martes, 27 de agosto de 2013
Médicos en Israel atienden a heridos Sirios
A través de la frontera prohibida, los médicos en Israel atienden, en silencio, a los heridos de Siria
Por Isabel Kershner
The New York Times
Agosto, 2013
Nahariya, Israel – La niña de 3 años lloraba: “Mamá, mamá” una y otra vez, mientras un extraño la mecía y trataba de calmarla. Había sido traída desde Siria al hospital estatal en la ciudad al norte de Israel hace cinco días. Su rostro se ennegreció por lo que los médicos dicen que fue una bomba casera o incendiaria.
En la cama siguiente, una niña de 12 años, se encuentra en un sueño profundo. Llegó a la Unidad de Cuidados Pediátricos Intensivos con una severa herida en el estómago (ya había sido operada en Siria), y una perforación en la espalda.
Otra niña, de 13 años, se encuentra aquí desde hace más de un mes recuperándose de heridas que requerían de cirugía compleja en rostro, brazo y pierna. Ella y su hermano, de 9, habían ido al supermercado en su aldea cuando se estrelló un proyectil. Su hermano murió durante el ataque.
Mientras la lucha entre las fuerzas del gobierno sirio y los rebeldes se incrementó en los últimos meses en áreas cercanas a las Alturas del Golán controladas por Israel, un gran número de heridos sirios fueron discretamente animados, a través de la hostil frontera, con un tratamiento que, con frecuencia, salva vidas en Israel, un país enemigo.
La mayoría son hombres entre 20 a 30 años, muchos con heridas de bala que presuntamente estuvieron involucrados en la lucha. Pero, durante las últimas semanas, hubo más civiles con heridas de explosión, entre ellos mujeres y niños que llegaron solos y traumatizados.
Israel declaró, en repetidas oportunidades, una política de no-intervención en la guerra civil siria, además de su preparación para atacar las reservas de armas de avanzada, las que considera una amenaza a su seguridad. Los funcionarios dejaron en claro que, Israel, no abriría su frontera fortificada para la entrada de refugiados, como lo hicieron Turquía y Jordania, dado que Israel y Siria permanecen oficialmente en estado de guerra.
Pero las autoridades israelíes aprobaron esa pequeña respuesta humanitaria, de bajo perfil, frente a la tragedia que tiene lugar en Siria, equilibrando décadas de hostilidad con las demandas de proximidad y vecindad.
“La mayoría llega inconsciente, con heridas en la cabeza”, dijo el Dr. Masad Barhoum, Director General del Hospital de Galilea Occidental aquí, en Nahariya, sobre la costa mediterránea a unos 10 kilómetros al sur de la frontera libanesa. “Despiertan después de varios días o cuando sea, y escuchan un idioma extraño y ven gente extraña”, dijo. “Si pueden hablar, la primera pregunta es: “¿Dónde estoy?”. Y agregó, “Estoy seguro que hay un shock inicial cuando escuchan que están en Israel”.
La identidad de los pacientes está cuidadosamente protegida de modo que no se encuentren en peligro cuando regresen a Siria. Los soldados están sentados, afuera de las salas, para protegerlos de posibles amenazas y periodistas entrometidos. Pero los médicos garantizaron el acceso a los niños en la Sala de Cuidados Intensivos, bajo la condición que no se publique ningún detalle que comprometiese su seguridad.
Como muchos hospitales israelíes, éste atiende a población mixta, de judíos y árabes; su equipo incluye médicos, enfermeras y trabajadores sociales que hablan árabe. En la entrada del hospital, una vitrina de vidrio contiene los restos de un misil Katyusha, lanzado desde Líbano e que impactó sobre un sector del hospital durante la guerra del 2006, entre Israel y Hezbollah. El misil hizo blanco sobre cuatro pisos, pero nadie resultó herido gracias a que todas las salas del ala norte del hospital fueron trasladadas al subsuelo.
Con un cálculo estimado de más de 100.000 personas que murieron en la guerra civil siria, el Dr. Barhoum, ciudadano árabe cristiano de Israel, reconoció que la asistencia médica israelí era “una gota en medio del océano”. Pero dijo que estaba orgulloso del nivel de tratamiento que sus equipos podían brindar y orgulloso de ser ciudadano de un país que le permitía atender a cualquier persona. Dijo que el costo del tratamiento se calculaba en cientos de miles de dólares, y que sería cubierto por el gobierno israelí.
Desde marzo pasado, alrededor de 100 sirios llegaron a dos hospitales en la Galilea. 41 personas gravemente heridas fueron tratadas aquí, en el Hospital de la Galilea Occidental, que cuenta con una nueva Unidad de Neurocirugía, así como instalaciones de cuidado intensivo pediátrico. Dos murieron, 28 se recuperaron y fueron transferidos de regreso a Siria, y 11 permanecen aquí. Otros 52 sirios fueron llevados al Hospital Rebecca Sieff en la ciudad de Safed, en la Galilea. El último en llegar, un joven de 21 años, con heridas de bala y ametralladora, llegó el sábado pasado. Una mujer de 50 años, llegó el viernes con fragmentos de ametralladora alojados en su corazón, y fue enviada a cirugía al Hospital Rambam en la ciudad portuaria de Haifa.
Poco se sabe de cómo han llegado hasta allí, sólo que el ejército israelí está a cargo de la parte técnica de la operación. Los médicos dicen que todo lo que saben es que los sirios llegan en una ambulancia militar y que el hospital llama al ejército para que vengan a retirarlos cuando están listos para regresar a Siria.
El ejército israelí, que también opera un hospital de campaña y equipos médicos móviles a lo largo de la frontera siria, fue reticente en revelar esas instalaciones, en parte por temor a ser inundados por más sirios heridos de los que pudieran tratar.
El Teniente Coronel Peter Lerner, vocero militar, dijo que “una serie de sirios llegaron hasta la valla a lo largo de la frontera en las Alturas del Golán, con diversos grados de heridas”. Agregó que el ejército, “facilitó, de modo puramente humanitario, asistencia médica inmediata en el lugar y, en algunos casos, los evacuó para continuar el tratamiento en hospitales israelíes”.
Ahora, los esfuerzos están en camino para traer a los parientes para ayudar a calmar y acompañar a los niños que están solos. Cuando llegó una niña de 13 años, estaba en un estado de temor y ansiedad, de acuerdo al Dr. Zeev Zonis, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos aquí. “Gran parte de nuestro tratamiento fue tratar de abrazarla en una especie de abrazo virtual”, dijo. Unos días después, la tía de la niña llegó desde Siria. Comenzó a cuidar a los niños sirios que se encuentran aquí, viviendo y durmiendo con ellos en la Unidad de Cuidados Intensivos. El equipo y los voluntarios donaron ropa y regalos. La tía, con su rostro cubierto con un hijab, dijo que un proyectil impactó, de repente, contra el supermercado en su aldea, luego de una semana de calma. Unos días más tarde, dijo, un hombre árabe que ella no conocía llegó a la aldea.
“Nos dijo que tenían a la niña”. “Me llevaron y en el trayecto me dijeron que estaba en Israel. Llegamos hasta la frontera. Vi a los soldados. Tenía un poco de miedo”. Pero agregó que, la atención del hospital, fue buena y que “el temor pasó por completo”. Se mostraba reacia a hablar sobre la guerra cuando regrese a casa, diciendo solo, “Rezo por la paz y la calma”.Sentada en la cama, con una remera rosa del Oso Pooh, la sobrina, sonriendo, dijo que extrañaba su casa. Ella y su tía volverían a Siria a fines de esta semana. Al preguntarle qué dirá cuando regrese a su casa, la tía respondió: “No voy a decir que estuve en Israel. Está prohibido estar aquí, y tengo miedo a las reacciones”.