miércoles, 24 de julio de 2013
La estrategia de Kerry parece dar su primer fruto
Abbas y Netanyahu, cabeza a cabeza
La insistencia y perseverancia de John Kerry ha dado su primer fruto. A principios de febrero el Senado de USA rectificó el nombramiento del presidente Obama de designar a John Forbes Kerry como Secretario de Estado en reemplazo de Hillary Clinton, que acababa de renunciar por problemas de salud. Kerry, un veterano luchador del partido Demócrata y, que había sido candidato a presidente en el 2004 y derrotado por Bush hijo, volvía a los primeros planos de la política nacional.
Desde el primer día de su mandato manifestó que dentro de sus prioridades más inmediatas, estaba la de impulsar las conversaciones entre israelíes y palestinos que estaban suspendidas desde bastante tiempo atrás.
En seis meses de mandato, viajo cinco veces a la zona del conflicto y se entrevistó en varias oportunidades con los líderes de ambos grupos.
Poco a poco fue avanzando en el intrincado tema de la política en Medio oriente e insistía en su interés por limar inconvenientes.
El tema no era fácil. Ni Benjamín Netanyahu ni Mahmud Abbas le iban a simplificar la tarea. Ambos gobiernos estan jaqueados por sus propios aliados y enemigos y, a sus líderes le resulta muy difícil poder adelantar sobre el tema.
Kerry no desesperó y fue ajustando botones y apretando muchas tuercas, con sonrisa en los labios, pero firmeza en su mirada. El pasado jueves se encontraba en Amman y decidió poner los pies sobre la mesa y plantear el tema a fondo y en profundidad.
Fuentes periodísticas han informado que ese día conversó más de veinte veces con Bibi y fue exigiendo mayor flexibilidad en su comportamiento. Utilizó todos los temas posibles. Siria, Irán y Egipto estuvieron dentro de los abordados. Presionó, y salió airoso. Logró un tímido si de Netanyahu y procedió en consecuencia. Tomó su helicóptero y viajó a Ramalha para volver a entrevistarse con Abu Mazen. Ahí usó un poco menos de diplomacia y fue claro. O se aceptaba reunirse con los israelíes o la ayuda americana para con la Autoridad Palestina se cortaba considerablemente. No había mucha posibilidad para elegir. También obtuvo un sí.
Horas más tarde, en conferencia de prensa, anunciaba que los primeros encuentros se celebrarían en Washington esta semana. La delegación de Israel estará encabezada por la ministra de Justicia, Sra. Tzipi Livni, encargada oficial de las conversaciones con los palestinos de acuerdo al tratado de coalición entre su partido y el Likud, y los palestinos tendrían su cabeza visible, en su Ministro de RR.EE, sr. Saeb Erekat.
En forma inmediata el primer ministro, Benjamín Netanyahu ratificó lo dicho por el Secretario de Estado de U.S.A. y con una sonrisa que hace recordar la que ponía Isaac Shamir cuando subía al avión rumbo a Madrid en 1991, informaba que el encuentro se realizaría sin imposiciones ni acuerdos previos.
Algo más o menos parecido, pero sin tanta claridad manifestaba Abu Mazen en Cisjordania.
Las críticas y comentarios no se hicieron esperar. En Israel los primeros en opinar fueron los ministros de Defensa y de Economía. Netanyahu sabe que tiene a sus principales detractores dentro de su coalición e incluso dentro de su propio partido político. Moshe Yaalón se apresuró a decir que se concurría a las negociaciones sin aceptar previamente que se hablaría de regresar a las fronteras del 1967 y Neftalí Bennett informaba que no se iba a interrumpir la construcción de viviendas en los territorios que se encuentran del otro lado de la línea verde. Ambos saben muy bien que con tal postura no se va a avanzar en ningún tipo de conversación, por lo cual se han preocupado que sus puntos de vistas sean publicados por periódicos israelíes. Bibi sabe que ese es su gran problema. No podrá avanzar en el tema sin evitar que su gobierno se debilite. Los diputados de Habait Haieudí no aceptarán ninguna concesión a su idea del gran Israel del Jordán al Mediterráneo. En caso de un verdadero avance se puede suponer que estos podrían ser reemplazados por los representantes de Avodá y Meretz. Pero no es tan sencillo. El P.M. no sabe cuántos diputados de su propio partido, el Likud y su asociado, Israel Beiteinu lo acompañarán en sus intentos. La deserción en sus filas puede ser muy numerosa y por el momento incalculable. Es de suponer que tiene presente el problema de Menajem Begin cuando se firmó la paz con Egipto y varios de los diputados del Likud se opusieron al mismo en la Kneset. Ser o no ser, esa es la cuestión, la duda del Príncipe Hamlet se reproduce en Benjamín Netanyahu.
Del otro lado de la frontera, también los "incondicionales hermanos" son los primeros en oponerse. Los líderes de Hamas han informado de inmediato que ellos no aceptarán nada de lo que firme Mahmud Abbas anunciando que éste no tiene mandato para representar a los palestinos. Razón no les falta. El presidente de la Autoridad Palestina tenía mandato hasta el 9 de enero del 2009 y luego de vencido éste, no se ha llamado a nuevas elecciones aduciendo que no pueden celebrarse mientras Hamas ejerza el poder en la Franja de Gaza, que tomaron por la fuerza hace ya varios años.
Otro tema, muy controvertido hasta el presente, era la exigencia de Abbas de que Israel libere a los palestinos presos en cárceles de Israel desde antes de la firma del acuerdo de Oslo. La medida puede considerarse un tanto desconsiderada, para darle algún nombre. El tema no tiene nada que ver con el proceso de paz. Gran parte de esos palestinos son israelíes, juzgados por la ley de Israel y por jueces locales. Cumplen condena y a eso nos remitimos. Pero por pedir, pedir se puede. Del lado de Israel se recurrió al Ministro de Asuntos Estratégicos, el filósofo Yuval Steinitz, un ministro apto para todo terreno, que informó que se liberarán un número de presos aún no determinados. Forma elegante para salir del paso y dejar bien contentos a ambos bandos. Sobre todo a los opositores de estos.
El que ha demostrado su sapiencia política y su gran experiencia, y sobre todo que está encima de todo el bien y el mal, es el Presidente Shimon Perez que se ha apresurado a telefonear a Mahmud Abbas para felicitarlo por la resolución tomada. La información suministrada no informa si también telefoneó a Netanyahu.
Como puede verse, la situación no es sencilla. Pero la reunión se llevará a cabo. Los representantes de Israel y la Autoridad Palestina, se podrán ver las caras y los fotógrafos podrán deleitarnos con imágenes de Tzipi y Erekat dándose la mano. Es de esperar que los comentaristas políticos también tengan temas interesantes para informarnos.
La pequeña llama de esperanza nace de la persistencia y hasta terquedad de John Kerry. Los verdaderos amantes de la paz vuelven a prender la llama de la esperanza. Que ésta no se apague rápidamente. Que logre sus frutos. Que algún día todos podamos celebrar orgullosos la creación de dos estados para dos pueblos, el fin último de este largo y complicado camino. Que así sea.
Cr. Víctor Vaisman