domingo, 4 de noviembre de 2012
Los gitanos de Jerusalén piden la ciudadanía israelí
Written by Administrator
Wednesday, 31 October 2012
“Por favor, reconózcanos como un ciudadano israelí”.
Con esas emotivas palabras, se dirigió Abd al-Hakim Salim, Mukhtar de la comunidad gitana en Jerusalem, al Alcalde de la ciudad, Nir Barkat, quien visitó la comunidad en vías a la festividad musulmana de Eid al-Adha.
Durante muchos años nadie se ocupó, con seriedad, de los miembros de la comunidad gitana pero ahora, Barkat, los adoptó y hasta les garantizó hacer todo lo posible para transformarlos en ciudadanos de Israel. “Somos más cercanos a los judíos que los árabes”, dijo Salim e “incluso en el futuro, quizás, entre nosotros surjan voluntarios para el ejército”.
La comunidad gitana de Jerusalem y alrededores se compone de 2000 personas. La mayoría de las familias residen en barrios de la Ciudad Vieja, algunos dispersos en varios barrios cercanos a la muralla. Según Salim, la cultura gitana perdió los símbolos que la caracterizan, debido a la fusión con los habitantes palestinos junto a los cuales viven. “No hay, casi, gente que hable el dialecto gitano”, dice Salim. “Casi todos hablan el árabe y eso es muy triste”.
La historia de la nación gitana cayó en una nebulosa. Las estimaciones indican que en el mundo viven entre 5 y 11 millones de gitanos dispersos en todos los continentes. Según fuentes académicas, su origen hay que ubicarlo en India y son considerados el grupo de nómades más grande del mundo. En los últimos decenios, muchos se establecieron en lugares fijos, en especial en países de Europa y Europa Oriental. El origen de los gitanos en Israel se remonta, según parece a Irak. Desde 1967, cuando Israel unificó Jerusalem, la comunidad gitana se transformó en una especie de enclave sin nación.
Los gitanos, portadores de pasaporte jordano y definidos como habitantes estables de Israel, no gozan de los privilegios de ambas partes, lo que convirtió sus vidas en insoportables. “Nuestro chicos estudian en escuelas con árabes y son objeto de insultos racistas, se les ríen y los atacan”, cuenta Salim. Durante muchos años, la comunidad gitana fue considera la más pobre y abandonada de Jerusalem, mientras los habitantes palestinos se vinculan como una “Raza Menor”.
Con motivo del problema de identidad se ven obligados a conformarse con trabajos ocasionales, en especial en el sector limpieza y muchos se ven obligados a pedir limosnas para mantenerse.
En una visita, realizada por Ma´ariv a Jerusalem Oriental, fue posible darse cuenta de la discriminación - por parte de la sociedad palestina- hacia los gitanos hacia quienes se vinculan con desprecio manifestando su racismo. “Una vez, mi hija se encontró con un chico palestino”, cuenta Salim. “Quería casarse con él y acepté porque era un buen chico. Pero un día vino a mí y me dijo que ya no quería contraer matrimonio dado que, de tanto en tanto, la increpaba con expresiones como “gitana”.
A ese lugar ingresaron los servicios de la Municipalidad de Jerusalem, quienes identificaron el problema que padecen los gitanos en la ciudad. Con acompañamiento cercano de Ofra Regev, guía de recorridos que adoptó en su seno a la comunidad y ayuda a sus integrantes a través de la Municipalidad, comenzaron varios chicos gitanos a incorporarse a la escuela de Jerusalem Oriental, se realizaron encuentros comunitarios y los otros niños fueron integrados en los programas municipales por medio de la música. “Mi hija es la única en la comunidad gitana que llegó a abogada”, se enorgullece Salim. “Espero que la cooperación con el Alcalde de la ciudad, a quien admiro mucho, continúe y nos convirtamos en ciudadanos del Estado de Israel porque no tenemos otro lugar donde vivir”.
Eso y más. La intención de la Municipalidad de Jerusalem es comenzar un proceso de adaptación a Israel de los gitanos y ya, desde el inicio del año, los chicos comenzarían a cursar estudios de lengua hebrea. “La Municipalidad respeta a la comunidad gitana y sus líderes trabajando junto para ayudar a todos los miembros de la comunidad”, dijo Barkat.
“Se trata de una comunidad especial que aporta mucho a la riqueza cultural y social de la ciudad y estoy contento del salto gradual que ocurrió en los dos últimos años en su calidad de vida, a partir de la actividad municipal adoptada”.
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