miércoles, 16 de abril de 2014

¿Necesitamos otro Moshe Rabeinu?


Cruce del Mar Rojo camino a la Tierra PrometidaCruce del Mar Rojo camino a la Tierra Prometida
Ante un Nuevo Pesaj, como todo buen judío, necesitamos recordar nuestra historia. Fuimos esclavos en Egipto. Pero encontramos un líder que nos sacó de la esclavitud y la deshonra. Nos condujo por el desierto durante décadas y con humildad y entrega a su pueblo, logró que el Mar Rojo se abriera para dejarlo pasar y llegar así a la Tierra Prometida. No fue fácil ni sencillo. No fue solo cosa de un día o dos. Se necesitó sufrimiento y tolerancia. Padecimiento, pena y dolor. Pero se logró. El Líder tuvo resistencia. La vida fácil y consumista parecía apoderarse de su pueblo. Pero él siguió. Con modestia y recato fue eludiendo todos los inconvenientes que se fueron presentando. Su meta era clara y específica. Por eso triunfó.
Hay muchas fechas para ubicar la salida de Egipto de los Judíos, pero la más creíble nos ubica en el año 1313 antes del nacimiento de Cristo. Transcurrieron cuarenta años y tuvo que fallecer toda la generación adulta y la siguiente pudo por fin entrar a Canaán teniendo como líder a Josué. Moisés no es autorizado a entrar a Canaán y sólo se le permite observar la tierra de la herencia desde el Monte Pisga o Nebo para fallecer en este mismo lugar y ser enterrado en Moab.
Han pasado 3327 años y el pueblo Judío sigue buscando su líder. El que lo saque de su "moderna esclavitud", que dictan, ya no los faraones, sino poderosas fuerzas islamistas y pueblos con mayor cultura y preparación, pero encandilados por la vida fácil que brinda el confort del uso del petróleo barato y la mano de obra casi gratis. Falsos y cómodos estamentos sociales, motivados por una izquierda intelectual cientificista irreal, culpan a Israel de casi todos los problemas del mundo, sin ver con una ceguera casi increíble, que cuando más se cede, más se puede perder.
El gran problema del día de hoy, es que el pueblo de Israel no cuenta con un líder creíble y fuerte. Con un verdadero consenso dentro de su hábitat. Con carisma y respetado tanto dentro como fuera del Estado.
No deben ser sencillas estas festividades para los Netanyahu. Imaginamos a Bibi y Sarita limpiando con dedicación y esmero la residencia del Primer Ministro o su casa en Cesárea. Sin personal de ayuda doméstica, pues seguramente la Primera Dama los expulsó, insultó o faltó el respeto en estos últimos días. Cocinado comida sin calorías para poder mantener la línea que envidan de mandatarios extranjeros. Toda una dificultad. Para colmo de males, justo en estos difíciles momentos, el Ministro Neftalí Bennett, el líder del partido político La Casa Judía, así como del movimiento extra parlamentario "Mi Israel" amenaza con retirarse de la coalición gobernante y dejar al gobierno en minoría. La mano derecha (derecha en todo el sentido de la palabra) de este, Uri Ariel, ministro de Vivienda y Construcción, decide construir y construir en los territorios que se mantienen en disputa con los palestinos.
Estos actos, provocan que John Kerry, Secretario de Estado de los EE.UU declare que "Israel es culpable de la ruptura de las negociaciones entre israelíes y palestinos". Nos preguntamos ruptura de que negociaciones, si están nunca han existido. Por ahora solo hemos visto a Israel liberando prisioneros con manos manchadas en sangre, y no recibiendo nada en compensación.
La medición de las culpas no es muy ecuánime. Solicitar que un país sea declarado para los judíos, es un exceso, pero seguir insistiendo en el retorno de millones de palestinos a la tierra de los judíos, amenazando destruir el sueño sionista, si es factible. No comprendemos los parámetros de uso del Sr. Kerry y por lógica consecuencia el de su patrón, el Sr. Barak Obama.
Dentro de Israel, el conflicto con los religiosos se agrava. El pueblo de Israel es mayoritariamente tradicionalista con respecto a la religión. Podemos decir que no mucho más del veinte por ciento puede ser considerado extremadamente religioso. Dentro de ese sector, el religioso, diremos que un ochenta por ciento es básicamente centrado. Pero el otro veinte por ciento se ubica; un diez por ciento en la extrema idea mesiánica y deciden vivir sin trabajar, sin cumplir con sus obligaciones como ciudadanos de un país, pero sí, exigir de sus ventajas y vivir a costa de los que trabajan. Con su actitud, altiva y obsecuente atentan contra la normalidad. Otro diez por ciento de religiosos se ubican en una situación de intransigencia e irrealidad respecto a la verdadera superficie que debe ocupar el pueblo de Israel. Considera que toda Cisjordania nos pertenece y no piensa que debe hacerse con los millones de personas que habitan la misma. Entonces actúan en forma irracional. Fundan viviendas ilegales, atacan a los soldados que están ahí para defenderlos y rompen sus pertenencias. Son casi tan culpables de los actuales problemas como los ortodoxos. Ni uno ni lo otro, es racional. Ni uno ni lo otro es aceptado por la comunidad internacional. Si queremos abrirnos a un mundo mejor, debemos entender que hay normas que no debemos saltear, para no tener que seguir deambulando otros cuarenta años por el desierto. Hay que hacer sacrificios necesarios para lograr una paz duradera. Con posiciones intransigentes e inmaduras, no lograremos nada.
Por otro lado, el Ministro de RR.EE. de Israel, Avigdor Lieberman, de paseo por los EE.UU. murmura que ya se vislumbra en un futuro muy cercano que el P.M. de Israel será de ascendencia rusa. Sus declaraciones no ayuda a la posición del gobierno de país.
Como hemos dicho, Benjamín Netanyahu no tendrá un Pesaj tranquilo. Jaqueado por el personal doméstico, por los partidos aliados, por los diputados de su propia lista y un poquito por la débil oposición, tendrá tiempo para meditar.
La necesidad de un nuevo Moshe Raveinu no solo es necesaria, podríamos decir casi imperiosa. O tal vez el nacimiento de un nuevo Josue, que por fin haga entrar al pueblo judío en la senda del buen camino y continuidad.
Todo es cuestión de liderazgo. Ni tanto, ni tan poco. Pero fundamental. El líder que necesita Israel no se encuentra ni en Internet ni en los avisos del Idieot Hajaronot de los viernes. Debe crearlo el pueblo. Solo así encontrará su destino. Solo de esa forma podremos legar a nuestros hijos, nietos, y demás generaciones un país justo, libre y soberano.
Jag Pesaj Sameaj para todos nuestros lectores.

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