¿Está la inteligencia israelí a favor del acuerdo con Irán?
Por Martin Kramer
"Sí, la valoración de la inteligencia israelí es que Irán no podrá construir una bomba según los términos del acuerdo. (Esto es, si a Irán no le da por engañar a sus socios –la valoración dice que los mecanismos de inspección son defectuosos–). (...) Pero también sostiene que, cuando el acuerdo expire, Irán estará a sólo semanas del umbral nuclear. El punto central de la valoración, como apareció en la prensa, es que los riesgos del acuerdo superan a las oportunidades"
En el Forward, J. J. Goldberg ha venido desarrollando una campaña para convencer a los americanos de que la comunidad de inteligencia israelí está en desacuerdo con el primer ministro Netanyahu acerca del acuerdo con Irán. Quienes disienten de la lectura que del mismo hace Netanyahu no sólo serían preponderantes entre los profesionales retirados, también entre los que están en activo. Netanyahu no puede silenciar a los primeros, pero habría dado una “orden de silencio” a los segundos para que no lo avalen. La inteligencia militar habría incluso producido una evaluación “sorprendente”, “revolucionaria”, que socavaría completamente la posición del primer ministro; una evaluación según la cual “los puntos positivos [del acuerdo] no son perfectos”, pero “los negativos no son inmanejables (…) Las desventajas no son tan calamitosas para quien las afronte”. La inteligencia militar vería “una imperfecta pero auténtica apertura en Irán. Cree que las oportunidades se están perdiendo”. El diagnóstico de Netanyahu “no casaría con su propia [comunidad de] inteligencia”.
Todo esto es un politizado disparate.
Una auténtica experto, Emily Landau, del Instituto para los Estudios de Seguridad Nacional de Tel Aviv, ha hecho añicos lo de Goldberg y los profesionales retirados (Goldberg tiene una bizarra predilección por denominarlos “espías”). Landau, sin dar los nombres de esos “expertos”, destaca que la política iraní y las cuestiones nucleares están muy lejos del ámbito de experiencia de la mayoría de ellos. No todo el que tiene una pensión y una opinión es igual. Y la mayoría de los que piensan que Israel no debería librar una batalla sobre el acuerdo piensan que éste es malo. Simplemente aducen que es inevitable, así que ¿para qué provocar a Barack Obama? Eso no es un respaldo al acuerdo, sino resignada aquiescencia. (El corresponsal militar del Times of Israel hizo una refutación paralela después de que la Casa Blanca empezase a emitir tuits en el mismo sentido).
¿Y qué decir de la valoración “revolucionaria” de los que están en activo? Goldberg se refiere a un análisis preparado por la inteligencia militar israelí (Aman) presentado a Netanyahu y a la clase política. Los puntos principales aparecieron inmediatamente en la prensa israelí. Leyendo a Goldberg, uno pensaría que ese documento es un respaldo al acuerdo con Irán, y que los puntos débiles del mismo se imponen a los positivos. Ni Goldberg ni yo hemos visto ese documento. Pero incluso una somera lectura de los reportes periodísticos (aquí, aquí y aquí) muestran que las cosas no son como Goldberg dice.
Sí, la valoración de la inteligencia israelí es que Irán no podrá construir una bomba según los términos del acuerdo. (Esto es, si a Irán no le da por engañar a sus socios –la valoración dice que los mecanismos de inspección son defectuosos–). Quizá Irán incluso muestre a corto plazo contención respecto de su apoyo al terror, a fin de consolidar las ganancias derivadas del levantamiento de las sanciones. Pero la estimación también sostiene que, cuando el acuerdo expire, Irán estará a sólo semanas del umbral nuclear. En el entretanto, Irán ganará una inmerecida legitimidad por obra del acuerdo, lo que provocará que los Estados árabes incrementen su arsenal de armas convencionales y aceleren sus propios programas nucleares, algunos de los cuales podrían ser militarizados con el tiempo. El punto central de la valoración, como apareció en la prensa, es que los riesgos del acuerdo superan a las oportunidades. (Esta fórmula aparece en más de un informe periodístico. Goldberg lo omite).
La razón de que esta valoración “revolucionaria” no transforme el mundo de arriba abajo es sencilla. No es “revolucionaria”. El titular de Goldberg anuncia que es el informe “que teme Bibi” porque “desafía la orden de silencio”. Pero dudo de que Netanyahu haya experimentado un solo momento de malestar al escucharlo, y ni es “revolucionario” ni ha sido especialmente comentado en Israel. Goldberg toma unos cuantos puntos del texto y los infla para conformar una suerte de insurgencia. Cuenta con que los lectores del Forward no tendrán nada mejor a mano.
También elude un punto importante acerca de los autores del documento. En un momento dado, Goldberg escribe que en la prensa israelí aparecieron noticias que hablaban de “inquietud entre los militares” por “temor a las represalias”. El link a los “informes de prensa” remite uno solo, del corresponsal militar de Haaretz Amir Oren, en el que éste ataca al jefe de la inteligencia militar, Herzl Halevi, y al jefe de la división de investigación, Eli Ben Meir, porrespaldar a Netanyahu. Oren acusa a los dos generales de escorarse hacia la derecha. De “comer con la boca cerrada, al unísono”. De “ocultar cualquier pensamiento perturbador”. (Oren no explica cómo ha accedido a esos pensamientos). Oren denuncia: “En los cuerpos de inteligencia, incluso en la división de investigación que maneja el tema de Irán, hay quienes tienen una visión muy positiva del acuerdo nuclear”. Pero Halevi y Ben Meir les habrían “ocultado” de la vista del público y, al hacerlo, habrían violado su “deber” para con la nación.
Oren (y su periódico) nunca dejan de dar estacazos al primer ministro, pero incluso Oren admite que los altos mandos de la inteligencia militar están en la misma posición que Netanyahu(“alineados”, en su despectiva jerga). De hecho, ellos son los que (aduce) están silenciando a “esos” analistas rebeldes. (¿Quiénes o cuántos son “esos”, si es que existen? Nadie lo adivina). Aun así, Goldberg quiere hacernos creer que esos mismos dos generales han elaborado un documento que hace saltar por los aires la causa de Netanyahu contra el acuerdo.
Bien, la “eclosión de disenso” es imaginaria, igual que la “orden de silencio”. Los debates en la comunidad de inteligencia israelí no sólo tienen lugar; es que son alentados (incluso hay un funcionario que es designado “abogado del diablo”). Asimismo, es vital para los estrategas israelíes pensar en el día después al acuerdo con Irán, y en qué puede hacer Israel. Esto es todo. El último trabajo de Goldberg es una teoría conspiratoria para crédulos. No se necesita ser un oficial de inteligencia para saber que se trata de una maniobra de distracción.
© Versión original (en inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medio
© Versión en español: Revista El Medio
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