miércoles, 2 de octubre de 2013

LLEGAR A ACUERDOS CON DESPOTAS

Fuente: The Wall Street Journal-Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba por Bret Stephens 23/9/13 Yalta, Ucrania Por que los lideres democraticos son tan facilmente atraidos y enrollados por dictadores en lo que hace a diplomacia? Esa es la pregunta a formular cuando la administracion Obama, recien enrollada por Rusia por las armas quimicas de Siria, ahora intenta ser succionada por el presidente irani Hasan Rouhani por las ambiciones nucleares de su pais. Parte de la respuesta radica aqui, en el Palacio Livadia en Yalta, donde Joseph Stalin recibio a Franklin Roosevelt y Winston Churchill en febrero de 1945 para negociar el mapa politico de la Europa de posguerra. Para los pueblos de Europa central, especialmente los polacos, Yalta ha sido durante mucho tiempo un sinonimo de traicion: traicion de las garantias aliadas que ellos tendrian permitido determinar sus propios futuros en forma democratica; traicion de los ideales occidentales de libertad y derechos humanos en el altar de la politica del poder. Pero la verdad sobre Yalta es mas complicada, y mas instructiva. Roosevelt puede haber traicionado el principio de la libertad polaca. Pero hubo poco que el pudiera hacer para cambiar el hecho que el Ejercito Rojo poseia de cualquier forma a Polonia. El tambien pensaba que, a cambio de aceptar los terminos de Stalin en un frente, el obtendria el acuerdo de Stalin en otros dos: entrada sovietica a la guerra contra Japon, y participacion sovietica en las Naciones Unidas—dos pasos largos, el pensaba, para terminar mas rapido la guerra y consolidar mejor la paz. "En nuestros corazones realmente creiamos que habia amanecido un nuevo dia", recordo Harry Hopkins, el ayudante mas cercano de FDR sobre Yalta. "Estabamos todos convencidos que habiamos ganado la primera gran victoria para la paz. . . . Los rusos habian probado que podian ser razonables y previsores y ni el presidente ni ninguno de nosotros tenia la mas minima duda que podriamos vivir con ellos y seguir con ellos pacificamente en el futuro." No resulto asi. Pero contrariamente a la sugerencia que Yalta era un ejemplo de cinismo o cobardia americanos, tipifico un estilo de diplomacia americana que combinaba idealismo ilimitado con ingenuidad fatal, una confianza exagerada en el poder de persuasion para salvar diferencias—y una indiferencia fatal ante la importancia de la ideologia en crearlas. Suena como algun presidente americano que ustedes conocen? Fue ciertamente el caso de FDR. El hombre que obtuvo lo que queria del publico americano como ningun otro presidente pudo ser perdonado por pensar de si mismo como alguien que comprendia a las personas y sus motivaciones. Retornando de su primera reunion con Stalin en Teheran en 1943, Roosevelt dijo a los periodistas: "Me entendi bien con el Mariscal Stalin. El es un hombre que combina una determinacion tremenda con un buen humor incondicional. Creo que el es verdaderamente representante del corazon y alma de Rusia; y creo que vamos a llevarnos muy bien con el." Pero el problema fundamental en los encuentros entre democratas y despotas es que, mientras los primeros comprenden la psicologia de la motivacion y seduccion (politica y de otro tipo), los ultimos son maestros de las artes del engaño y dominacion. Millones de americanos lloraron por FDR cuando murio en 1945 debido a que el les habia dado esperanzas. Millones de rusos lloraron por Stalin cuando el murio en 1953 porque el les habia dado terror. El corazon humano puede ser un lugar oscuro, aun cuando las personas que nacen en los paises felices rara vez lo saben. Los historiadores de la conferencia de Yalta han destacado a menudo que los rusos tenian todas las salas en el palacio con escuchas, y que a Stalin le eran proporcionadas todas las mañanas las transcripciones de las discusiones privadas de Roosevelt y Churchill con sus equipos. Pero la ventaja de Stalin en Yalta no fue que estaba mejor informado. Fue que el era un mejor psicologo. El sabia como encender las ilusiones de Roosevelt para sus propios propositos. Por sobre todo, FDR abrigaba la ilusion que, a traves de la participacion universal en la ONU, la Segunda Guerra Mundial podia ser lo que la primera no tuvo: la guerra para terminar todas las guerras. Stalin estaba mas que dispuesto a alimentar el idealismo de FDR—dado que FDR retorno el favor concediendo a Stalin el manejo de sus ambiciones. Asi sucede con tantas negociaciones entre democratas y tiranos: Cuando hay un acuerdo, generalmente termina siendo una negociacion entre lo teorico y lo tangible, la concesion inmediata y la promesa a largo plazo, el acuerdo en papeles y el precio territorial. Lo cual nos trae de regreso al presente. El Presidente Obama ha pasado cinco años dando abundante evidencia de su deseo de reconciliarse con los autocratas, como hizo con su reinicio ruso; de superar la desconfianza demostrando la pureza de su intencion, como intento en su discurso en Cairo; de aprovechar cualquier ficcion permisiba que lo aliviara de sus compromisos, como ha hecho con Siria. Un acuerdo con Iran, arreglado a traves de una reunion primera en su tipo con el Sr. Rouhani, es una tentacion personal e ideologica que el Sr. Obama es incapaz de resistir. Si sucede (estoy apostando a que lo hara), el Sr. Obama sera saludado como un maestro diplomatico y un pacificador triunfante. Como con Yalta, no pasara mucho tiempo para darse cuenta quien es traicionado, y lo que se pierde, al servicio de una ilusion