan claro es que trabajamos con seriedad a favor de ambas partes y con el objetivo de evitar que se llegue a los tribunales. La delicada situación económica afectó a muchos sectores.
- En uno de los conflictos, el que afecta a Unión Fenosa Gas, su planta lleva parada desde diciembre de 2012 por la interrupción del suministro de gas. La opción que propone la empresa es importar gas natural desde el vecino Israel pero necesita la luz verde del Gobierno...
- [Reflexiona durante unos segundos] No le puedo dar una respuesta. Solo puedo decirle que estamos interesados en cooperar con todo el mundo. Lo estamos intentado arreglar.
- De ministro de Defensa a presidente, ¿cómo ha cambiado su vida?
- No ocultaré que el cambio ha sido duro pero lo hice para proteger a mi país. No pesa del mismo modo la vida de una nación y la de una familia. Egipto y sus 90 millones son más importantes. De todas maneras, el sacrificio que hago por mi patria siempre es poco.
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