jueves, 8 de marzo de 2012

) CANADA: Vuelve el rito de la semana del apartheid de Israel

En Siria, el régimen de Assad bombardea con artillería sobre la ciudad de Joms, matando tanto periodistas como civiles inocentes. En Iran, la turba está por ejecutar públicamente a un ciudadano canadiense por haber puesto en funcionamiento un sitio de Internet que no fue de su agrado. El régimen libio se dedica a torturar a los seguidores de Khadafi, mientras que la dirigencia egipcia lleva a juicio a funcionarios de ONG mediante cargos falsos. En esta atmósfera, activistas canadienses de izquierda tienen planeado reunirse en Toronto la semana que viene para expresar su odio hacia… sí, adivinaron correctamente: contra Israel.

El evento tendrá lugar entre el 5 y el 9 de marzo en el marco del octavo encuentro anual sobre el tema del apartheid en Israel (IAW) e incluirá entre otros una presentación titulada "cómo interrumpir la afinidad con el apartheid israelí: boicot cultural y académico" y también "rimas para la oposición y los sonidos de la existencia – con los poetas Rami Kanazi, Raad Salam y Chand Ny". El sitio web del IAW está lleno de la retórica usual sobre los actos criminales de Israel. Ni una sola palabra respecto del hecho que hasta qué punto es ridículo el evento en el que se repudia a Israel, cuando en el país vecino, Siria, el régimen gobernante ya lleva exterminados más árabes de los que murieron en ambas intifadas juntas, en la guerra de Gaza del 2008 y en la Segunda guerra del Líbano del 2006 juntas.

El timing del evento del IAW realmente lo transforma este año en una farsa. Los ojos del mundo entero están fijos en Siria y en el estrecho de Ormuz. Aún los palestinos que viven en la Margen Occidental están más preocupados por construir su economía que por los gestos internacionales para con el Estado Judío. Y en las "ocupadas" Alturas del Golán, los drusos musulmanes arden de cólera – no precisamente contra Israel sino contra el régimen de Assad – al que muchos algunos llamaron alguna vez "libertador". En las calles de El Cairo, Sanna y Túnez nadie habla de Israel. Sólo se preguntan cuándo recibirán la democracia que les prometieron… sólo los activistas miembros de la "secta" anti – israelí no saben de la primavera árabe y de sus resultados.

El uso del vocablo "secta" es totalmente intencional aquí también porque algunos de los más antiguos activistas anti – israelíes se cansan de mantras inútiles que se dejan oír en los eventos del IAW, como por ejemplo los del anti – sionista Norman Finkelstein, quien llamó al Estado de Israel "un estado de vándalos" que "sin piedad y con crueldad inhumana persiste en sus guerras asesinas". En una entrevista con un periodista a principios del mes atacó la filosofía detrás de IAW, llamando a estos movimientos que propenden el boicot contra Israel, intentan evitar las inversiones y aplicar sanciones contra Israel – "sectas" y ni siquiera exitosas.

Editorialistas del diario "National Post" participaron del evento del BDS aquí en Toronto y todos coinciden en que el movimiento BDS provocará que Israel se ponga de rodillas. La sensación de exagerada autosuficiencia solidaria estilo "viva la revolución" que reina en estos actos recuerdan a las manifestaciones comunistas de los días que precedieron a la caída del Muro de Berlín. Año tras año escuchamos los mismos clichés respecto de que el BDS está al borde de la victoria. Sin embargo, la economía israelí sigue floreciendo y los únicos grupos que cayeron en las profundidades del pozo del boicot son ONG y universidades de poca monta y nivel.

Todos los gritos de "victoria" (del BDS contra Israel): "me bastan los diez dedos de ambas manos para contar sus triunfos", expresó Finkelstein este mes. "Es un ritual. El gurú dice: 'la victoria está en nuestras manos' y todos asienten con la cabeza".

A estar por Finkelstein, ex profesor universitario y autor de varios libros por demás polémicos, su mayor preocupación es la falta de honestidad que penetra dentro del movimiento BDS.

"Debemos ser honestos: ellos (los activistas del BDS) no quieren a Israel. Ellos piensan que son inteligentes. Ellos los llaman sus tres metas honorables: "queremos terminar con el dominio", "queremos el derecho al retorno (para los refugiados palestinos)", "queremos la igualdad para los habitantes árabes". Empero, ellos saben cuál será el resultado de aplicar esas tres metas honorables – ¿cuál? Ambos sabemos cuál es la respuesta: el fin de Israel. (Si les pregunta ellos le dirán) "Ah, pero nosotros somos agnósticos en lo que respecta a Israel". No, ustedes no son agnósticos. Ustedes simplemente no quieren que eso suceda (que el estado exista)."

Podría decirse a favor de los activistas de IAW que van a colmar los campus en los próximos días, que no todos buscan la aniquilación de Israel – a pesar de que en su mayoría es lo que les interesa. Parte de ellos son estudiantes ingenuos que realmente creen en dos estados que pueden vivir en paz uno al lado del otro. Otros son antiguos activistas de movimientos tales como el movimiento contra el racismo y el movimiento por los derechos de los homosexuales, que dirigen su atención hacia el Medio Oriente y tratan por su intermedio de experimentar la sensación de objetivo moral que les proporciona la lucha (exitosa) contra el racismo, aquí en Canadá.

Pero es importante que se entienda que IAW y BDS no son lo que parecen, tal como deben reconocerlo los más acerbos críticos contra Israel: son meras sectas deshonestas cuyo objetivo es reclutar activistas faltos de sentido de la crítica e incorporarlos en la campaña para la destrucción del Estado Judío.

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