viernes, 12 de octubre de 2012

Al correr de los versículos

BHN"V - Creación, expansión, forma, Palabra. Un universo que cobra sentido y la existencia que es llamada a su meta y a su fin. Tiempo y espacio conjugan la idea de un mundo que nace y vuelve a nacer en cada llamado, en cada alocución que el Verbo Divino pronuncia. "¡Sea...!" e inmediatamente, "se es"... "Bereshit" es la palabra que define los comienzos. Nuestros comienzos. El origen de la vida, de los sueños, de los proyectos, del realizar. Hay Un Creador nos enseña la Torá, y hay creados. Todo transcurre por la delicada hebra del ser y del existir. Desde el primer instante, único e irrepetible hasta la suma de todos los tiempos –de todos los instantes-, en la santidad del séptimo día. Participamos de un mundo creado y por crear. Todo está hecho y todo está por hacer. La verdadera sabiduría está en hallar en punto de conexión entre ambos momentos. Entre ambas instancias. Ser parte es sentirse parte. Y cada criatura, cada creación ocupa un lugar único en ese mundo. Su lugar y no otro. Su tiempo, y no el de otro... "Bereshit" supone orden. Alienta el llenado de un vacío. Argumenta el sentido de habitar el mundo y hacer de él, un santuario. ¿Qué queremos decir con 'santuario'? Lo que la palabra hebrea define como 'kadosh'. Algo único, irrepetible, exclusivo, mío...Ser santo es ser apartado. Es verdad. Pero ese ser apartado significa eso único, que me pertenece y yo a él. Santidad es reciprocidad en términos bíblicos. Un mundo de santidad presupone un mundo único y el deber de preservarlo, cuidarlo, protegerlo... Allí la tarea primera encomendada a Adám, la creación "a imagen y semejanza del Creador". No ser igual a nadie. Ser único. Y a partir de su unicidad –de su 'kedushá'- ser un traductor... Sí, el ser humano será el traductor de los hechos de D's en el mundo. Y deberá ser fiel. Cuidar cada Palabra de las 'Diez alocuciones con las que el mundo fue creado' y a partir de ella 'inundar' el mundo de hechos morales, de razones éticas, de valores vitales para su cuidado, su trabajo y su preservación. "Vaianijehu....leovdá ulshomrá" nos recuerda el Génesis. Que HaShem, una vez creado el hombre y puesto en el Jardín de Edén, su meta fue: 'trabajarla y preservarla'. Y es a partir del género masculino aplicado a la palabra 'Jardín', que sólo podemos pensar en la calidad de la Palabra, de la Vida, de la condición espiritual que caracteriza al ser humano creado "Betzalmó kidmutó" –'a Su imagen, según Su semejanza'-. Y así como ese mundo del 'Bereshit' fue creado con 'Diez Alocuciones' y no con una, nuestra existencia no deberá transcurrir bajo el signo de las 'pocas palabras'. Imitar a D's –ser como Él-, es llenar el vacío de los silencios con el sonido de la vida, de la existencia sonora y significativa. Allí nacerá el hombre con su plegaria –la palabra extendida hacia los Cielos-; allí surgirá el hombre que ama –su palabra acariciando el corazón del prójimo-; allí aparecerá el hombre que cura- su palabra como bálsamo ante el dolor y la desesperanza-... Arribamos el presente Shabat Kodesh a un nuevo ciclo de nuestra biografía. Leer la Torá y estudiarla, es penetrar los espacios recónditos del vivir y es transitar por los tiempos eternos de la existencia. El Creador espera por nosotros cada día. "Iom leIom iavía omer..." –'cada día y día expresa consigo Su Palabra'- canta el rey David en su Tehilím. Nada más hermoso. Nada más sublime. Nosotros, en cada día, debemos hallar el eco de esas Palabras. Palabras de amor, palabras de vida, palabras de santidad que inundan los océanos de la comprensión y el esfuerzo humano. 'Para trabajarla y preservarla...' ¡¡Shabat Shalom uMeboraj!! Rab. Mordejai Maarabi Rabino Oficial de la OLEI