lunes, 28 de octubre de 2013
Las universidades en Israel funcionan como empresas
Las universidades en Israel funcionan como empresas que llaman a la puerta del inversor
Las universidades en Israel son como empresas que llaman a la puerta del inversor. O viceversa. Andrés Oppenheimer se fija en el valor comercial de las patentes y como los ingresos revierten en la mejor de las instalaciones y en la calidad de la enseñanza.
En Israel existe la cultura de llamar a la puerta en el tema de las patentes, es decir, hay una tradición en la innovación tecnológica y se aprovechan los inventos para un beneficio comercial. Los profesores tienen incentivos económicos (40%), la universidad obtiene ingresos (40%) y el 20% de los recursos va a los laboratorios. La política de promover convenios con centros extranjeros ha ayudado a la visión comercial.
El 25% de los ingresos de las universidades dependen de la comercialización de las patentes y donaciones en investigación, el 65% lo aporta el Estado y el resto los estudiantes. Aunque la mayor parte de la financiación la aporta el Estado, los académicos conciben los centros como una especie de empresa por los convenios con el exterior y la tendencia a buscar inversores. La Universidad de Jerusalén registra 20 patentes anuales y hay empresas dispuestas a pagar el costo del registro, que puede superar los 226.000 euros, y la de Tel Aviv, la más grande del país, unas 120, de las que logra aprobar unas 30 para consumo doméstico y 15 en EEUU.
La Universidad de Tel Aviv destaca también por ser socia fundadora de unas 15 'start-ups'; se trata de empresas de tecnología nuevas.
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