El policía Sebastián Ortega que denunció hace unos años a uno de sus jefes por agresiones por el color de su piel y estar casado con una mujer judía sufrió otro ataque. Ayer, una de las paredes laterales de su vivienda, en Sauce Viejo, amaneció con una pintada amenazadora y antisemita: una cruz esvástica y la leyenda: “Negro y judía, aquí”. Y una flecha que señala la casa. En 2006, Ortega había denunciado al comisario Juan Pablo Garro, a quien le encontraron en su despacho un cuadro “con un águila, una persona uniformada con rostro de calavera y una cruz esvástica”, lo separaron del cargo y lo investigaron, aunque después la causa judicial y el sumario terminaron en el archivo. En enero de 2015, Garro asumió como jefe de la Unidad Regional I y a la semana tuvo que pedir licencia por el repudio que generó el nombramiento en la comunidad judía, el Inadi, los organismos de derechos humanos, Hijos y el Foro contra la Impunidad.
Ortega dijo que no tenía “pruebas” para vincular aquel hecho de 2006 con el de esta semana, pero pidió al fiscal de turno que lo investigue y presentó la denuncia ante la directora del Inadi, Stella Vallejos y el secretario de Derechos Humanos de la provincia, Horacio Coutaz.
“La pintada es una amenaza explícita”, dijo Ortega, que ayer aceptó un diálogo con periodistas de la emisora Sol 91.5. En todos estos años, el policía optó por el silencio y la vía legal y ni siquiera habló en los medios en enero, cuando Garro estuvo al mando de la Unidad Regional I menos de una semana.
Ortega dijo que lo primero que hizo denunciar el ataque en la comisaría y ante el fiscal de turno, y luego en el Inadi y la Secretaría de Derechos Humanos. “Espero que este hecho se pueda esclarecer”, comentó.
Le preguntaron si era él quien había denunciado a Garro, en 2006. “Si”, contestó. “Yo nunca hablé en un medio sobre el tema. Opté por el silencio y la vía legal”.
-¿Los incidentes que motivaron aquella denuncia tenían que ver con expresiones similares a las de la pintada?
-Si. Quiero dejar aclarado que yo no puedo relacionar este hecho con el anterior. Pero sí, tiene similitudes con lo que denuncié en su momento explicó.
-Claro, nadie deja rastros sobre este tipo de cosas ûcomentó el colega.
-No puedo imputar a nadie.
-¿Cómo reacciona la Policía, cuando un agente denuncia un hecho como éste?
-Pasan muchas cosas. Si alguien pinta un símbolo que no comparto, lo voy a denunciar. Hice la denuncia en su momento, en 2006. Y uno encuentra puertas abiertas y cerradas, gente que le da una mano y otra que no. Ahora, encontré mucha contención. Me brindó su apoyo el fiscal y el jefe de la Unidad.
Pero más allá de todo, “es una amenaza explícita”, dijo. Y agregó: “No obstante, hay un factor que yo no dejo de tener en cuenta porque hay muchos adeptos a esa ideología en la población”.
En enero, el secretario de Seguridad Pública, Gerardo Chaumont, designó a Garro como jefe de la Unidad Regional I, lo confirmó en el cargo dos veces en 48 horas, pero tuvo que aceptarle la licencia antes de que su elegido cumpla una semana en el cargo. El ex jefe de gabinete del ministro de Seguridad y hoy su delegado personal en el Nodo 3, Miguel Angel Picca y el director de Asuntos Internos, Julián Aranda, también respaldaron a Garro. “Si no está imputado o condenado puede estar en la Policía de Santa Fe”, había dicho Chaumont.
Mientras que la titular del Inadi, Stella Vallejos, consideró que era “muy preocupante la designación de una persona acusada de antisemitismo y de un perfil ideológico que no se corresponde con el sistema democrático”. Y Garro pidió licencia.
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