La muerte de un héroe

El pasado sábado falleció en Tel Aviv Iosi Harel (Hamburger), a la edad de 90 años. Es probable que para la gran mayoría de los lectores ese nombre no les diga nada, pero si se agrega que fue el comandante del barco de inmigrantes ''Exodo'', el mítico ''Ari Ben Cnaan'' de la novela de Leon Uris, protagonizado por Paul Newman en la recordada película, todos creerán saber ya de quién se trata.
Harel fue mucho más que eso. Lo fue antes y después de aquel barco que pasó a la historia gracias al momento en que llegó y a las circunstancias que lo llevaron con su carga humana a destinos insospechados.
Lo conocí y lo traté durante los últimos años gracias a un amigo en común. Durante toda su vida estuvo al servicio de la causa sionista y del Estado de Israel. Siendo un adolescente se enroló en las filas de la Haganá y estuvo entre los que fundaron el kibutz Janita, en la alta Galilea, y lo defendió en sus comienzos.
Cuando el propio David Ben Gurión le encargó que pasara a la sección que traía a Israel inmigrantes ilegales reclutados entre los sobrevivientes de la hecatombe nazi, Harel no se limitó a la parte técnica de los barcos, sino que organizó a su gente de manera de facilitar a sobrevivientes dispersos por la maldita tierra europea el regreso a casa. Los cuatro barcos que comandó y trajo estaban repletos y conducían a veces el doble de lo que los expertos habían supuesto que podrían llevar.
Después estuvo durante años en el servicio de inteligencia de Tzáhal y casi la totalidad de sus acciones en esa época son todavía hoy secretas. Recién cuando se retiró del servicio activo se dedicó a los negocios, junto con un compañero de armas. Como no podía ser de otra manera, se hicieron millonarios.
Todos entienden hoy que es una vergüenza nuestra que Harel, un héroe de nuestro tiempo, haya vivido entre nosotros sin que hayamos sido capaces de entregarle el Premio Israel. Lo merecía mucho más que cualquier otro.

Fuente: Aurora Digital