viernes, 25 de octubre de 2013
Perashat Vaierah
Perashat Vaierah
Sin dudas nos es muy difícil encontrar en el siglo XXI un sentido racional al texto de la Akedá (atadura de Itsjak).
No podemos evitar conmovernos cuando pensamos en un padre dispuesto a entregar al hijo que tanto amaba en sacrificio.
A continuación reflexionaremos acerca de lo sucedido.
Abraham, quien tenía 99 años, recibió la promesa de D´s de que a la edad de 100 años sería padre del hijo de Sará. Finalmente y tras muchos años de espera, ellos vieron realizado su anhelado sueño y llamaron a su hijo Itsjak.
Si la historia hubiera terminado aquí, esta sería una de las más felices que hayamos conocido. Pero, como suele ocurrir en la vida de las personas, las cosas tienden a complicarse.
Y la Torah nos dice: “Vaiehí ajar hadevarim haele, Adonai nisá et Abraham…” y fue después de estos acontecimientos que D´s probó a Abraham (Bereshit 22:1). Y le dijo: “Toma a tu hijo, aquel a quien amas, Itsjak y ve a la tierra de Moriah y ofrécelo como holocausto sobre uno de los montes que habré de señalarte” (ídem, vers. 2).
La historia transcurre tal como la conocemos, Abraham lleva a su hijo al sacrificio y cuando levanta el cuchillo contra el joven, una voz del cielo le dice que no ponga mano sobre el muchacho porque ahora sabe que Abraham es temeroso de D´s hasta el punto de no haberle negado su hijo amado. Y el relato finaliza contándonos que encontró un carnero que fue sacrificado en lugar de su hijo. Fin de la historia.
Seguramente es el episodio que más ha conmovido a miles de generaciones y aún hoy el hombre de la civilización no comprende lo que estaba por hacer Abraham.
Esto nos moviliza y más aún a los que tenemos el privilegio de ser padres.
Entonces nos preguntamos: ¿qué respuesta podemos encontrar?
En primer lugar, en la época que Abraham vivió, no era inusual que alguien realizara sacrificios humanos. Pero la Torah nos quiere enseñar algo y los exégetas explican: la clave está en el inicio “Vaiehí ajar hadevarim…Adonai nisá…” D´s probó a Abraham…esta palabra verbo NISÁ, puede leerse también como estandarte y no sólo como prueba o poner a prueba. Esto significa que D´s no quiere sacrificios humanos, que la vida del hombre es sagrada, tiene mucho valor y que la forma de honrarla es mediante la vida.
Entonces vale la pena la pregunta: ¿hemos entendido realmente el mensaje? ¿No es el mismo hombre que se estremece con este relato el que muchas veces no respeta la vida y hace sufrir al semejante?
Hemos sido invitados a honrar la vida, a elegir la vida y a respetarla.
Ese sin duda es nuestro estandarte.
Shabat Shalom
Gustavo Katzuni
Seminarista Beit Israel