Ven a mis brazos, Pompeya, tu eres mi guitarra favorita y
dueña de mis secretos,
que tantas veces confié, y tus cuerdas, gentilmente, las
hizo sonido y música a la
letra que agregué...
Canciones, coplas o versos, que yo recité, algunas mojaron
mis mejillas y otras una
sonrisa en mis labios, pero siempre bajo el embrujo de tus
mágicas cuerdas, que
produce tu diapasón...
Hoy quiero homenajearte, querida compañera, que has
compartido conmigo momentos
inolvidables y otros a olvidar, pero siempre en mis brazos,
con tus curvas de mujer, que
hace temblar mi imaginación...
Quiero contarte, amiga mía, que anoche la luna me sonrío y
como si fuera poco, el sol
de la mañana me guiñó. Es que la felicidad brotaba por mis
poros, de enamorado, y
toma nota de esta noticia : ! La vi y ella me sonrió !
Como un terremoto la tierra se movió, atiné a apoyarme en un
árbol, mientras los pájaros,
como en un coro, silbaban el himno a la
alegría que dirigía mi corazón...
Bueno, Pompeya, aquí te dejo tema para que tus cuerdas
pongan música y haga bailar
a los enamorados y aquellos que buscan el amor...
Es por eso, querida amiga, como homenaje a tus servicios,
escribiremos al final:
! El amor existe, sal a
buscarlo y encontrarás una Pompeya, que te enseñará a amar !
Mario Beer-Sheva
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