jueves, 4 de abril de 2013

Egipto y la libertad de expresión Qué revela el arresto del popular cómico Bassem Yusef

La profunda y creciente crisis en la que está sumido Egipto está dejando al descubierto hasta dónde el país está lejos de ser una democracia. En estos días ha quedado en claro que la libertad de expresión es un bien escaso - si es que existe - bajo el gobierno de los Hermanos Musulmanes. Egipto continúa sumido en una crisis económica, social y política. Falta de alimentos, desocupación, inseguridad, ataques constantes contra las mujeres y hasta el envenenamiento masivo de estudiantes en la universidad, son algunos de los problemas que enfrenta el gobierno del presidente Mohamed Morsi. En este contexto, Morsi y su gobierno han aumentado considerablemente la presión sobre los medios de comunicación, y la censura sobre quienes se atreven a criticar al gobierno. La libertad de expresión, una bandera que el Partido Libertad y Justicia de los Hermanos Musulmanes esgrimió para llevar a Morsi a la presidencia, parece haber quedado en el olvido. De la comicidad a la justicia La política oficial de represión a la libertad de expresión ha quedado en evidencia con la persecución de la que es objeto el popular cómico Bassem Yusef, quien ahora enfrenta cargos ante la justicia por "ofender al presidente Morsi, menospreciar al Islam y difundir noticias falsas". Yusef es cardiólogo, cirujano, pero además tiene su propio programa semanal de televisión, "Al Barnamay" (El programa), en el que trata la realidad nacional con un sentido del humor sarcástico y satírico. Después que la justicia dictara una orden de arresto contra él, Yusef compareció ante el fiscal del Estado – quien fuera designado recientemente por el presidente Morsi – quien le concedió la libertad bajo fianza de 15.000 libras (unos 2.200 dólares). No se conoce por el momento cómo continuará la historia, pero en el ámbito judicial nadie espera que baje la presión sobre el cómico. El gobierno de Morsi ha intentado defenderse alegando que la justicia es independiente y que no fue el gobierno quien denunció a Bassem Yusef, sino "individuos", de quienes no suministró más detalles. Entre otras cuestiones, Yusef se burla del presidente Morsi, imita sus gestos y se ríe de sus momentos bochornosos. La sátira política de Yusef es, además una expresión de protesta popular contra la situación actual del país y del rechazo a los islamistas extremistas y algunas de sus teorías. “Nosotros no somos quienes insultamos la religión. Lo único que hacemos es exponer los canales en los que han utilizado la religión, dañándola más que nadie. Si hay alguien que ha insultado la religión es quien usa el Islam con objetivos políticos”, dijo Yusef a un canal de televisión. Estados Unidos interviene El caso del arresto de Bassem Yusef ha provocado una disputa entre el gobierno egipcio y la Casa Blanca. La portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Victoria Nuland, habló sobre el asunto y señaló "una preocupante tendencia" de crecientes restricciones de la libertad de expresión. "No parece que aquí haya una aplicación imparcial de la justicia", dijo Nuland , especialmente si se la compara con la lentitud de la justicia para investigar la brutalidad policial y los ataques a manifestantes anti-Morsi y a periodistas. La Hermandad Musulmana calificó estos comentarios de "flagrante injerencia" en asuntos estrictamente internos de Egipto. Pero lo que más molestó a Morsi y su gobierno fue un twitter de la Embajada de Estados Unidos en El Cairo en el cual se incluyó un link al episodio del lunes del programa "The Daily Show", en el cual el conductor John Stewart salió en defensa de Yusef y criticó al presidente egipcio, asegurando que el procesamiento del cómico es un acto antidemocrático. El presidente egipcio respondió, también en Twitter, asegurando que "es inapropiado que una misión diplomática participe en semejante propaganda política negativa". La detención y el rating Como suele suceder en estos casos, la detención del famoso cómico no hizo más que aumentar su popularidad. Yusef se presentó en el juzgado rodeado por simpatizantes y guardaespaladas y con un gran sombrero sobre su cabeza, muy parecido al que no hace mucho le pusieron al presidente Morsi cuando le entregaron el título doctor honoris causa en una universidad en Pakistán. Tras declarar durante más de cinco horas, Bassem Yusef se retiró del juzgado y dijo: “Los oficiales de policía y los magistrados de la oficina del fiscal general quieren fotografiarse conmigo. ¿Será por eso que me citaron?”