miércoles, 31 de julio de 2013

ACTUALIDAD

Sres. Judíos y no judíos: el recibimiento de la noticia sobre pintadas antisemitas en el Templo Beit Iacov de Villa Clara es una burla a la convivencia. Quien escribe esta nota da fe de la vida en común que hay en esa localidad entre judíos y no judíos. Acabo de terminar un documental sobre ese lugar orgullo de celebraciones conjuntas de la religión católica y judía. Un pueblo que fue importante por la inmigración judía traída por el Barón de Hirsch de la que queda un museo, un templo, una escuela hebrea y un cementerio custodiados por apenas una pocas familias de la colectividad que son visitadas por cientos de turistas al año por organizaciones varias, como en el caso mío y grupal por la comunidad Lambrot Hakol. Villa Clara con su Plaza San Martín donde comparten la histórica villaclarense el busto del General San Martín y la Baronesa Clara de Hirsch, esposa del filántropo e ideólogo de la colonización Judía a la Argentina. Villa Clara con su museo en lo que fuera la estación de tren que guarda la documentación, objetos y fotos de sus habitantes tanto judíos, como franceses y suizos. Villa Clara donde las procesiones católicas se detienen frente al Templo Beit Iacov para entrar a compartir los rezos y firmar un acta de visita protocolar de amistad. Villa Clara donde una escuela hebrea a la que asisten hijos de apenas cinco o seis familias apuesta a la educación judía para conservar nuestras tradiciones y educación y donde un tobogán a plena luz reza las letras de la palabra Schalom. Villa Clara- Belez, donde hay un cementerio cuyas lápidas rezan piedad a pleno sol, llamado así por haberles hecho recordar a los inmigrantes a ese pueblo a su Belz de su Polonia natal después de haberse convertido en gauchos judíos. Villa Clara donde hay un monumento por el centenario a la inmigración judía -1902- 2010- a la entrada de la plazoleta San Martín en el que queda reflejado el homenaje que rindieron a la colectividad. Monumento en el que la Estrella de David y la Cruz comparten el mármol y la memoria de haber sido protagonistas de la vida en común y el agradecimiento a la colectividad judía por el progreso llevado a cabo en esas tierras entrerrianas. Por todo esto es que la burla de haber dibujado con aerosol esvásticas en la entrada del Templo Beit Iacov es una burla a la convivencia y al respeto interreligioso de ese pueblo. La hermosa sinagoga que se yergue en una calle en medio de casas en el que la armonía de la gente hace respirar respeto es inadmisible. En el trabajo que hice sólo se habló de la belleza de compartir las diferencias que sólo trajeron enriquecimiento de tradiciones. Haber entrado a esa sinagoga de principios de siglo y reformada hace unas años es un canto a Dios coronado por un techo celeste semejando un cielo y en el medio un Maguen David de luces para iluminar las almas de los creyentes. Ese edificio los viernes por la noche y en las altas fiestas judías enciende sus luces y ese edificio se yergue como un gigante rodeado de construcciones bajas como un canto de fe. El haber estado en su interior, haber visto sacar del Arón Hakodesh su Torá, haber compartido los cánticos arrullados afuera por los grillos y protegidos por la cúpula nocturna de ese cielo inigualable me lleva a esta reflexión: vivimos en un mundo en el que las paredes se ensucian y se transformaron en espacios de siglas y dibujos extraños como símbolos de odio a las superficies limpias tanto en la ciudad como en el campo. Protestas con aerosoles de hacedores nocturnos que expresan odio y desocupación y . falta de respeto al prójimo y a sus propiedades. Todo el país es un graffiti y toda superficie es objeto de callejera. Pero que en un lugar como Villa Clara donde la Iglesia es invitada y participa y recíprocamente los judíos lo hacen de ambas tradiciones a puertas abiertas es un toque de atención de lo que está pasando. No olvidemos que las esvásticas son el símbolo del odio y de la discriminación. Justo en Villa Clara donde dejé plasmada en un documental la vida entre gauchos, judíos y católicos que aman vivir en paz.