miércoles, 27 de octubre de 2010

RESPETO POR LAS RESOLUCIONES

SHIMON TAMIR



La reanudación de las conversaciones directas entre Israel y los palestinos, bajo masiva presión de EE.UU., no se llevaron a cabo en esta ocasión - como en el pasado - como parte de conversaciones generales que conducen a resultados específicos. Por el contrario, fueron abordadas encarando las raíces del conflicto que de una vez por todas llevarian a un acuerdo final. Pero las negociaciones, como era de esperar, se han plagado de dificultades.
Los líderes de la Liga Árabe, reunidos en Libia a principios de este mes, decidieron conceder a los EE.UU. un cierto margen de maniobra para encontrar una manera de conseguir que los palestinos vuelvan a la mesa de negociación después que el congelamiento en la construcción de asentamientos no se prorrogó.
La pregunta siempre se ha mantenido: Sobre qué fundamento jurídico las partes pueden llegar a un acuerdo mutuo que conduzca al final del conflicto? La única forma aceptable, conocida por todas las partes, fue y sigue siendo respetar las resoluciones de las Naciones Unidas desde 1948, aun cuando es evidente que cada parte tiene su propia interpretación de ellas.
Cuál es, entonces, el debate de apertura práctico? Hay cuatro cuestiones fundamentales que deben ser abordadas.La primera es el reconocimiento mutuo de la Resolucion 181 de 1947 de Naciones Unidas que determinó dos estados para dos pueblos, judíos y palestinos en Tierra Santa. Este es un tema clave en cualquier discusión entre las partes, y se corresponde con la Iniciativa de Paz Árabe del año 2002 respaldada en silencio por la Liga Árabe a principios de este año.
En cuanto al argumento árabe-palestino que Israel debe retirarse a las fronteras de 1967, debe quedar claro que, aparte de las fronteras que compartimos con los países árabes, ninguna frontera de tal tipo existio alguna vez en el terreno. Por otra parte, la Resolución 242 de 1967 claramente menciona una retirada de los territorios, pero no de todos los territorios, tal como fue presentada en su momento por el representante británico, Lord Caradon.
En cuanto a Jerusalén oriental, que es vista por los árabes como parte de las fronteras anteriores a 1967, la cuestión está en contradicción con la resolución de 1947, que decidió sobre un estado especial llamado corpus separatum.
Jerusalén serviría como la divisoria entre un estado judío y un estado palestino en las negociaciones.
La idea árabe de ver a Jerusalén Oriental como la futura frontera final entre los dos países tiene un solo propósito: desacreditar nuestros derechos históricos, religiosos y nacionales a esta ciudad, sagrada para todas las religiones monoteístas.
Nuestros números alli han superado los árabes, incluso antes de la Declaración Balfour.
La evidencia - todos los análisis estadísticos realizados en la ciudad por la embajada británica de la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra de los Seis Días - lo demuestra.
Cuanto a los refugiados palestinos, los árabes se basan en la primera mitad de la Resolución 194 de 1948, que trata del derecho de retorno a sus hogares, o indemnización. Pero la segunda mitad dice claramente que los palestinos que deseen regresar a sus hogares deben comprometerse a vivir en paz con sus vecinos - en otras palabras, los judios en Israel. Hemos de creer que aquellos que lucharon por la destrucción del Estado de Israel pronto se convertirán en ciudadanos leales? Muy poco probable.
Por otra parte, qué pasa con los refugiados judíos de países árabes? Este es un tema ignorado por los árabes, aun cuando el número de los refugiados palestinos sigue creciendo. Es una parte inseparable de la discusión.
Una resolución del conflicto exige decisiones y compromisos difíciles. El desafío central que se encuentra ante Israel es uno de hasbara creíble y agresiva que incluya los mejores expertos en sus respectivos campos para presentar la verdad a la opinión pública árabe e internacional.
Cabe señalar que las relaciones públicas arabes sobre el conflicto han influido profundamente en la opinión pública en los últimos años. Por lo tanto tenemos que cambiar drásticamente la imagen antes que sea demasiado tarde.
Los responsables políticos de Israel deben entender que el establecimiento de un estado palestino junto a Israel es de nuestro interés nacional, en primer lugar para conservar el carácter judío del estado. De lo contrario, estamos marchando hacia un estado binacional, nos guste o no.
Un acuerdo final aceptable para todos los lados, tan dolorosa como es, que incluiría un acuerdo de paz con Siria y el Líbano sobre la base de las fronteras del 67, finalmente, eliminará el último obstáculo para la paz con nuestros vecinos árabes. Esto a su vez, garantizara una verdadera integración de Israel como parte de Oriente Medio, y veremos la realización de Levítico 26:6: le daré paz en la tierra.
Cuanto mas pronto mejor.
El escritor es un orientalista y economista. Vive en Jerusalén.

Fuente: The Jerusalem Post

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