viernes, 2 de agosto de 2013

PERASHAT REÉ

PERASHAT REÉ 27 de Av de 5773 / 03-08-2013 Encendido de velas de Shabat 17:53 hs. en Buenos Aires Rebí Eliézer, Rabí Yehoshúa y Rabí Akibá, solían salir de viaje para recolectar fondos para ayudar a los necesitados que estudiaban Torá en Éretz Israel. Una vez llegaron a Antioquía (Siria) y se dirigieron a la casa de un Yehudí llamado Abá Yudán, quien siempre aportaba a la causa generosamente. Esa vez Aba Yudán había perdido todas sus riquezas, y cuando vio a los Jajamim acercarse, rompió en un amargo llanto y se introdujo en su casa. - ¿Por qué lloras? – Le preguntó su esposa. - Porque los Jajamim están aquí otra vez, pero ahora ya no tengo dinero para darles – respondió Abá Yudán. La mujer era una Tzadeket (virtuosa), y le dijo a su esposo: - Aún nos queda un campo de nuestra propiedad. Vende la mitad, y con ese dinero, aportarás tu Tzedaká a los Jajamim. Del resto del campo, viviremos. Así lo hizo Abá Yudán, Cuando los Jajamim se enteraron de lo que hizo, le dieron a él y a su esposa, una Bendición: - Abá Yudán: ¡Que Hashem te dé lo que te falta! Después de un tiempo, Abá Yudán estaba arando en la parte que le quedó de su campo, y bajo las patas de su buey cedió la tierra. El animal cayó y se rompió una pata. Bajó Abá Yudán a sacar a su buey de pozo que se había abierto, y vio un cofre. Levantó la tapa, y encontró que contenía un tesoro valiosísimo. Abá Yudán exclamó: - ¡Fue por mi bien que se lastimó el buey! ¡Hashem se ha acordado de mí…! Poco después, los Jajamim regresaron a la ciudad de Antioquía y preguntaron por Abá Yudán. - ¿Abá Yudán?-respondía la gente- ¿Quién puede acercarse hoy en día a Abá Yudán? ¡Es el más rico de todos! Tiene campos, dinero; y sirvientes… ¡Es realmente una persona muy honorable! Cuando Abá Yudán escuchó que los Jajamim estaban el la cuidad, salió a buscarlos, Se encontró con ellos y les dijo: - ¡Rabotay! (¡Mis Rabinos!)¡Vuestra Tefilá (Plegaria) dio frutos, y frutos de frutos..! - Debes saberlo- le replicaron los Jajamim-: Aunque hay otras personas que aportan mucho más Tzedaká que tú, a ti te apuntamos en primer término en la lista de nuestros benefactores, ¡pues tú diste aunque no tenías! Los Jajamim tomaron su donativo y además lo consideraron como uno de los suyos, pues Abá Yudán era, también, un erudito en el estudio de la Torá. De él fue dicho: “Cuando la persona da Tzedaká, se multiplica su capital. Y aparte, convive entre los grandes Jajamim”. Decían sobre Hilel Hazakén, que cuando veía un pobre que anteriormente había sido rico, le conseguía un caballo para que vaya montado sobre él, y un lacayo que lo acompañe. Una vez no encontró nadie que acompañe a un pobre con su caballo, y él mismo hizo de lacayo. Está dicho: la Tzedaká salva a la persona (que la aporta) de la muerte. ¿A qué tipo de Tzedaká se refiere? A la que se da sin saber a quien está destinada, y el que la recibe no sabe de quién recibió la ayuda. CUANDO ESCUCHAR ES MEJOR QUE VER La Emuná (Fe en la existencia de Hashem) puede ser de dos tipos: Está la Emuná que se adquiere de oídas; la que es transmitida de boca en boca por las generaciones. Ésta es la Emuná llamada “simple”, pues sólo se sustenta en la confianza que se deposita en los antepasados. El otro tipo de Emuná es muy peligrosa: Es la que se adquiere mediante una percepción visual. Cuando la persona investiga y profundiza para encontrar evidencias de la existencia de Hashem, puede adquirir Emuná, pero también está más propensa a equivocarse y sacar deducciones contrarias a la realidad. Esta Emuná visual, basada en comprobaciones, sólo es efectiva cuando la persona posee una férrea Emuná “simple”, que la recibió de manera sentimental y se encuentra bien arraigada en su ideología. Un indicio de esta reflexión lo encontramos en el primer Pasuk (versículo) de la Perashá de esta semana, Hashem le dice al Am Israel: “Mira. Yo pongo frente a ti la Bendición y la maldición. La Bendición, la encontrarás si escuchas Mis Palabras...” (Devarim XI 26). Como queriendo decir: La Emuná que obtienes si “miras” (si investigas y deduces), tiene tanto Bendición como maldición (porque así como puedes descubrir la existencia de Hashem, también puedes cometer errores de creencia, irreparables). En cambio, “si escuchas” (si te basas en los sentimientos que han infundido en ti tus antepasados), sólo encontrarás Bendición… (Hameir No. 401) HALAJOT DEL MES DE ELUL El verdadero arrepentimiento requiere la purificación preliminar del corazón y es nuestro deber enaltecer nuestro espíritu durante todo el mes de Elul al llamado del solemne día del juicio Divino: Rosh Hashaná. Cada día nos examinamos concienzudamente para rectificar nuestros pecados y para dirigir nuestras vidas de acuerdo a los principios de la Torá. El estudio nos enseña cómo adquirir virtudes y cómo practicar los mandamientos positivos y negativos. Agregamos súplicas especiales y oraciones, y nos esforzamos en practicar actos de bondad y beneficencia (Tzedaká), para purificarnos y llegar a ser merecedores de que Di-s derrame su generosidad sobre nosotros. Además, Elul es el mes de la misericordia; si mostramos nuestra sincera disposición a comprometernos a la observancia de la Torá, nos beneficiaremos con la gran ayuda Divina al corregir nuestra conducta. 1) Desde Rosh Jódesh Elul, cada vez que se escribe una carta a un amigo, se añaden deseos expresando que sea escrito y sellado en el libro de la vida buena. 2) En Rosh Jódesh Elul Moshé Rabenu subió al Monte Sinaí para recibir las segundas Tablas de la Ley y permaneció allá cuarenta días, hasta el diez de Tishrí, día de Yom Kipur, en el cual le fue perdonado al pueblo de Israel el delito del becerro de oro. Estos cuarenta días fueron santificados desde entonces, y consagrados por nosotros para oraciones especiales. 3) Es costumbre entre las congregaciones Sefaraditas que a partir de Rosh Jódesh Elul hasta Yom Kipur madrugan para decir las Selijot (invocaciones de perdón) ya que éste es el mejor momento de Disposición Divina hacia nosotros. (No se dicen Selijot ni en Rosh Jodesh ni en Shabat ni en Rosh Hashaná). 4) No se pueden recitar los Selijot antes de la media noche. La única excepción es la noche de Yom Kipur. 5) Antes de empezar los Selijot, se debe decir Bircot Hashájar y Bircat Hatorá, ya que no se deben decir versículos de Torá antes de estas Berajot. 6) Se pueden recitar los Selijot sin Minyán, pero en este caso no se dice el párrafo de “Vayaabor” ni ningún párrafo escrito en arameo. 7) El Jazán de los días de Selijot, así como el de las Tefilot de Rosh Hashaná y Yom Kipur, debe ser una persona sinceramente religiosa, temerosa de Di-s y que goce de buena reputación. 8) La costumbre entre las congregaciones de Ashkenazim es la de comenzar los Selijot el domingo antes de Rosh Hashaná; pero el Shofar lo tocan todos los días (con excepción de Shabat) después de la Tefilá de Shajarit, a partir de Rosh Jódesh Elul. Extraído del libro Hamaor tomo 2