martes, 18 de septiembre de 2012

La guerra siria se libra sin leyes

El frente de batalla en Siria sigue un patrón tan caótico como convencional en un conflicto asimétrico: el régimen, armado con un Ejército regular, por un lado, y los rebeldes y su estrategia de guerrilla, por otro. Pero la segunda línea y retaguardia de ambos contendientes han roto definitivamente con las leyes de la guerra -no es nuevo- y han implantado la Ley del Talión. Ojo por ojo y algo más. La organización pro derechos humanos Human Rights Watch (HRW) y Naciones Unidas han dado un nuevo guantazo a las partes involucradas por la comisión sistemática de crímenes de guerra. Los militares sirios, dice la ONU, siguen en su escalada de agresión indiscriminada contra los civiles. Los alzados, según recoge HRW, han normalizado el ajusticiamiento sumario y ejecución de los presos. El investigador brasileño Paulo Piñeiro, al que la ONU ha encargado un estudio independiente en suelo sirio, ha elevado el tono en el último escrito presentado ante el Comité de los Derechos Humanos. Piñeiro y su equipo han elaborado, a través de "una muestra formidable y extraordinaria de evidencias", un nuevo listado de sospechosos de cometer crímenes de guerra que deben ser perseguidos. El relator brasileño ha calificado las violaciones de "flagrantes" y ha asegurado que se han disparado en "número, ritmo y escala". No hay "límites", ha señalado Piñeiro, a este tipo de crímenes. El informe será tratado por el Consejo de Seguridad que decidirá si lo envia a la Corte Penal Internacional El nuevo informe sobre Siria será tratado por el Consejo de Seguridad de la ONU que, si lo considera oportuno, lo enviará a la Corte Penal Internacional para iniciar el proceso judicial. Se desconoce por el momento la identidad de los que integran la nueva lista de perseguidos. En primer lugar, por la presunción de inocencia, y, en segundo lugar, porque no existe aún un mecanismo que les permita defenderse en caso de aparecer señalados como supuestos criminales de guerra. Sería "incorrecto" hacer pública la lista, ha apuntado Piñeiro. Sobre lo que sí ha hecho hincapié el investigador brasileño es sobre la "creciente y alarmante presencia" de milicianos islamistas en el campo de batalla, algunos como miembros del contingente rebelde y otros, haciendo la guerra por su cuenta. Son lo que algunos analistas han llamado yihadistas freelance (colaboradores externos). Según el relato de Piñeiro, estos islamistas radicales tratan de radicalizar a los alzados, autores también de crímenes de guerra. En esta denuncia coinciden Naciones Unidas y HRW, organización que trabaja desde el interior de Siria y que ha visitado durante los últimos meses las cárceles controladas por el Ejército Libre de Siria (ELS) para conocer de primera mano el trato dado a los militares del régimen presos. Esta ONG ha constatado que las diferentes brigadas en las que se divide el ELS cometen ejecuciones extrajudiciales y torturas, al menos en Alepo, Idlib y Latakia. En esta última provincia, cuna del presidente Bachar el Asad, según los testimonios recogidos por HRW en uno de los ejemplos con los que retrata su informe, el batallón Ansar Mohamed mató a cuatro personas tras el asalto de una comisaría, dos en el ataque y otras dos tras un juicio sumario. La ONG ha señalado además que algunos líderes rebeldes han reconocido que ejecutaron de forma extrajudicial a algunas personas porque así se lo merecían. HRW ha instado en su último reporte a que los líderes militares y civiles opositores "condenen y prohíban estas prácticas". Pese a que el control de las cárceles está en manos, generalmente, de civiles, el mando sigue perteneciendo al ELS, que detiene y traslada a juicio -en el caso de que se celebre- a los reos. La ONG pro derechos humanos ha exigido de igual modo a la oposición siria que investigue y persiga estos crímenes, una tarea sin duda ardua en el momento actual de la guerra, liderada por el ELS en el terreno, lugar donde el exilio político tiene todavía poca influencia.