lunes, 5 de noviembre de 2012
CORAZON DE AMANTE
**Corazón De Amante**
El cortejo abría la marcha; detrás caminantes que lentamente se movían. Los
cortejos son lentos, no hay apuro de llegar al descanso final.
Buscando la meta de la tierra que esperaba, que como una boca gigante está
lista a recibir a una nueva invitada, a ocupar su lugar de la muerte, dejando su
lugar de la vida.
Y, por fin, llegamos al montículo de tierra con dos sepultureros y sus palas,
como guardias de honor.
En primera fila los parientes, más atrás amigos y cerrando el círculo, vecinos y
curiosos. Alguien dijo algunas palabras intentando explicar la muerte temprana,
explicar lo inexplicable; nadie contestó y a nadie conformó.
A una señal los dos hombres y sus potentes brazos, comenzaron a bajar el cajón
hasta llegar al fondo de la fosa y reposar en la tierra, que algún día abonará.
Las nubes taparon el sol, la tarde se enfrío, el cielo amenazó con lluvia, los hombres
apuraron su trabajo y con gran entusiasmo la tierra echaron hasta que el hoyo se
hizo montaña y en tumba se transformó.
Los primeros en irse fueron vecinos y curiosos, los siguieron: amigos que algunos
pésames dejaron caer, apurados por la lluvia, que asomaba a lo lejos, los parientes
apresuraron el retorno, con algunos apretones de manos y prometieron volver a verse
en mejor ocasión.
Solo quedé; la lluvia caía, me levanté la solapa de mi abrigo, me guarecí bajo un árbol.
No era vecino, ni curioso, ni amigo, ni pariente. Mi corazón no quería marcharse:
¡ Yo era su amante !
Mario Beer-Sheva