Desafortunadas declaraciones del canciller Almagro
En las últimas semanas el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas ha dado firmes pasos en la dirección opuesta a la reconciliación con Israel.
El mediador norteamericano John Kerry interrumpió su agenda para viajar a Amman a intentar convencer a Abbas, de que acepte prolongar las conversaciones más allá de la fecha límite del 29 de abril, lo cual rechazó.
En la cumbre anual de la Liga Árabe, apoyado unánimemente por todos sus miembros, Abbas expresó su oposición “absoluta y definitiva” a reconocer a Israel como Estado judío. Cabe acotar que este reconocimiento es no sólo una exigencia israelí, sino que es una ley internacional, ya que la Resolución 181 menciona una treintena de veces a Israel como el Estado judío.
Asimismo su gobierno inició las gestiones para adherirse a 15 Agencias y Tratados Internacionales de las Naciones Unidas, contrariando el acuerdo de no adoptar este tipo de iniciativas unilaterales mientras se desarrollaran las conversaciones.
Por último hace pocos días se anunció la conformación de un gobierno de unidad entre Al Fatah que lidera Abbas y la organización terrorista Hamás, cuyo objetivo declarado es destruir a Israel y eliminar a todos los judíos que allí viven.
Nos causa estupor y consternación las declaraciones que el canciller Almagro realizara al respecto en su visita a los territorios palestinos. Almagro sostuvo que la reconciliación palestina mejora las perspectivas de paz en Oriente Medio.
Es una afirmación contraria a lo que sostiene Israel y también Estados Unidos que ha realizado ingentes esfuerzos por mediar y llevar adelante el proceso de paz. Los representantes americanos han manifestado que hacer una alianza con Hamás, un grupo considerado terrorista por Europa, Estados Unidos e Israel, afecta negativamente el futuro de las conversaciones.
Las razones son obvias, Hamás, que luego de un golpe fratricida, gobierna de facto la Franja de Gaza desde 2007 no sólo no reconoce el derecho a existir de Israel, sino que ha lanzado indiscriminadamente decenas de miles de cohetes, morteros y misiles contra población civil israelí y lo continúa haciendo a diario.
El portavoz de Hamás, Sami Abu Zuhri, sostuvo que: "el reconocimiento de Israel por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, no es nuevo". Y sentenció: "Lo que es importante es que Hamás no reconoce y nunca reconocerá a Israel"… "El pueblo palestino estaba yendo por un mal camino en estas negociaciones con Israel; este es el primer paso para corregir el rumbo".
No se entiende cuál es el aspecto positivo que le ve el canciller a este panorama. Apenas conocida la noticia de la intención de formar un gobierno de unidad entre ambas facciones palestinas, Israel tomó la decisión de suspender las ya agónicas negociaciones, imponer sanciones económicas y abrir un compás de espera.
La postura del gobierno israelí, apoyada por todo el espectro político, es que para volver a la mesa de negociaciones, la nueva coalición palestina debe aceptar las tres condiciones del Cuarteto: reconocimiento a Israel, reconocimiento de los acuerdos anteriores y no a la violencia,
Son requisitos mínimos elementales de los cuales Hamás no cumple ninguno. Almagro sostiene sin embargo que los palestinos están “hoy en mejores condiciones que nunca para impulsar ese diálogo de paz que es fundamental en toda la región". Y prosigue: "Creemos que lo que se resuelve acá, lo que se podría resolver en esta negociación entre Palestina e Israel, que es crucial, fundamental, resuelve prácticamente el 80 por ciento de los problemas de todo el Medio Oriente y del norte de África".
Esta afirmación es por decir lo menos, absolutamente descabellada, apartada totalmente de la realidad. La enorme mayoría de los conflictos en esa zona no tienen ningún vínculo con Israel.
Por el contrario si se resolviera el conflicto palestino israelí, ningún otro se resolvería como consecuencia de ello. Pues en el mundo árabe en particular y en el islámico en general no se respetan los derechos humanos, ni la democracia, ni las libertades básicas, ni existen garantías judiciales. La represión está institucionalizada y la religión es explotada políticamente por reinos y dictaduras. Bajo esos regímenes la mujer carece de derechos, las minorías religiosas, los homosexuales y los líderes de los movimientos de protesta son perseguidos, torturados y eliminados. Al Qaeda es protagonista y la Yihad es declarada contra Occidente, no contra Israel.
Se ejecutan matanzas y actos terroristas en Irán, Líbano, Egipto, Libia, Irak, Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Somalia, Yemen, Bosnia, Serbia, etc. Se cometen genocidios en Sudán, Argelia, Siria. La actual guerra civil siria se ha cobrado más de 150.000 muertos, utilizándose para ello armamento químico para asesinar indiscriminadamente hombres, mujeres, ancianos y niños.
Todos estos nefastos actores profesan un odio visceral contra Israel, razón que pudo haber inducido a error al Ministro, que confundió ese denominador común con las verdaderas causas de los conflictos.
Viajar a un territorio tan lejano, que ocupa el lugar 92 en lo que refiere al relacionamiento comercial con nuestro país para realizar afirmaciones tan equivocadas es una afrenta a quienes amamos la paz y estábamos esperanzados de que las complejas negociaciones pudieran desembocar en un acuerdo.
Jibril Rajoub, un alto dirigente palestino expresó hace pocas semanas que "si las conversaciones fallan, la lucha armada contra Israel será una solución estratégica para el pueblo palestino".
Si ingresamos en la página de Facebook del Dr. Mohammad Shtayyeh, uno de los principales negociadores palestinos, comprendemos de inmediato sus verdaderas intenciones. En la portada se visualiza un mapa que abarca todo lo que es hoy Israel, Cisjordania y Gaza, con una palabra que lo atraviesa que dice: “Palestina”.
Apoyar las acciones tendientes a hacer descarrilar las negociaciones, no contribuye a la paz, sino que alienta a quienes se oponen a ella. La falta de conversaciones sólo puede producir la continuación del conflicto y por consiguiente más sufrimiento y dolor para todos.
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