viernes, 23 de agosto de 2013
PERASHAT KI TABÓ
PERASHAT KI TABÓ
17de Elul de 5773 / 24-08-2013
Encendido de velas de Shabat
18:08 hs. en Buenos Aires
LA MITZVÁ DE BICURIM: UNA DECLARACIÓN DE EMUNÁ
En esta Perashá se menciona la Mitzvá (el precepto) de Bicurim.
Ésta, que tenía vigencia en la época del Beit Hamikdash (Templo Sagrado Judío) consistía en llevar anualmente los primeros frutos del árbol a Yerushalaim. Para agradecer a Hashem por las bondades de la tierra. Cada Yehudí llegaba al Beit Hamikdash con su canasta llena de frutas y manifestaba verbalmente su alegría por haber podido cumplir una vez más con la Mitzvá.
En el Midrash (Libro Sagrado complementario de la Torá) está escrito que Hashem dijo que sólo por esta Mitzvá, el cielo y la tierra tienen razón de ser creados. Resulta extraño: ¿Qué importancia reviste a la Mitzvá de Bicurim, que por sí sola justifica la creación del Cielo y de la tierra?
La explicación es la siguiente: Para saber que Hashem es el Creador del universo no se precisa tanta sabiduría ni inteligencia. Cualquier persona con un poco de raciocinio se da cuenta que todo lo que nos rodea no pudo haber surgido por sí solo; sin Creador ni Conductor. Lo que a veces resulta difícil de asimilar es que las cosas que la persona hace con sus propias manos, también obedecen a la Voluntad Divina, y sin ella, nada de lo que la persona se propone hacer vería la luz. El hombre suele equivocarse y pensar que gracias a su fuerza e influencia consiguió lo que tiene, pero definitivamente no es así. Todos los días le decimos a Hashem en la Tefilá: “… porque Tú le das vida a todo”. Y por eso, a cada momento y momento agradecemos a Él, y por cada respiración que sale de nuestra boca, lo alabamos. El cuerpo del hombre es inerte, de no ser porque Hashem determina que viva. Si Hashem no lo quiere, ni un solo miembro de nuestro organismo podríamos mover; ni un solo órgano funcionaría.
En una Perashá ANTERIOR LEÍMOS: “Cuando salgas a la guerra en contra de tu enemigo, y te lo entregará Hashem, Tu Di-s, en tu mano… “El valiente que sale a la guerra, va muñido de armas y estrategia militar. Sin embargo, no son las armas ni las tácticas lo que llevan a la persona a la victoria, sino “…te lo entregará Hashem, Tu Di-s, en tu mano”, porque Hashem es quien gana la guerra. Todo lo hace Hashem, y ése es el fundamento de la Emuná (la Fe).
Ese fundamento queda enraizado en el corazón de la persona cuando cumple la Mitzvá de Bicurim. Pues cuando después de que esta persona aró; sembró y cosechó, y luego llevó sus primeros frutos al Beit Hamikdash para agradecerle a Hashem, demuestra que toda su fuerza e influencia no es nada frente al poder del Creador del mundo, al que atribuye todo lo que tiene.
En la Guemará (Maséjet Rosh Hashaná 16.) está escrito que en Rosh Hashaná se menciona que Hashem es el Rey, “para que lo consagren como Rey dentro de ustedes”. Esta expresión alude a que no es suficiente que la persona sepa que Hashem es el Creador del mundo, sino también que lo que sigue conduciendo general e individualmente, y que Su Voluntad incide sobre cada persona y persona; sobre cada miembro y miembro de la persona. Por eso está escrito: “…Rey dentro de ustedes”. Mediante la Mitzvá de Bicurim, el Yehudí siente que Hashem reina dentro de sí, y esa inquebrantable Emuná le permite servirlo de todo corazón…
(Darké Musar – Ki Tabó)
SERVIR A HASHEM CON ALEGRIA ES
SERVIR A HASHEM POR AMOR
Cuando el Yehudí llevaba en su mano la canasta que contenía las frutas de Bicurim, declaraba: “he escuchado las palabras de Hashem, Mi Di-s; he realizado tal cual me lo ordenó. ¡Me siento muy feliz por haber cumplido Su Voluntad…!”
La razón de esta expresión de alegría y felicidad, podemos explicarla con un ejemplo del Maguid Midubna:
Existen ciertas personas que son ordenadas a cumplir con determinado requisito, y éstas, en verdad, lo cumplen. Cuando la persona no tiene (o no siente que percibe) ningún beneficio por el cumplimiento de la orden, esta persona merece llamarse obediente, pues lo que hizo fue por una cuestión de fidelidad.
En cambio, hay quien se dispone a cumplir la orden (porque es obediente) y, luego de analizar detenidamente dicha orden, descubre que su cumplimiento le proporcionará muchos y grandes beneficios. Esta persona, además de fiel, se constituirá en parte integrante de quien impartió la orden, pues estará plenamente convencida de que ésta sólo busca su beneficio. La orden se llevará a cabo no nada más por querer acatarla, sino también por querer manifestar cariño y agradecimiento hacia su superior.
Igual ocurre con el Am Israel: Como con el ejemplo de Bicurim, cada vez que cumplimos una Mitzvá, lo hacemos porque obedecemos a Nuestro Creador. Pero además sabemos que el cumplimiento de todas las Mitzvot nos traen muchos y grandes beneficios materiales y espirituales, y las hacemos con gusto y felicidad. El Yehudí que posee este convencimiento, sigue los lineamientos de la Torá, más que por obligación, por amor…
(Otzar Jaim – Ki Tabó)
Extraído del libro Hamaor tomo