viernes, 2 de agosto de 2013

El arte de DAR.... con el corazón

BHN"V “Hay cuatro categorías de hombres en lo que respecta a la práctica de la Caridad- ‘Tsedaka’-: el que practica la caridad pero le disgusta que otros la practiquen, él ve con malos ojos la satisfacción de sus semejantes. El que desea que otros practiquen la caridad mas no el mismo, es un avaro. El que la practica él mismo y desea que los otros también lo hagan, es un hombre virtuoso. Finalmente el que no la practica e impide que otros lo hagan, es un impío” (Mishna Pirke Avot, Tratado de Principios, 5:16) El concepto de TSEDAKÁ es decir, la implementación de la equidad y la justicia para con el prójimo, ya sea para con el necesitado o para con el carenciado adquiere, al decir de nuestros sabios, diversas modalidades, aunque una sola de ellas participaba del ideal rabínico. Existían sin embargo, tantas maneras de dar, como individuos dispuestos a recibir... Nuestra Torá, fuente de verdad y justicia –Emet y Tsedek- que deben inspirar al ser humano en su cotidiano quehacer, aborda en la presente sección el candente tema de la “Tsedaka”, algo que en nuestro plano teórico no reviste duda alguna pero que bajado a la practica diaria, adquiere una forma diríamos muy poco sustanciosa y hasta crea la figura de una 5º y hasta una 6º (y tal vez más...) categoría entre los auspiciantes de la misma. Perashat “Ree” nos presenta una probable cara de la realidad y nos dice: “Cuando hubiere en medio de ti pobre de alguno de tus hermanos, en alguna de tus ciudades.... No endurecerás tu corazón, ni cerraras tu mano a tu hermano menesteroso; Sino que indispensablemente le abrirás tu mano, y sin falta le prestaras lo suficiente para la necesidad que padeciere....Ciertamente le darás, y no debe dolerte el corazón cuando le dieres....:” Hay circunstancias por cierto, que pueden golpear a las puertas del destino de cualquiera de nosotros. No existen hipótesis para la Torá. Existen seres humanos que están “EN MEDIO DE TI”, y que están atravesando por una situación límite. El concepto “en medio de ti” me involucra -en cierto modo- como posible causante de tal o cual situación, al entender de algunos exégetas. Cosa que no es del todo exagerada. Yo mismo puedo ser causante de tales situaciones. Lo primero pasa por ser sensible para la Torá: “abrir tu corazón”, no endurecerlo. Abrir el corazón para que luego pueda abrir mi mano, lo que será una consecuencia-lógica y deseada- si es que decido ayudarlo. No alcanza con “abrir la mano” tan solo, si es que con eso pensábamos salir del paso. El indigente también necesita de mi corazón... Y es allí donde nuestra Torá, Torat Jaím, es decir, una Torá de Vida, se detiene una y otra vez, para que a la acción buena le preceda una mejor y sana intencionalidad. Para que a mi mano la muevan los nervios de la bondad; para que cada uno de mis dedos se movilicen al son de la musculatura “voluntaria” de mi cuerpo y para que mi mano sea una prolongación de corazón... (Mi corazón asiento bíblico de la razón mas que del sentimiento, espacio que me ayuda a discernir y a jerarquizar mi dimensión humana, por sobre todo). La Torá tiene una preocupación, y no es acerca de cuanto le daré al menesteroso, sino de cómo le daré, cómo me verá mi hermano en el momento de recibir mi ayuda, mas allá de que no la entregue personalmente; como se verá él al verse rodeado de necesidades materiales que le impiden llegar más allá de sus propias limitaciones. Todo esto pide nuestra Sagrada Torá proponernos frente al gran acto cotidiano de la Tsedaká, para que sea verdaderamente Justicia... Por eso insiste al final: “Natón titen lo...”, ‘Ciertamente le darás, y no debe dolerte el CORAZÓN CUANDO LE DIERES....’ ¿Qué quiere decir esto de que ‘no haya dolor en mi corazón’ por haber dado algo mío para ayudar!!! Nuestros maestros- de venerada memoria- conocían al “ser interior” que se alberga en cada ser humano, y opinaron a este respecto diciendo: La naturaleza que caracteriza a los seres humanos es que sus corazones se “enternecen” y sus manos se abren en amplitud para dar “Tsedaká” a los carenciados, en los momentos que les sobrevienen a ellos mismos o a sus allegados situaciones angustiosas y dolorosas, sea ya de orden económico o bien alguna suerte de dolencia o enfermedad –D’s no lo permita-. Es, al entender de los Sabios, en ese preciso instante, cuando nos acordamos…El Libro de Proverbios (Mishlé, 10:12) asevera : “…empero la tsedaká -caridad justicia- nos libra de la muerte”, y es por eso que suelen correr presurosos a cumplir con esta noble cualidad, enumerada entre las mitsvot de mayor valía. Es por eso que nuestra perashá enfatiza: “Natón Titen”- “Darás, ciertamente habrás de Dar”: hay que dar en todo momento y en todos tiempos; “y no deberá dolerte el corazón cuando le dieres”- es decir, no aguardes para ofrecer Tsedaká hasta que te encuentres –D’s nos libre- en situaciones de apremio....Dar OFREN-DAR. Dar parte de mí. De mi propio ser. Con alegría. Sin presión alguna. Porque sé que hay quien ME NECESITA... Decía Rabi David Shemuel Pardo (sabio judío de los Balcanes,1718-1790): “Hemos observado un mal enfermizo entre los dadores de TSEDAKÁ, y es que en el momento de tener que abrir sus manos y sus bolsillos generosamente, ellos suspiran y se lamentan ante los oídos de los pobres, sobre su difícil situación y sobre todo tipo de problemas, fracasos y quebrantos que les acontecen: ‘Los negocios no prosperan’; y de ‘cómo la pobreza se ha expandido por el mundo’; situaciones todas que tornan prácticamente imposible la práctica activa de la tsedaká (=caridad=justicia) (!!!) A raíz de que existen seres humanos como estos, es que nos PREVIENE y nos ADVIERTE la TORA, -dice Rabi David Pardo, que: “Y NO DEBERÁ DOLERTE EL CORAZÓN cuando le dieres” sino “ Ciertamente le darás”, con integridad de corazón y con gesto amable”. Mucho se ha escrito y más se ha dicho al respecto. Pero frente a tan oscura realidad, el Talmud establece: “Cuando un pobre va a visitar a un rico y le dice: ¡Ayúdame!; si se le responde FAVORABLEMENTE, bien; si no, esta escrito:’Pobre y rico se encontraron, a todos D’s (Mishlé 22:2).Él, que hace a uno pobre y a otro rico, puede trocar los papeles y las situaciones”(Talmud Babli, Tratado de Temurá 16 A). Y digamos finalmente que no solo hay que saber dar. También hay que conocer cómo hacerlo. Así lo enseñaron nuestros maestros:”Porque D’s traerá toda obra a juicio, sobre todo la cosa oculta, buena o mala” (Kohelet 12.14) Decía Rabi Ianai: -Esto se refiere al que da tsedaka en público. Rabi Ianai vio a un hombre que ayudaba a un pobre delante de muchas personas. Le dijo: mejor hubiera sido que no le dieras nada, y no avergonzarlo asi públicamente”.... (Talmud Babli, Tratado de Jaguiga 5 A). Está por comenzar el Mes de Elul. Es el tiempo de saber dar –primero- para luego pedir al Creador por la vida, por los hijos, por el sustento. E’L’U’L es “Ani Ledodi Vedodi Li”. Yo soy para mi amado y mi amado es para mí. Que no quede en las palabras. Demos una mano. ¡¡Shabbat Shalom u-meboraj!! Rab. Mordejai Maaravi Rabino oficial de la OLEI