martes, 30 de julio de 2013

Talibanes captan con dulces a niños, para usarlos como terroristas suicidas

Concluyentes pruebas sobre el inescrupuloso y perverso reclutamiento por parte de los talibanes en Afganistán, de nenes huérfanos y hambrientos desde la edad de cinco años, a cambio de chocolates, caramelos y monedas, para entrenarlos y utilizarlos en el corto y mediano plazo como terroristas suicidas, desmienten las afirmaciones de los misóginos fundamentalistas islámicos, que afirman no tener niños en su filas. Una investigación irrebatible del Canal 4 británico de televisión, reveló que los insurgentes talibanes en Afganistán están engatusando a niños famélicos, obsequiándoles golosinas con el objeto de ganar sus voluntades y luego instruirlos para sembrar trampas mortales en carreteras, servir como señuelos en emboscadas e incluso actuar como terroristas suicidas. Canal 4 recogió el testimonio del huérfano Neaz, quien contó que tenía 8 años cuando combatientes talibanes le prometieron un puñado de monedas para luchar por su causa. El niño estaba cuidando las ovejas de su padre cuando fuerzas de la coalición bombardearon su aldea. ”Los talibanes se ocultaban en nuestra casa cuando un helicóptero vino y nos bombardeó. Mi padre fue herido en el corazón y su cabeza estaba destrozada. A mi madre un proyectil le golpeó en el pecho y murió. No tengo a nadie.” Inmediatamente después de la redada, Neaz fue secuestrado por los líderes talibanes y llevado a un pueblo cercano donde le enseñaron cómo utilizar las armas y fabricar dispositivos explosivos improvisados. Lo gratificaron con dulces y él estaba encantado al principio, hasta que le trajeron un regalo especial: un chaleco suicida lleno de balas y granadas. ”Me hicieron probarlo. Las granadas fueron colocadas alrededor de mi cuerpo y luego me ofrecieron un puñado de monedas que totalizaban 50 afganos (equivalentes a un dólar). Me dijeron que me explotase a mí mismo en un puesto de control. Les pregunté qué haría con el dinero si tuviera que volarme a mí mismo. Pero siguieron animándome, diciéndome que si lo hacía, me gustaría ir al cielo”. Tomando conciencia, a pesar del candor propio de su edad, de lo que los extremistas pretendían que él hiciera, Neaz, aferrado a un natural instinto de supervivencia, se escapó y corrió nueve millas para entregarse en una comisaría. El impúber y desolado Neaz, que ya tiene 12 años, vive en un orfanato de Lashkar Gah. Otros niños afganos son menos afortunados. Según publicó el Dailymail, hay 224 niños en las cárceles de Helmand y Ghazni, detenidos por las fuerzas del gobierno, acusados de planificar o llevar a cabo ataques. El galardonado periodista y cineasta afgano Najibullah Quraishi dijo: “Miles de niños están siendo reclutados y se les enseña a fabricar bombas o convertirse en terroristas suicidas. Es común que a los 13 años de edad lleven armas. Menos del diez por ciento de la población está educada, por ello los niños no son dueños de sus propias mentes, sólo conocen lo que los mulás (versados en el Corán) les dicen en las mezquitas. Talibanes captan en el orfanato Najibullah obtuvo la suma sin precedentes de 500.000 libras esterlinas para la construcción de la prisión británica en Helmand, donde las celdas alojan cada una, 20 chicos. Uno de ellos, Hannan, tenía 12 años cuando se unió a los talibanes tras la muerte de su padre en un ataque aéreo de EE.UU. “Mi padre estaba en el Talibán. Cuando usaba una granada propulsada por cohete, yo le preguntaba cómo funcionaba. Así fue como él me enseñó.” Después de un año el joven creó su propia célula militar con cinco amigos con la finalidad de montar emboscadas por la noche en carreteras remotas. Fue durante uno de los ataques que fue detenido, y hasta el momento ha pasado dos años en el presidio de Helmand. Hannan, que ahora tiene 15 años dijo: “Yo no estoy buscando venganza por mi padre, yo quiero hacer Jihad por la causa de Alá. Está escrito en el Corán que se permite matar a los infieles, igual que matar a un perro.” Al respecto, Najibullah comentó: “Me sentí muy triste al escuchar a Hannan y a otros como él. Ellos ya son hombres peligrosos. Cuando salgan de la cárcel van a ser contratados para otras campañas. Son luchadores decididos.” Al igual que el Hamas que gobierna en Gaza y capacita a niños y adolescentes para ejecutar actos terroristas, el Talibán menosprecia a la UNICEF y su recomendación para que los gobiernos tomen las medidas adecuadas para poner fin a la violación de los derechos de la infancia. Asimismo, soslaya aviesamente el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la Participación de Niños en los Conflictos Armados. El mismo, establece los 18 años como edad mínima para el reclutamiento obligatorio por parte de los gobiernos, la participación directa en las hostilidades o el alistamiento por grupos armados. Los Estados pueden aceptar voluntarios desde los 16 años, pero deben depositar una declaración vinculante al ratificar el Protocolo o adherirse al mismo, estableciendo la edad mínima de reclutamiento voluntario y exponiendo ciertas salvaguardias. La mayoría de los afganos no sabe su fecha de nacimiento y los talibanes – cuyo código de conducta permite que cualquier hombre con incipiente pelo facial pueda convertirse en un luchador – insisten con poca convicción, que no utilizan a los niños para luchar. Najibullah Quraishi, concluyó: “Muchos creen que habrá una guerra civil y no sólo el Talibán reclutará niños. Todos los grupos se centrarán en ellos. Son los combatientes del futuro y esto no es un problema sólo para Afganistán, sino para el mundo. -- Rubén Kaplan http://www.rkpress.com.ar/