lunes, 22 de julio de 2013

Alentador aislamiento de Hamas

El retorno militar al poder en Egipto y la pérdida de apoyo de Siria e Irán han dejado a Hamas en un limbo solitario que apunta al ocaso de la organización extremista islámica, cada vez más débil y aislada en su estrecho enclave de Gaza. Aunque haya sido al triste costo de otro golpe de Estado por los militares que controlan la política egipcia desde hace 60 años, el cerco en torno a Hamas abre una precaria esperanza de estabilidad en el convulsivo volcán del Medio Oriente. Por primera vez el foco del momento no está centrado en los enfrentamientos de palestinos y otras sociedades árabes con Israel, sino en las divisiones dentro del mundo islámico. El gran perdedor es la Hermandad Musulmana. Esta poderosa organización fundamentalista fue gestora de Hamas en 1987 y sus ramificaciones incidieron en los levantamientos populares de la frustrada primavera árabe en varios países. Llegó a la cúspide al llevar a Mohamed Morsi a la presidencia egipcia, pero le duró poco. Preocupados por el extremismo de la Hermandad y cansados de los excesos de Morsi, los jefes militares retomaron abiertamente el poder en el que siempre merodearon, con la complacencia de los Estados árabes más conservadores, como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes, las potencias europeas e Israel. Además de la pérdida del vital apoyo de la desbandada Hermandad, Hamas ha sufrido el corte de la ayuda financiera y militar que recibía de Irán y de Siria, por haber apoyado a los rebeldes que luchan contra la dictadura del vitalicio presidente sirio Bachar Al Asad. Por la misma razón, Hamas, catalogada por muchos países como organización terrorista, se ha enemistado también con su pariente extremista del Líbano, Hezbollah, que optó por respaldar a Al Asad. Todos estos factores, más el creciente bloqueo egipcio e israelí de alimentos y suministros y el consecuente hartazgo de la población palestina han agrietado el control de Hamas sobre el pedazo de territorio palestino que aún controla. El deterioro de Hamas ha coincidido con los repetidos viajes del secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, a Medio Oriente para impulsar la reanudación de las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina de Cisjordania, suspendidas hace tres años. No se conocen aún resultados concretos de sus gestiones con el sector palestino que gobierna solo Cisjordania, desde que Hamas se apoderara del control de Gaza hace seis años. Pero la declinación de la organización extremista en Gaza tiende a facilitar una eventual pacificación del conflicto palestino-israelí. Ha sido imposible hasta ahora por la justificada negativa del Estado judío a hacer concesiones mientras persistan los ataques de Hamas contra su territorio. Esta situación puede cambiar, sin embargo, si los líderes de Hamas reconocen que, solos y sin apoyo externo, están al borde de la derrota y aceptan la salida lógica de que el futuro de los palestinos está en un entendimiento con Israel y no en un estado de permanente conflagración bélica.