jueves, 25 de octubre de 2012

"Calórico" desequilibrio informativo de Europa Press

por Marcelo Wio Una noticia de dudosa relevancia internacional se convierte en destacable por el mero hecho de brindar la posibilidad de señalar a Israel como un estado que viola constantemente la legalidad internacional. Una ocasión, por demás, que surge de interpretaciones personales que encaminan el curso de la noticia hacia los habituales prejuicios contra el estado judío. Así, un documento (no llevado a la práctica, por otra parte) elaborado con el fin de garantizar la salud alimenticia de la población de Gaza se torna contra de Israel. La agencia de noticias Europa Press, publicó el 17 de octubre de 2012 un artículo donde informa que: “Israel calculó el número de calorías que los palestinos necesitarían para evitar la desnutrición bajo el bloqueo sobre la Franja de Gaza, según un estudio que el Tribunal Supremo ha obligado al Gobierno hebreo a publicar”. Hasta aquí sólo se refleja un hecho escasamente relevante; del que el diario israelí Haaretz también dio cuenta, aclarando que el documento se redactó en un momento en que Israel había reforzado el bloqueo: “[El] COSAT [Coordinador de Actividades del Gobierno en los Territorios], apelando el fallo del Tribunal de Distrito que obligaba a hacer público el documento, declaró que era sólo un borrador, que de hecho nunca se implementó ni sirvió como guía para la política israelí en práctica”. Un dato que la agencia de noticias nunca indica: el documento nunca se llevó a la práctica. Pero la clara intención del texto comienza a perfilarse cuando la agencia señala: “Los palestinos describieron las restricciones, que provocaron críticas internacionales y fueron aliviadas en 2010, como un castigo colectivo que asfixiaba a su economía”. Entonces, se introducen las declaraciones de “un grupo de defensa de Derechos Humanos israelí”, que fue el que solicitó la publicación del informe; y del director de operaciones en Gaza de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA). La ONG en cuestión es Gisha, cuyo director general, Sari Bashi, ha acusado, según NGO Monitor, a las Fuerzas de Defensa de Israel de promulgar políticas a fin de “vaciar Cisjordania de Palestinos debido a las reclamaciones territoriales israelíes allí...”. Es decir, la tesis irreal de la "limpieza étnica". Según reproduce la agencia de noticias, Gisha sostiene que: “… unos 400 camiones llegaban a Gaza cada día antes del bloqueo y en el momento en el que se elaboró el documento solo lo hacían unos 67”. Como siempre sucede con las ONG, simplemente hay que creer en esas cifras, pues no citan las fuentes de las que surgen dichos datos. El propio documento, objeto de la noticia, indica que a través en el paso de Karni descargaban unos 90 camiones con alimentos básicos. Pero Europa Press continúa haciéndose eco del punto de vista de la ONG: “La ONG ha denunciado que el estudio contradice los argumentos del Gobierno israelí de que el bloqueo es necesario por motivos de seguridad.‘¿Cómo puede Israel afirmar que no es responsable de la vida de los civiles en Gaza cuando controla incluso el tipo y la cantidad de alimentos que los residentes palestinos de Gaza tienen permitido consumir?', se pregunta su director, Sari Bashi, en un comunicado recogido por la BBC”. Según el artículo del diario Haaretz: “... el Ministerio de Salud [israelí] condujo el informe para calcular la canasta de subsistencia mínima que permita una nutrición suficiente para la subsistencia sin que haya desarrollo de malnutrición”. Si esto es lo que se pretendía con el informe, ¿cómo es posible hablar de castigo colectivo si, justamente, lo que se intenta evitar es que la población no sufra de malnutrición? ¿Se debe suponer que es mejor realizar un bloqueo - debido a consideraciones de seguridad - sin tener en cuenta las necesidades nutricionales de la población que se verá afectada? Por otro lado, en ningún momento se puede inferir, a partir del documento, que haya un control nutricional sobre la población; el documento sólo expresa una preocupación en lo concerniente a la población de la Franja de Gaza a raíz del bloqueo. El objetivo, de esta manera, es bien simple: evitar una crisis humanitaria. Además, el documento nunca fue aplicado. En un pasaje de la nota, la agencia destaca: “El estudio, 'Consumo de alimentos en la Franja de Gaza- Las líneas rojas', estimaba que cada palestino debía ingerir como media diaria 2.279 calorías”. Y, para sostener el giro de la información, cita al Servicio Sanitario Británico, que indica que un hombre necesita de media 2.500 calorías para mantener su peso y una mujer 2.000. En el informe se puede observar que esos son justamente los datos que maneja el Ministerio de Salud israelí, y que 2279 es sólo un promedio entre las necesidades de adultos (hombres y mujeres) y niños. El informe, por otro parte, aclara que las cifras no deben considerarse como cantidades para la subsistencia mínima. Es más, el informe se basa en diversos valores según fuentes internacionales que no se mencionan en el artículo, que se sostiene alrededor de un dato anecdótico y de las declaraciones de las fuentes habituales: “Valor calórico por porción de comida en la Franja de Gaza según fuentes internacionales (cifras de comunicaciones externas):WFP [World Food Programme)], 2 100; UNRWA [Agencia de la ONU para los refugiados palestinos],1 890. El modelo de Ministerio de Salud... cumple con el modelo calórico formulado por la Organización Mundial de la Salud (2 100 calorías por persona por día)”. En cuanto a las declaraciones de Robert Turner, director de operaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en Gaza; la agencia Europa Press indica que: “… ha considerado que ‘esto refleja una auténtica política para limitar las importaciones de alimentos'. [Que] ‘Este documento con 'líneas rojas' es contrario a los principios humanitarios'… ”. Lo único que refleja el documento, es una preocupación por cubrir las necesidades básicas. Además, el mismo recalca que: “La estabilidad del esfuerzo humanitario es crítico para prevenir el desarrollo de la malnutrición”. Es decir, se intenta garantizar la salud de la población de Gaza. Otra cuestión bien distinta es adjudicarle interpretaciones propias. A su vez, ¿a qué principios humanitarios es contrario el documento que, por otra parte, nunca pasó a aplicarse? ¿O basta invocar los “principios humanitarios” cada vez que se habla de Israel para ubicar, sin más, al estado judío como un ente contrario a esos mismos “principios”? Para la OCHA – Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU: “El objetivo de la acción humanitaria es proteger la vida y la salud y garantizar el respeto de los seres humanos”. ¿Cómo es contrario Israel a este principio a partir del informe? Pero el funcionario de la ONU continúa en la misma línea: “Reconocemos que Israel tiene preocupaciones legítimas de seguridad pero también hemos dicho repetidamente que el bloqueo es un castigo colectivo de la población y es ilegal bajo el Derecho Internacional y creemos que es contraproducente...”. El diario argentino La Nación publicó, el 2 de septiembre de 2011, que el informe de la ONU, llevado a cabo por el ex primer ministro de Nueva Zelanda Geoffrey Palmer, sobre el asalto militar israelí a una flotilla internacional que se dirigía a Gaza, no dudaba de la legalidad del bloqueo naval. : “... el bloqueo naval fue impuesto como medida de seguridad legítima para impedir la entrada de armas en Gaza por mar y su implementación respeta las exigencias del derecho internacional”. Si esto se conocía ya en septiembre de 2011, ¿cómo es posible que un funcionario del propio organismo que solicitó el informe siga sosteniendo lo contrario? El artículo, en definitiva, desliza la idea de que el documento en cuestión buscaba sumir en el hambre o, por lo menos, ejercer un control nutricional de la población de Gaza. Algo que el informe no indica; bien por el contrario, manifiesta explícitamente su deseo de proteger a la población de Gaza. Un dato no menor, es que dicho documento no pasó de ser exactamente eso: un documento. Un documento nunca llevado a la práctica. Y otro dato nada irrelevante: que un Tribunal israelí ordenó su publicación. ¿En cuántos países de Medio Oriente sucede esto? Incluso cabe preguntarse, ¿en cuántas democracias? Una vez más el desequilibrio informativo es notorio: no hay una sola fuente israelí. En cambio, se encuentran las declaraciones de una ONG muy contraria a las políticas israelíes y un funcionario de una agencia de las Naciones Unidas creada exclusivamente para los refugiados palestinos – un caso único, por otra parte -.