viernes, 16 de marzo de 2012

LO QUE MI MADRE SABIA DE LOS ASSAD

By PHILIP BOYES
Yo a menudo me pregunto lo que mi madre, quien murio en el 2002, hubiera pensado de Siria hoy: el derramamiento de sangre, la carniceria, la brutalidad del regimen de Assad descripta en videos granulados de telefonos celulares en YouTube. Un pais hecho jirones.
Por un rato, Siria pertenecio a mi madre, Farida Kuligowska, quien estudio en la Universidad de Damasco en la decada de 1970 y mas tarde retorno como periodista a principios de la decada de 1980. Ella era timida, de cabello rubio y fluida en Arabe.
Yo quiero pensar que ella hubiese visto a traves de Bashar Assad mucho antes de estos dias oscuros, y saltado ante su pretension de ser un reformista. Ells ciertamente tuvo sus dudas sobre Hafez, el padre de Bashar, aun en una epoca en que el era el mimado de America. Despues de la guerra de 1973, Henry Kissinger visito a Assad padre 13 veces, creyendo que el astuto lider campesino podria ser el socio arabe mas conflable de EEUU.
El otro dia, en el aniversario del fallecimiento de mi madre, yo estuve rebuscando en una caja rebosante de cosas de turista y las fotos de mi madre de gente en jeans acampanados y chaquetas de lentejuelas, cuando encontre un voluminoso libro de recortes de diario de su epoca en el Medio Oriente. Rellenas entre las paginas amarillas estaban sus cartas de estudiante a su ansioso padre en Varsovia, notas garabateadas para un libro y los articulos que ella escribio mas tarde como una periodista itinerante dentro y fuera de Siria para Polityka, un semanario polaco.
Las cartas pusieron a descansar la mente de su padre—habia una guerra en elaboracion, despues de todo. Pero ellas tambien pintan un cuadro vivido de la Damasco de Hafez. Mi madre vivia cerca de lo que los locales llamaban la Plaza de los Ahorcamientos, el lugar que habia sido usado hasta recientemente para colgar a supuestos traidores y espias. La renta era mas barata alli, pero aun asi, los estudiantes polacos tenian que compartir pozos hacinados para llegar a fin de mes. Los soldados en pantalones kaki estaban en todas partes, un recordatorio que antes que Hafez, Siria habia presenciado golpe de estado tras golpe de estado.
En los meses despues de la guerra de 1973, Damasco era un lugar oscuro. Los israelies habian golpeado la principal planta de energia, asi que todas las luces eran mantenidas tenues. Mi madre informo que las caras surgirian de la oscura penumbra como un claroscuro pictorico. A diferencia de las bulliciosas capitales de Cairo y Beirut, las calles se vaciarian de coches a las 9 p.m.
Pero la Damasco de Hafez Assad retuvo un lustre de elegancia, y suficiente instinto metropolitano como para hacer que los extranjeros crean que Assad estaba por hacer mas rico y feliz a su pueblo. Mi madre escribio a casa acerca de las boutiques de moda en la calle Kasar, bastante mas alla de su presupuesto estrecho. Ella anhelaba estar en el Piccadilly, el lugar para ver y ser visto. Habia sido renombrado Cordoba debido a una prohibicion de nombres ingleses, y los murales de la ciudad describiendo la Londres del siglo XVIII habian sido enyesados por encima por ordenes de un oficial baazista, pero retuvo su encanto como un lugar de reunion de la sociedad.
Todo esto fue parte del confiado engaño de Hafez Assad, la ilusion que la dictadura baazista podria tener una cara sonriente, joven. Su constitucion de 1973, por ejemplo, garantizaba a las mujeres "status igual en la sociedad." Assad fomento la inversion en infraestructura, el sector de salud y educacion. La disertacion de mi madre analizaba estas reformas de la educacion y fue ampliamente respaldadora, pero enseguida despues ella ya no estuvo mas dando a Assad el beneficio de la duda.
Y de hecho, para 1982 Hafez estuvo masacrando a decenas de miles de sunitas en Hama. Mi madre estaba de regreso en Polonia para entonces, su pais controlado por generales pero piadosamente libre de masacres. Los asesinatos de Assad dificilmente llegaron a los pesadamente censurados periodicos, pero ella sabia que tarde o temprano la mascara caeria.
Por que mi madre estuvo instintivamente esceptica de Assad padre? Su legado seguramente tuvo algo que ver con ello. Ella nacio en Cairo de padres polacos. Su madre era una judia polaca que paso la guerra vadeando a traves de las alcantarillas de Varsovia como partisana. Su padre era un socialista de la pre-guerra que se convirtio en embajador de Polonia en Egipto en 1946.
Mis abuelos la llamaron Farida—"unica" en Arabe—en honor a la Reina Farida, la esposa del Rey Farouk de Egipto. Su padre pidio permiso en persona al Rey Farouk para nombrar a su hija como Su Majestad, y se aseguro que el rey no se diera cuenta que su esposa era judia. Esa Judeidad permanecio como un secreto familiar durante decadas, no solo para permitir a mi abuelo funcionar como un enviado en el mundo arabe sino tambien para escudar a su esposa, una sobreviviente del Holocausto y una vez firme creyente en el socialismo, de posteriores purgas antisemitas en Polonia.
Crencia, desilusion y ocultamiento: Estos fueron las corrientes subterraneas en la Polonia socialista como lo fueron en la Siria socialista. Y asi como estos resentimientos estallaron todos de una vez en el cataclismo en Europa oriental mas de dos decadas atras, ellos estan surgiendo espectacularmente en Siria hoy. En el caso de los Assads, como es el padre, es el hijo. Bashar—un oftalmologo entrenado en Occidente, su esposa saludada por Vogue como "una rosa del desierto"—llego al poder prometiendo una Primavera de Damasco. En cambio el ha entregado ataques de artilleria a los civiles.
Solo los tontos toman a los despotas al pie de la letra. Yo solo deseo que mi madre estuviera aqui para ver a Bashar recibir su merecido.

El Sr. Boyes es un consultor politico y ex escritor de discursos para Jerzy Buzek, quien se desempeño como presidente del Parlamento Europeo desde el 2010 hasta este año.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

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