lunes, 29 de julio de 2013
Olvido mortal
on bebés musulmanes o judíos. De familia religiosa o laica. De una localidad árabe del norte de Israel, de una céntrica ciudad o de un asentamiento en Cisjordania. Vienen al mundo de orígenes, religiones y contextos muy diferentes pero se van de la misma forma, ajusticiados y castigados por un sol sin piedad. Lo que tienen en común es su corta edad-entre unos pocos meses y cuatro años-y un trágico destino: asfixiados en el coche tras ser olvidados por sus despistados y ajetreados padres.
Es una plaga que está azotando a Israel de forma espeluznante. En dos semanas, han fallecido tres bebés, dos de ellos en las últimas 48 horas. Desde el 2008, 13 niños y bebés han muerto debido a la negligencia de unos padres que deberán cargar con un castigo insoportable el resto de sus días. Cada vez que se despierten y se miren al espejo, cerrarán los ojos. Cada vez que se suban al coche, se acordarán del fatal despiste que les dejó sin su querido hijo. Cada vez que vean el sol, se preguntarán cómo fue posible. La cárcel sería un castigo menor.
"La Knésset (Parlamento de Jerusalén) celebrará este miércoles una sesión extraordinaria ante el aumento de casos de niños olvidados en los vehículos. Debemos coordinar las acciones entre los ministerios relevantes, la Knésset y otros organismos para combatir este trágico fenómeno", dice la diputada Orly Levy, jefa de la Comisión parlamentaria de Defensa de los niños exigiendo la intervención inmediata del ministro de Transportes, Israel Katz.
Ante la gravedad de la situación, Katz revela que ha dialogado con el primer ministro, Benjamin Netanyahu. "Desde hace tiempo, promovemos una legislación que acelere la instalación de dispositivos electrónicos en los coches para alertar a los padres", afirma. Y añade: "Como hemos visto estos días, el problema no es sólo hacer una campaña de información y concienciación".
Efectivamente, la masiva información en los medios (portadas, telediarios, etc..) no es suficiente para evitar el terrible error. Se demostró este lunes. El padre que al mediodía dejó en el coche a su hija (a punto de cumplir dos años) seguramente habría leído por la mañana la noticia del día: Un joven del asentamiento de Shilo que tras trabajar de noche, regresó a casa para recoger a su hija de tres años y la pequeña de de cinco meses. Tras dejar a la mayor en un campamento de verano, se olvidó de llevar la pequeña a un familiar. Volvió a casa y, muy cansado, se fue a dormir.
Siete horas después, se despertó. Su esposa llamó por teléfono. En ese momento se dio cuenta y corrió desesperadamente hacia el coche para ver a su hija en el asiento. Sin conciencia. Sin pulso. Sin vida. Los paramédicos no pudieron hacer nada. Los testimonios, dicen, no olvidarán el desgarrado llanto del padre.
Como en otros casos, los vecinos del negligente padre destacan que se trata "de una persona muy responsable, trabajador y serio". "Le puede pasar a cualquiera, ¡ojo!", avisan los expertos.
Bissam, una niña de apenas 11 meses, murió el pasado 8 de mayo tras ser olvidada por sus padres en el coche cerrado en la aldea árabe de Musmus (norte del país). Un año antes, Haim murió en la ciudad de Modíin encerrado cinco horas en el vehículo del vecino que se había ofrecido para llevarle a la guardería. Tenía casicuatro años. Sólo dos nombres de una lista cada vez más larga.
Con dos desgracias en poco más de 24 horas, se ha disparado en Israel el debate sobre cómo se puede evitar otra tragedia. Sofisticados sistemas incorporados en los vehículos o rutinarias pegatinas en el volante. Aplicaciones en el Smarphone o llamadas de familiares o de la guardería preguntando por el bebé. Consejos para evitar un desenlace que siempre dependerá de los acompañantes adultos.
Adultos que actúan como zombies en la rutina diaria para no llegar tarde al trabajo (o a una entrevista de trabajo), cumplir una agenda llena de reuniones y conversar por el móvil aislándose del mundo..y de su hijo.
Atrapados en el estrés, esclavos de la omnipresente hipoteca y víctimas de la presión conyugal, familiar, social o laboral, acaban olvidando por fatiga y desconcentración lo que más quieren. Niños pequeños que mueren en silencio sin poder ni siquiera pedir socorro.
Si los niños son enterrados al cabo de unas horas, los negligentes padres se convierten en muertos vivientes sentenciados por el sentimiento de culpa.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/blogoterraqueo/2013/07/16/olvido-mortal.html