Mi amado país
SILVIA SCHNESSEL PARA AGENCIA DE NOTICIAS ENLACE JUDÍO MÉXICO – 11 razones alternativas para amar a Israel, y ni una palabra sobre el hummus, el sol y las chicas más bellas del mundo
Por Avi Nusbaum
Resulta que uno de los mensajes más populares en el mundo actualmente es una publicación de una chica americana titulada “11 razones para salir con un israelí”. Así que inspirado en esa amante de Sión, y el Día de la Independencia, les traigo aquí 11 razones para amar a Israel – y no necesariamente las que habéis pensado.
1. No exactamente, pero más o menos
Sólo en Israel cuando la entrada dice a las 10:00, el público llegará a las 10: 05, la sala se abrirá a las 10:15, y el show comenzará a las 10:30. Supongo que la mayoría de ustedes ven esto como un problema, pero como impuntual crónico, yo no sobreviviría ni un minuto sin la flexibilidad del reloj de Israel, y la prueba es que incluso esta columna fue presentada medio día después de la fecha límite, y nadie dijo nada.
2. Entra por la nariz
Cuando era pequeño la publicidad de perfumes solía hacerse con aromas en el periódico. ¿Recuerdan? Había que frotar una pequeña zona en la parte inferior de la publicidad, cerrar los ojos por un momento y dejar que el aroma llenara el aire. Casi de la misma manera, algunos días en Israel tienen su propio olor: el viernes por la tarde, por ejemplo. O las vacaciones. O el Día de los Caídos. O incluso un mero día tórrido de principios de verano. Todo israelí sabe que estos días tienen su propio olor: Sólo hay que frotar un momento la memoria, cerrar los ojos y dejar que el aroma llene el aire.
3. “Pon más picante”
Es cierto que hay países con mucho mejor comida, pero probablemente sólo aquí podrás encontrar combinaciones tan absurdas como pulpo asiático en una barra de pan francés, Schnitzel (milanesa) austriaco en pan de pita árabe, pastrama húngaro con salsa yemení y otros conciertos internacionales que lo más extraño de la conexión entre ellos es lo deliciosos que son. Lástima que en el camino no hayamos adoptado la siesta española, que por supuesto es lo más lógico que se puede hacer en lugar de volver al trabajo después de estas comidas.
4. Oh, mi Kinneret
¿Era real o lo he soñando? Si en el sueño también aparecieron motos de agua, Vodka Red Bull y sesiones de karaoke en un volumen que hace que los ciudadanos sirios se quejen del ruido – entonces sí, definitivamente es un sueño. Por otro lado, si visitáis una vez el Kinneret un día de semana, encontraréis que sigue siendo el mismo lugar mágico y apacible donde escribió la poetisa Rachel (por cierto, allí también cogió la tuberculosis).
5. Mercado Majané Yehuda
Con todo mi respeto a Rami Levi, quien realmente tenía que encender una antorcha era el fundador del mercado Majané Yehuda. Allí se puede encontrar de todo: el Rey de la jalvá (turrón), el Príncipe del queso, el César de los curtidos en vinagre, y en los últimos años, también un montón de bares y pequeños y exitosos cafés. En pocas palabras, todos los puestos uno por uno.
6. Por favor, vestir en consecuencia
Sé que muchos se oponen al código de vestimenta meticulosa que se estila en el lugar de trabajo en verano e incluye chanclas, pantalones cortos y una camiseta sin mangas. Pero recuerdo ese día caluroso de verano, en que fui a una reunión con un gran medio de comunicación, y justo antes de que se cerraran las puertas del ascensor vino corriendo el gerente embalsamado en un traje, incluida una corbata y una actitud engreída muy a juego, y preguntó si subíamos o bajábamos. A pesar del aspecto no mostró realimente modales europeos cuando le dije que no importaba, puesto que el ascensor no paraba en Suiza, donde probablemente pensó que llegaría el día que eligió su atuendo.
7. Hay con quien hablar
Somos el único país del mundo donde se puede hacer que un policía se salte la ley – y encima a través de una nota (“descargo bienes / cargo shawarma, por favor téngalo en cuenta”), donde se puede convencer a un acomodador que te lleve de vuelta a tu asiento sin entrada porque recuerda tu cara. Y cuando dice que no hay atención al público – es el momento ideal para ir al banco, por fin el empleado tiene un momento para ti. En resumen, al contrario que en el proceso de paz – todos los días los israelíes siempre tienen con quien negociar.
8. Hola helado!
Tuve ocasión de estar en playas fuera de Israel. Sinaí, Grecia, Tailandia. Algunas mucho más lindas, algunas mucho más limpias, pero en ninguna circulaba gente extremadamente tostada con la amenaza nada clara de “me voooooyyyy” (¿qué otros planes tienes para hoy, señor con enfriador de espuma de poliestireno en la parte posterior?). Lástima que, como parte de la diversión reciten rimas (“Helados de ‘palazo’ evitan el embarazo”) no tengan algo que revele el precio, por ejemplo: “Helados de banana a precio de duplex en Ra’anana”.
9. Lo conozco
Hace unos años, como parte de la intervención borrachos, tenía que conseguir el teléfono del jefe del Mossad. Les recuerdo, se trata de la persona con más seguridad, mejor custodiada de la organización, del país y tal vez del mundo. Bastaron tres llamadas. Ahora pregúntense: ¿Acaso no conocen a alguien que conoce a alguien que también puede conseguirles su teléfono? Obviamente sí. ¿Y el del jefe de personal? También. ¿Y el del presidente? Oh, vamos. En definitiva, ser un país pequeño puede ser complicado cuando se trata de las Naciones Unidas, pero cuando se trata de relaciones, no tenemos Dios. En realidad, sí tenemos un Dios – Yo sé que mi primo tiene el número de su celular.
10. El campo dorado
Se rieron de él, le pusieron nombres, pero igual que ese chico extraño que comía gomas en la clase y se ha convertido en un magnate de la alta tecnología – incluso el aeropuerto Ben Gurion en el 2000 empezó mal y al final es orgullo nacional. Es lindo, es cómodo, y hace que todo el mundo que aterriza aquí del extranjero piense que somos una nación muy desarrollada. Por lo menos hasta que sale a la calle.
11. Se acabó la ceremonia
Llámenme quisquilloso, llámenme patético, pero por favor, llámenme cuando la orden establezca el candelabro de siete brazos. Los engorrosos abanderados, la marcha discordante, la narración arcaica – ¡Me encanta! Sí, amigos, soy Avi Nussbaum, y nunca me perdí la difusión de la ceremonia del Día de la Independencia en el Monte Herzl. Se la recomiendo, por la gloria de Israel!
Fuente: Israel Hayom
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