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martes, 13 de agosto de 2013
Con el señuelo de clases de religión, Irán busca reclutar latinoamericanos
Por Joby Warrick
The Washington Post
El estudiante mexicano de Derecho e sorprendió de cuán fácil era ingresar, hace dos años, a Irán. Simplemente preguntando acerca del Islam en una fiesta, logró atraer el interés de un importante diplomático iraní en México. Unos meses más tarde, tenía un boleto de avión y una beca para una misteriosa escuela en Irán, como invitado de la República Islámica. Luego, fue el inicio de clases y, una segunda sorpresa: Había docenas de otros iguales a él. “Había 25 o 30 de nosotros en mi clase, todos de América Latina”, recordó el estudiante, quien sólo tenía 19 años cuando llegó al pequeño instituto que se definía como “madrasa” o escuela religiosa islámica para hispanos. “Conocí colombianos, venezolanos, y muchos argentinos”. Muchos eran nuevos musulmanes conversos, dijo, y todos se encontraban en un curso de inmersión, en perfecto español, en lo que describía como “anti-americanismo e Islam”.
El estudiante, cuyo nombre de pila es Carlos, pero que habló bajo condición que su nombre completo no sea revelado, volvió a su casa tres meses más tarde. Pero, su breve aventura iraní, representa una entrada – por parte de Irán - a un inusual programa de divulgación que tiene, como objetivos, a adultos jóvenes de países al sur de la frontera de Estados Unidos. En los últimos años, el programa trajo a cientos de latinoamericanos a Irán para una instrucción intensiva, en español, sobre religión y cultura iraní, en gran parte supervisado por un hombre que es buscado internacionalmente por cargos de terrorismo (de acuerdo a funcionarios y expertos americanos). Describen el programa como parte de un esfuerzo mayor, por parte de Irán, de expandir su influencia en el hemisferio occidental, construyendo una red de adeptos y aliados en el patio trasero de América. La iniciativa incluye no sólo el reclutamiento de estudiantes extranjeros para estudios especiales en Irán, sino la divulgación directa en países latinos, a través de la construcción de mezquitas y centros culturales y, desde el año pasado, una nueva red de televisión por cable que transmite programas iraníes en español.
Expertos regionales dicen que esas iniciativas “de poder blando” son principalmente políticas, con la intención particular de fortalecer la postura de Teherán en países como Venezuela y Ecuador, que comparten visiones similares anti-americanas. Pero, en algunos casos, los funcionarios iraníes buscaron reclutar latinoamericanos para espionaje e, incluso, hackear operaciones con objetivos sobre sistemas de computación de Estados Unidos, de acuerdo a funcionarios de inteligencia y agentes de seguridad latinoamericanos y de Estados Unidos.
Un informe, publicado en mayo, por parte de un fiscal argentino citó evidencia de “redes de inteligencia clandestina local”, organizadas por Irán en diversos países de Sudamérica. El documento acusaba a Teherán de utilizar programas, religiosos y culturales, como pretexto para crear “capacidad para brindar apoyo logístico, económico y operativo a atentados terroristas decididos por el régimen islámico”.
Señalado en el informe como clérigo iraní y funcionario del gobierno, Mohsen Rabbani, que lleva a cabo varios programas en Irán para estudiantes latinoamericanos, incluyendo el que participara Carlos. Ex agregado cultural en Buenos Aires, Rabbani fue acusado por Argentina de colaborar en 1994, en el atentado contra el Centro de la Comunidad Judía en esa ciudad, que asesinara a 85 personas; el atentado terrorista más sangriento del país.
Irán rechazó las imputaciones y trató de desestimar al fiscal argentino como “sionista”. Rabbani negó todo rol en el atentado o cualquier otra operación terrorista.
Pero Rabbani no ocultó su interés de atraer a jóvenes latinoamericanos que admiran la fuerte resistencia de Irán contra Occidente. Un informe para el Congreso, por parte de la Consultora IBI, una compañía de investigación con sede en Washington que asesora a agencias gubernamentales de Estados Unidos sobre terrorismo latinoamericano y redes de tráfico de drogas, estimó que más de 1.000 personas de la región experimentaron ese tipo de entrenamiento, en su mayoría bajo supervisión de Rabbani, en Irán desde el 2007.
Sólo unos pocos graduados hablaron, en publico, sobre su instrucción iraní. Uno de ellos es Carlos, que quedó deslumbrado por la efectividad de un programa que aislaba a un pequeño grupo de estudiantes extranjeros y los sometía a semanas de adoctrinamiento teológico y político. Recordó cómo algunos de sus compañeros, que parecían ser meramente curiosos acerca de Irán y su religión, terminaron su estudio como discípulos comprometidos.“Algunos de ellos”, dijo, “ los llamaría locos-obsesionados”.
Una invitación amistosa
¿Qué es lo que vieron los iraníes en Carlos? No queda claro, tampoco para él. Cuando conoció al primer funcionario del gobierno iraní, durante una recepción de la embajada en 2010, no hablaba farsi y sabía muy poco sobre el país o su religión, más allá de lo que vio en la televisión. En aquel tiempo de la fiesta del diplomático, Carlos se inscribió, como estudiante de primer año, en el programa de Derecho de la Universidad Autónoma Nacional de México. Armándose de coraje, se presentó ante Mohammad Ghadiri, embajador iraní, y expresó que estaba interesado en aprender sobre el Islam. El diplomático fue cálido y amable, y los dos continuaron la conversación por teléfono, al día siguiente.
“¿Por qué no pasas por la embajada?”, preguntó Ghadiri, según el relato de Carlos.
En la misión iraní, Ghadiri mencionó un curso especial en Irán que se había organizado para estudiantes universitarios de América Latina, justo como Carlos. Si estaba interesado, los iraníes pagarían todos los gastos, dijo el embajador. Podía anotarse para las clases del siguiente semestre, por unos meses. Carlos lo pensó por poco tiempo y aceptó ir.
“Estaba asustado, pero se hacían cargo de todo”, dijo Carlos acerca del inicio de esta extraña odisea hacia un país del cual sabía muy poco. Su patrocinador iraní, recordaba, “simplemente parecía una persona agradable, que quería ayudarme a que aprenda sobre su país”.
El alto joven nativo de la Ciudad de México, ahora con 21 años, describió su encuentro durante una entrevista en una ciudad costera al Oeste, su residencia temporaria, mientras esperaba la decisión sobre una solicitud de asilo a los Estados Unidos. The Washington Post aceptó no revelar algunos datos sobre su identidad, incluyendo su nombre completo, por su temor a que funcionarios iraníes pudieran intentar tomar represalias por su cuenta.
Después del encuentro en la embajada, las cosas ocurrieron tan rápido que, Carlos, apenas tuvo tiempo de considerar qué es lo que estaba haciendo, recordaba más tarde. Se les daba a los jóvenes boletos de avión y una carta de recomendación para la escuela iraní donde cursarían, el Instituto Cultural de Pensamiento Oriental, en la antigua ciudad de Qom.
Acerca del director del Instituto no sabía nada, ya que nunca escuchó hablar sobre Rabbani o sus supuestos lazos con el terrorismo en Argentina u otro lugar. Más tarde, conocería al ex agregado cultural en la escuela, y se enteraría sobre su importancia por los programas de televisión iraní y los sitios Web, donde Rabbani es un incansable partidario de exportar la revolución islámica iraní hacia el mundo de habla española.
Además de los centros de entrenamiento que dirige, Rabbani ayudó al inicio de la página Web más grande de Irán en idioma español, y a lanzar HispanTV; red de cable que transmite programas iraníes y comentarios en español. Rabbani se jactaría, en una entrevista en 2011, de haber destrozado “el mito americano”, al colaborar en conducir la opinión latinoamericana lejos de Occidente y hacia la visión de Irán del Islam revolucionario.
Blanco de Sospecha
Luego de aterrizar en el aeropuerto de Teherán, Carlos fue, de inmediato, contactado por un acompañante que hablaba español y un conductor que lo llevó a Qom, el centro del estudio teológico shi’ita, durante más de medio milenio. Allí se encontró rodeado de estudiantes de habla española, que representaban prácticamente a todos los países del hemisferio occidental. Todos vivían, comían y estudiaban juntos durante tres meses bajo un riguroso programa que, en raras ocasiones, les permitía socializar o mezclarse con estudiantes de una escuela paralela para conversos europeos en un edificio vecino, comentó Carlos. Describió a sus compañeros como intensos, serios y aparentemente a merced de los maestros religiosos de la escuela.
“Todas las clases eran, en apariencia, religiosas, pero los maestros interponían la política todo el tiempo”, dijo Carlos. “Si el tema era economía, el mensaje era acerca de cómo los Estados Unidos manipulaban la economía para su propio beneficio”.
Según el relato de Carlos, el equipo iraní del Instituto comenzaba a ver al joven mexicano con creciente sospecha. En marzo de 2011, las autoridades de la escuela se apoderaron de cámaras y grabadoras que, Carlos, trajo con él y lo acusaron de ser un espía. Carlos abandonó la escuela una noche, y se dirigió a la embajada mexicana en Teherán, donde buscó la protección de su gobierno.
Eventualmente, le fue permitido regresar a México, pero los funcionarios iraníes en aquel momento, y durante los meses posteriores, dieron a entender que no habían terminado con Carlos. Más tarde, ese mismo año, Ghadiri, ex embajador iraní en México, dijo a un periodista durante una entrevista en idioma español que su gobierno hizo un seguimiento del paradero del joven mexicano. “Tengo información”, dijo Ghadiri al periodista.
La amplia divulgación de Irán
Aunque presenció el diario bombardeo de mensajes anti-americanos, Carlos dijo que no observó intentos manifiestos de reclutar estudiantes para cualquier otra cosa que no sea el estudio. Los funcionarios iraníes insistieron en que no había ninguno.
De hecho, los funcionarios son abiertos respecto a sus continuos esfuerzos de atraer a jóvenes extranjeros a través de programas como el Instituto Cultural de Pensamiento Oriental. Cada año, el Departamento de Estado destina millones de dólares en viajes oficiales, patrocinados por los Estados Unidos para estudiantes extranjeros, así como periodistas emergentes, políticos y líderes cívicos. “El intercambio cultural y académico es una práctica normal entre países, e Irán como país que goza de un destacado número de instituciones científicas y culturales de alto nivel, no es la excepción”, dijo Ali Miryousefi, vocero de la misión diplomática iraní ante Naciones Unidas en Nueva York. “Irán, como Estados Unidos y muchos otros países, recibe cada año a cientos de estudiantes de África, Asia y otras regiones”.
Pero, para algunos funcionarios de Estados Unidos, la preocupación es que este incremento en el reclutamiento está vinculado a un mayor esfuerzo por atraer no sólo a individuos, sino a países. Irán ya duplicó el número de embajadas en América Latina desde el 2005 – de 5 a 11 – mientras está construyendo 17 centros culturales y numerosas mezquitas a lo largo de la región. Su red HispanTV transmite, a diario, hacia millones de familias hispanoparlantes, con programas como series dramáticas que brindan una perspectiva islámica a la historia cristiana de María, la madre de Jesús.
“Irán está reforzando su mensaje estratégico a toda la región”, dijo Ilan Berman, Vicepresidente del Consejo de Política Exterior Americana, con sede en Washington, durante una audiencia parlamentaria. El mensaje prevalente es “que promueve su propia ideología e influencia a expensas de los Estados Unidos”.
No todos esos mensajes logran introducirse. Algunas de las insinuaciones de Irán en la región fue rechazadas, con firmeza, por gobiernos latinoamericanos que consideran el mínimo beneficio de intimar con Teherán, un poder económico relativamente débil considerado por la mayoría de los países occidentales como un paria por patrocinar el terrorismo y su controversial programa nuclear.
El Departamento de Estado reconoció, en un informe del mes pasado, que Irán “incrementó su divulgación” hacia América Latina en los últimos años, pero también concluyó que la influencia total de Irán en la región está “menguando”. Sean cuales fueren las intenciones de Teherán, los diplomáticos de Estados Unidos y expertos regionales dijeron, que los clérigos dominantes de Irán están perdiendo influencia a causa de una economía severamente debilitada y reiterados traspiés de política exterior, como una ayuda prometedora que nunca llega. Incluso la audiencia televisiva de HispanTV y su drama de “Santa María” terminan siendo pequeños, agregaron.
“No tengo nada”
Carlos, quien se inquietó y alteró por los comentarios iraníes sobre que lo estaban observando, quedó cada vez más atemorizado luego de una serie de incidentes en los que, según él, Carlos y sus amigos fueron seguidos por hombres reconocidos de la embajada iraní. En una ocasión, unos extranjeros, con rasgos de Medio Oriente, preguntaron por Carlos en la casa de sus padres. Luego de que las autoridades locales en México desestimaran su preocupación, Carlos viajó a los Estados Unidos en el 2012 para presentar una solicitud de asilo.
Carlos dijo que cuenta con poco dinero y ralas perspectivas en Estados Unidos y, en ocasiones, pasó hambre, pero tiene demasiado miedo como para regresar a su casa. De sus tres meses en Irán poco queda, dice, además de malos recuerdos y una visa iraní en su pasaporte, sellado con las fechas de arribo y partida de un viaje que le cambió la vida.
“Alguna vez tuve un futuro brillante en México, pero aquí debo comenzar todo de nuevo, y no tengo nada”, dijo. “Desde el día en que regresé, las cosas nunca volvieron a ser las mismas”.
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