viernes, 18 de abril de 2014

Cálido hogar para personas en riesgo


Shanti House AssociationShanti House Association
Al haber sido, alguna vez, una niña de la calle, Mariuma Klein alimentó y rehabilitó  a unos 30.000 israelíes fugitivos a través de su Shanti  House Association
La mayoría de los refugios para adolescentes fugitivos no se parecen a Shanti House en Israel. Tal vez es porque ese “cálido hogar para jóvenes en riesgo” no fue planteada para ser lo que es hoy;  dos localidades que rescatan, cada año,  a miles de adolescentes de la calle  y no fue planeado por profesionales ni representantes de gobierno.  Comenzó con una adolescente en situación desesperante.
 Mariuma Klein nació en Nueva York,  en 1964. A los 14, vivía en las calles de Boston. A los 15 fue enviada a un internado israelí  y a los 17 fue violada en un ataque sexual. “Era una niña cuando pasé por todas las cosas por las que los chicos que aceptamos en Shanti House atraviesan: descuido y abuso sexual viviendo en las calles”, dice. Sin embargo, continuó en el servicio militar y a los 19 estaba compartiendo su hogar con el hombre que sería el padre de sus tres hijas.
Los viernes por la noche, la pareja comenzó a rescatar a adolescentes de las calles de Tel Aviv para una cena tradicional de Shabat. Tel Aviv es un imán para fugitivos israelíes, una ciudad bulliciosa en la que pueden evadir aquello de lo que estén huyendo.
“De viernes en viernes, había tantos chicos sin  lugar donde comer o dormir”, recuerda. “Una chica dijo que fue violada y  fui la primera persona en saberlo y le dije que, yo también, fui  violada. En ese momento, comprendí que era mi destino”.  Klein siguió hasta obtener un diploma en psicodrama, pero eso llegó mucho después.
“Mi título son los 30.000 chicos”, dice Klein, refiriéndose, casi, a  la cantidad de adolescentes que atendió durante más de 29 años. En 2000, recibió el Premio Presidente por Voluntariado y en 2007, un Premio al mérito de Ciudadana Honoraria de la Municipalidad de Tel Aviv-Yaffo.
En 1984, luego de un año de cenas sabáticas, Klein y su socio transformaron su casa en un local habilitado para fugitivos. Una de las chicas destacó que se sintió “shanti” allí, usando la palabra en sánscrito de tranquilidad.  De forma espontánea, otra adolescente escribió “Bienvenidos a Shanti House” con pintura en spray en la pared. Y así quedó.
En 2001, Shanti House se mudó a su sitio actual, rentado, en el barrio de Neveh Tzedek al sur de Tel Aviv. Ocho años después, la Asociación Shanti House abrió Desert Shanti House Youth Village en el Negev, entre Sde Boker y Mitzpeh Ramon, con ayuda del Alcalde del Consejo Regional de Ramat Hanegev, Shmuel Rifman, la Fundacion  Rashi y donantes particulares.
Durante años, Klein desarrolló,  y perfeccionó,  un método único para el tratamiento de jóvenes en riesgo. Las organizaciones que trabajan con fugitivos en las ciudades de Australia, Alemania, México y otras partes  la invitan, de manera frecuente,  para que  enseñe su enfoque, y ahora,  está escribiendo un libro sobre el tema.
“Shanti House es única en el mundo”, sostiene. “Primero, es un hogar. Cuando se  entra, las paredes te abrazan. Segundo, está la elección personal de elegir  permanecer. Si no se opta, ya sea  derivada por la Corte o llegue de la calle, tendrá que ir a otras parte. En general,  cuando se es enviado a un lugar,  no se  tiene opción. Pero creo que los chicos  victimizados, tienen que pararse y decir “Yo elijo de manera diferente”.
Shanti House es la única institución en su tipo en Israel, que abarca a chicos entre los 14 y los 21 años, 24 horas los siete días de la semana, sin importar religión, raza o género. Otros refugios para jóvenes en riesgo no toman a ninguno mayor de 18.
“Los chicos se dividen en dos grupos”, explica Klein. “El primero  son aquellos que  no quieren huir – en general,  entre  14 y 17 años- y, si no acuden a nosotros,  están en peligro en las calles. Los devolvemos a sus casas entre las 24 horas y una semana. Hacemos un puente entre ellos y sus padres, proveyendo de mediación profesional y guía”.
Los adolescentes del segundo grupo, que comprenden el 75 % de la clientela en ambas sedes, permanecen durante un mes o más. Algunos encuentran a Shanti House “ de boca en boca”; otros, son derivados por servicios sociales o cortes juveniles. “Vienen de todos los niveles de la sociedad: muy ricos o muy pobres, religiosos, no religiosos, rusos, etíopes, beduinos, drusos. Para ellos, somos su última esperanza. Llegan con antecedentes de abuso sexual, violencia o descuido. Son soldados solitarios, huérfanos o chicos cuyos padres no pueden apoyarlos o los expulsaron de sus casas”, cuenta. “Esos son los casos más difíciles. Se sienten rechazados día a día; es una forma de morir”, dice Klein, quien además auspicia, año tras año,  programas de prevención de drogas, alcohol y violencia, para miles de jóvenes en riesgo en todo Israel.  Su objetivo es que el 90 % de los jóvenes sea capaz de solventarse financieramente a sí mismos antes de dejar Shanti House,  para que no retornen a  las drogas o la prostitución, se integren  a las estructuras académicas o militares y aprenda a asumir la responsabilidad por sus acciones, hallando lo que llama su centro de control interno.
Un modelo terapéutico único, apodado “Shantherapy”, incluye clases, entrenamiento vocacional, actividades de enriquecimiento, terapias tradicionales y alternativas que comprenden 12 pasos, Reiki, agricultura y terapia animal, tambor, drama y counseling one-on-one, entre otras. El programa es personalizado para cada chico. Shatherapy incluye el voluntariado comunitario. “Dar es parte del proceso terapéutico y los distrae de las dolorosas experiencias que tuvieron que atravesar y  los alienta a ver que son capaces de dar a la sociedad como seres iguales”, explica Klein. Muchas de las actividades voluntarias de los jóvenes son iniciativas conjuntas con voluntarios de las comunidades de negocios.
Eventos culturales, viajes y tareas cotidianas, son parte del programa. Cenas tradicionales de shabat- donde todo comenzó- continúan siendo un punto focal crítico del estilo de vida familiar de Shanti House.   En la mesa festiva, Klein resume los acontecimientos de la semana transcurrida y luego el CEO y vice de Shanti House Association, Michael Ben Yosef, comparte una inspiradora parábola con una moraleja.
“Los chicos obtienen todo aquí”, dice Klein. “Van al colegio o al trabajo, comen tres veces al día, se visten, van al médico, tienen dinero para viajar en autobús, útiles escolares- todo lo que el propio hijo tiene”.
Klein, quien se separó del padre de sus hijos en 2001, alterna semanas entre Tel Aviv y el Negev. Tan difícil como dividir su tiempo, ella sintió que era esencial abrir el Desert Shanti. “En Israel, hay, hoy,  330.000 chicos y jóvenes en riesgo, 28.000 en el sur del país”, explica. “Desde Beersheva hasta Eilat, no hay lugares para el bienestar”.
A través del consejo regional, obtuvo, 133 acres de una localidad aislada a la que los adolescentes pudieran  llegar, con facilidad,  a través del Negev.     “Me abrieron sus corazones. Me dieron tierra. Fue cumplir mi sueño, pero no podía hacerlo sin los demás”, dice Klein.
Construido con estándares “verdes”, el establecimiento rural Desert Shanti permite a Klein ofrecer un significado adicional a la terapia o rehabilitación tal como jardinería ecológica, y al mismo tiempo, proveer del tan necesario empelo para los residentes del sur.  “Eso algo que nunca se había hecho antes, ni en Israel ni en el mundo”, asevera. “Es completamente “out of box”.                   
Entre los aspectos únicos de Desert Shanti está su gran carpa al estilo beduino donde los residentes de la casa pueden albergar invitados y compartir actividades que incluyen actuaciones musicales,exhibiciones de arte y lectura de poesía.
En 2003, la Asociación Shanti House produjo un libro de poemas escrito por unos 10 adolescentes,Sorry We Were Born.  El título del poema reza: “Perdón por haber nacido, por respirar, comer, llorar, perdón porque me atreví a amar. Perdón también por  ser golpeado, por querer ser abrazado. Perdón por molestarte una vez más. Perdón”.
El gobierno israelí otorga el 20 % del presupuesto anual de la Asociación Shanti House, de $ 2.2 millones y ayuda de otros donantes israelíes. Sin embargo, parte de la rutina constante de Klein es viajar  al exterior para juntar otro $ 1.2 millón más cada año. “Es posible donar a través del sitio web, y las contribuciones en EEUU son deducibles de impuestos.
Ella junta muchas solicitudes para abrir  sucursales de Shanti House en Jerusalén y en el norte. En teoría, le gusta esta idea porque las cuatro localidades cubrirían todo el país. Sin embargo, se fía de estirar demasiado el ya modesto presupuesto a expensas de las dos sedes existentes.
Solo el 13 % del presupuesto anual va a la administración. “Estoy muy orgullosa de eso”, dice Klein. “Mantenemos los gastos generales bajos” .  Los empleados totalizan 30, unos pocos  son ex residentes.
La hija mayor de Klein, que ahora estudia actuación en Nueva York, también trabajó en Shanti House durante un tiempo. Klein dice que uno de sus mayores logros es haber criado a sus hijas en el inusual ambiente de un refugio para jóvenes – donde muchos de los chicos la llaman “Ima (en hebreo, mamá)”.
“Mis hijas son tan sanas de mente y alma”, dice, “Estoy orgullosa que logré eso como madre porque podría no haber sucedido de ese modo. Siento que no puedo ser una madre para otros si uno no lo logra con sus propios hijos”.
Y como padres debemos aprender a permitir que los hijos se vayan, Klein está asegurando que el programa de bienestar social que  concibió, creó e hizo crecer, continuará más allá de sí misma”.
“Supe que tenía que tomar mi proyecto de vida y enseñarles a otros cómo apoderarse cuando yo ya no esté más aquí”, sostiene. “A veces cuando se hace crecer un proyecto como este, se olvida de dejarlo ir, y permitir que otros también hagan el suyo, y el proyecto muere con uno”.

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