viernes, 26 de octubre de 2012

PARASHA SEMANAL

Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 26/Oct/12 19:02 Hs. - Motzaei Shabat 27/Oct/12 19:58 Hs. Parasha Lej Lejá BS"D LA RIQUEZA ESPIRITUAL, ETERNA, FRENTA A LAS RIQUEZA MATERIAL, EFIMERA. En la Perasha se muestran dos personalidades, que se enfrentaron a sendas pruebas referentes a la riqueza, y cómo cada uno de ellos reaccionó de diferente manera. Uno era Lot, que acompañó a Abraham en un largo camino, convirtiéndose en su más dilecto discípulo. Cuando llegó el momento en que cada uno de los dos hubo de tomar distintos caminos, y Abraham lo conminó a separarse de él, el Pasuk cuenta que Lot “escogió para sí todo el valle del Jordán, y se desplazó para allí…” (Bereshit XIII 11). La ambición por la riqueza y los bienes materiales lo perdieron; abandonó a un hombre santo como Abraham, para juntarse con malvivientes como los habitantes de Sedóm. Rash’i ilustra el cuadro escribiendo al respecto: “Lot se separó de la esencia del mundo. Dijo que no le importaban Abraham ni su D”. Realmente, la Torá no menciona que Lot haya pronunciado estas palabras. ¿Cómo sabia Rash’i que él hablo de esta manera? El “Saba Mikelem” responde que si Lot desdeñó vivir al lado de un personaje como Abraham Abinu sólo por su codicia de dinero, seguramente fue porque se transformó en ateo, y dentro de su corazón proclamaba: “No me interesa ni Abraham ni du D”. El Rabí Y. Neimann, en su libro “Darké Musar”, mencionando en el artículo anterior, agrega que el resultado de haber convivido con los habitantes de Sedóm, fue que Lot tuvo que huir de esa gente sin un centavo en su haber. Y sólo por el mérito de ser sobrino de Abraham, salvó su vida. Y de toda esa riqueza, que vislumbró cuando se separó de Abraham, no le quedó absolutamente nada. El segundo personaje que fue probado con la riqueza y pasó exitosamente el examen, fue Abraham. El Rey de Sedóm quiso premiarlo con una enorme cantidad de bienes materiales, que realmente merecía, y Abraham se negó a recibirla. “Ni una correa, ni un cordón de zapato” quiso aceptar. “Para que no digan que un ser humano enriqueció a Abraham” (Bereshit XIV 23). Y en recompensa por haber resignado a dicho pago, Abraham gozó del privilegio de que sus descendientes cumplan las Mitzvot de Tefilín y Talet. Una recompensa por demás valiosa, si tenemos en cuenta que son Mitzvot que se llevan a cavo eternamente, todos los días. Vemos de aquí cuan inmensa es la ganancia de aquel que reflexiona y huye de una riqueza que pretende desplazar el aspecto espiritual. Y por el otro lado, qué gravedad reviste el hecho de no aprobar el Examen Divino, dejando de lado la compañía de un Tzadik y de su D”, todo por el dinero. Abraham accedió a una recompensa eterna, incalculable; mientras Lot perdió algo mucho más valioso que toda la riqueza que ambicionaba poseer, además de quedarse al final sin nada; más pobre de lo que era… Se cuenta que en la Ieshibá de Lomsza (Rusia), su director, el Rab Eliezer Shulwitz ZTz”L, contrató al Rab Moshe Rozenstein ZTz”L como Conductor espiritual del instituto. Cuando se estableció el sueldo, que le alcanzaría al Rab Moshe Rozenstein para vivir tranquilamente con su familia, al principio quiso éste pedir una suma adicional, que le permitiera ahorrar, para casar en el futuro a sus hijas. Y realmente si lo pedido se le hubiese concedido, pero después declinó hacerlo; pensó que en su momento HaShem lo iba a ayudar, teniendo en cuenta que está trabajando para que los demás aprendan Torá gracias a él. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, todos los bancos se declararon en quiebra, y la moneda rusa perdió todo su valor. “¡Qué hubiese pasado si obtenía ese sueldo adicional, y hubiese depositado todo el dinero en el banco…!”, comentó años después el Rab Moshe Rozenstein. Y agregó: “Y con aquello que no tomé, y lo deje ‘a la cuenta de HaShem’, ¡pude casar a todas mis hijas con grandes Jajamím…!” Para tener una somera idea del valor inimaginable que posee el pago asegurado por el cumplimiento de una sola Mitzvá, citaremos la siguiente anécdota: En una época en que la situación era muy difícil para las familias que observaban estrictamente las Mitzvot, se acercó a Jafetz Jaim un estudiante con la siguiente propuesta: -Yo estoy dispuesto a resignar el pago que me corresponde por cumplir la Mitzvá de Tefilín de un solo día, ¡con tal de que, a cambio, le otorgue HaShem bienestar y holgura a todas las familias necesitadas! -Eso es imposible – le replicó el Jafetz Jaim. Y añadió: -Imagínate a una persona que entra a un negocio y le pide que le vendan un caramelo, y lleva en su mano un documento por valor de un millón de dólares. El comerciante le dirá que si pidiese algo cuyo valor se acerque al del documento, podría venderle y darle su correspondiente cambio; pero para una adquisición tan insignificante, no aceptaría, dado que la diferencia es enorme. -Igualmente en este caso – concluyó el Jafetz Jaim – Tú le estas ofreciendo a HaShem el pago de la Mitzvá de Tefilín de un día, a cambio de solucionarle los problemas económicos a familias necesitadas. ¡Te correspondería un “vuelto” gigantesco, que no se acostumbra a otorgar! No. Esa transacción no puede llevarse a cabo. De aquí vemos cuanto ganó Abraham al pasar exitosamente la prueba de la riqueza, y cuanto perdió Lot al reprobarla… (Recopilado por Hamaor) (“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;