viernes, 26 de octubre de 2012
La alianza eterna
La alianza eterna
Rabino Daniel Oppenheimer
Habiendo señalado a Avraham la visión de los animales, D”s amplió y explicó lo que esto significaba: “saber sabrás, que tu descendencia será extranjera en tierra ajena, los esclavizarán y los atormentarán - (todo esto en un total de) cuatrocientos años (este plazo se computa desde el nacimiento de Itzjak, hasta la salida de Egipto). Y también juzgaré a la nación a la que sirvan, y luego saldrán con una gran fortuna”.
Avraham regresaba triunfante de una guerra desigual. Con solamente un puñado de adherentes logró vencer a cuatro poderosísimos reyes que habían invadido Eretz Cna’an (Israel) y sometido a Sdom y a cuatro ciudades más.
Avraham era plenamente consciente que su victoria inverosímil en términos militares, era producto de la Asistencia Di-vina, que lo había acompañado a lo largo de su trayectoria: desde el primer momento que había desafiado al demagogo rey Nimrod, y a través de todas las peripecias que debió atravesar junto a su esposa Sará en su ciudad ancestral Jarán, en su morada actual de Cna’an y durante su traumática experiencia en Egipto.
Pero… ¿qué le depararía ahora el futuro?
Avraham y Sará, ambos de avanzada edad, no tenían hijos. Lot, el único familiar que los había acompañado en la etapa inicial de su emigración desde la tierra natal, los había decepcionado con una conducta deplorable, y Avraham se había visto en la inexorable necesidad de tomar distancia de él.
Sus sirvientes - en particular Eliezer - le eran extremadamente fieles, y habían aprendido mucho de lo que Avraham les había instruido. ¿Serían acaso ellos, los que continuarían el legado espiritual de Avraham?
La visión de las estrellas
Fue entonces cuando Avraham mereció la visión profética que le señalaba que sería progenitor de un hijo y ancestro de una gran nación. El favor de D”s, al salvarlo en la batalla, no había - en absoluto - reducido los méritos acumulados a través de los años.
D”s se dirigió a Avraham diciéndole que no debía temer.
¿Por qué creeríamos, acaso, que Avraham habría de amedrentarse?
Avraham percibió que la naturaleza de la profecía a la que estuvo expuesto en esta oportunidad - a diferencia de las anteriores en las que D”s le había hablado - era atemorizante, presagiando que se avecinaban tiempos difíciles. Sin embargo, D”s le informaba que no debía sobrecogerse, pues su recompensa era abundante y lo ampararía.
Avraham estaba totalmente entregado a D”s. No demandaba recompensa alguna, pues su lealtad a la Voluntad de D”s era incondicional. Fue él quien acuñó el nombre Ado-nai (en plural - Brajot 7.), que significa “mi único amo”, y E-lokim (escrito en hebreo con las cuatro letras del Nombre de D”s que no debemos pronunciar), que en esa dualidad de escritura y pronunciación, expresa que aun cuando D”s se conduce con el Atributo del Rigor (Din), esta actitud incluye Su Cualidad de Misericordia. Avraham seguiría a D”s aun si no comprendiera Su Conducta.
- “Para mí no pido nada, D”s, pues todo lo que me has proporcionado ya es mucho, y aun si Tú me brindaras más de ello en Tu gran misericordia, todo caerá en manos de los herederos de mi siervo Eliezer, pues no tengo hijos propios a quienes legarles lo que Tú me ofreces”.
En realidad, todo ser humano desea - en su intimidad - legar lo suyo a su prole, para que continúe desarrollando sus aspiraciones, principios y proyectos. Sin embargo, Avraham, quien se sometía totalmente a la Determinación de D”s, ni siquiera pedía modificar esta realidad. Aceptaba con el corazón íntegro las disposiciones de D”s, y ya había logrado vivir en paz con esa realidad.
Los Sabios (Midrash Rabá, Bereshit 42:9) incluso deducen de las palabras de Avraham que él prefería no tener hijos si éstos en el futuro enojarían a D”s con sus acciones...
Si bien los devotos sirvientes de Avraham habían aprendido mucha Torá y enseñanzas morales de su amo y guía espiritual, y podían llegar a crecer intelectualmente y obedecer preceptos - no eran sus hijos. Aun toda esta instrucción no cambiaría su talante, pues las características del temperamento espiritual se heredan genéticamente y jamás llegarían a abrigar el sentimiento judío en sus venas. Esto solamente sucedería con aquel que saliera de sus entrañas: su hijo biológico.
La mención de las entrañas (de Avraham), se vincula que representan el órgano humano que figurativamente expresa las sensibilidades - físicas y anímicas - del individuo.
D”s, entonces, pidió a Avraham que saliera de su tienda y contara las estrellas.
Esto no era para observar la infinita cantidad de las que adornan el firmamento, pues no sería necesario complementar la profecía con una acción contundente y práctica de estas características (salir y observar las estrellas).
El mensaje de las estrellas era otro. La mirada a las estrella llevaba una referencia profunda. Habitualmente, todo lo que uno advierte en este mundo terrenal está elaborado por el intelecto y la acción humana. Las estrellas, en cambio, se mantienen en su naturaleza prístina e intacta tal como han sido creadas por D”s desde un principio.
Del mismo modo también, alegóricamente, la probabilidad de paternidad de Avraham en términos terrenales y humanos, era nula. Sin embargo, en las Esferas Celestiales, en el Ámbito Di-vino, nada es “imposible”. Al igual que las estrellas - creadas directamente por Manos de D”s - el nacimiento producto de la simiente de Avraham, treinta años más tarde - cuando Avraham y Sará serían aun más ancianos - sería una Creación original y exclusiva de D”s.
- “Mira, por favor, las estrellas. ¡No es como tú supones!” - le indicaba ahora D”s - “contrariamente a las reglas de la naturaleza y a lo que pronostica la astrología, tú serás papá” (Shabat 156.).
Asimismo, el nombre “Itzjak” que llevaría su hijo, es una referencia a futuro del “tzjok” que significa “gracia”, por lo enigmático e incomprensible de aquel alumbramiento. La expresión hebrea conjugada a futuro del nombre Itzjak, simboliza que en todo su futuro el pueblo de Israel será mantenido y protegido de una manera inexplicable en términos históricos y/o geopolíticos.
En Tehilim (147:2-5) se aplica la misma metáfora en relación a la redención de Israel: “D”s construye Ierushalaim, reúne a los exiliados de Israel. Quien cura a los quebrados de corazón y remedia su dolor, cuenta individualmente las estrellas, llamándola a cada una por su nombre. Grande es nuestro Amo, no hay límite a Su comprensión”. Aun en momentos de sufrimiento y dolor, el judío está individualmente nombrado y protegido directamente por D”s, y también en esta situación es Él Quien se ocupa particularmente de la salvación que es improbable en términos lógicos humanos (R. Sh.R. Hirsch sz”l, como también las observaciones que siguen).
A pesar de lo fantástico del vaticinio que acababa de escuchar, Avraham confió “en D”s” tal como lo había hecho siempre.
No nos dice que Avraham creyó “a D”s”, sino “en D”s”. A diferencia de lo que puede suceder en otros credos en los que la creencia es un concepto de fe o una verdad que se debe creer intelectualmente, Avraham afirmaba su existencia basada en la Voluntad de D”s, en cuyos pasos encaminaba toda su vida, y se sentía como “la arcilla en manos del alfarero”.
La cesión perpetua de la Tierra de Israel
D”s le reconoció a Avraham su entereza por aquella aceptación sencilla y cándida, pero la profecía aún no estaba concluida: “Yo soy D”s Quien te ha extraído de Ur Casdim (el fuego de los caldeos), para cederte la tierra de Cna’an (Israel) para ser conquistada” - siguió diciendo D”s.
Las primeras palabras coinciden en forma casi idéntica con las del comienzo de los diez mandamientos. La salvación de Avraham en Ur Casdim, en donde fue perseguido por el demagogo rey Nimrod por sus creencias (Midrash Rabá, Bereshit 38:19), sería un modelo para sus descendientes de cómo aferrarse en momentos de persecución, recordar y confiar.
Pero… ¿cuándo sería esa conquista?; ¿cómo sabría Avraham si ya era el momento adecuado para salir a guerrear y conquistar la Tierra de Israel?
Según los Sabios (Taanit 27:), las palabras de Avraham - el gran fiel y devoto seguidor de D”s (Nejemiá 9:8) - reflejaban un cierto escepticismo acerca de la realidad de merecer eternamente la Tierra.
¿Qué sucedería si sus descendientes no estuviesen a la altura de lo que D”s exige?; ¿perderían, acaso, su derecho a la posesión de Israel?
D”s hizo saber con la visión de los animales que inmediatamente mencionaremos, que el mérito de los Korbanot les serviría para mitigar el efecto de sus pecados, y permanecer en la Tierra.
“¿Qué sucedería, sin embargo, si son expulsados y no poseen el Bet haMikdash en donde ofrendar - ¡¿estarían entonces sujetos al arbitrio de las naciones que los quieran aniquilar?!” - insistió Avraham.
“Pues entonces, ellos recitarán los pasajes de la Torá que se refieren a las ofrendas, y Yo consideraré como si trajeran los propios Korbanot sugeridos” - le aseguró D”s (Meguilá 31:).
Los Sabios (Nedarim 32.) también mencionan este diálogo, como uno de los motivos por los cuales los descendientes de Avraham debieron ser exiliados a Egipto durante más de dos siglos. La leve insinuación de duda en la pregunta del creyente Avraham tendría repercusión magnificada en sus futuras generaciones (¡y de cuánta gravedad!).
“Pobre del hombre que habla, y no sabe expresarse correctamente...” (Midrash Tanjuma, Kedoshim 13). Aun el primero y mayor de todos los creyentes (Shabat 97.), provocó un enorme daño por una aparente sutileza en la ambigüedad de su dicción y, como consecuencia, los descendientes fueron penados en Egipto (Saba de Slabodka en Or haTzafun 1, Avdut veJerut).
El “pacto entre las partes”
“No aún” - respondió D”s -, “toma tres terneros, tres cabras, tres carneros, una tórtola y una paloma”.
Todas estas especies califican para ser ofrendadas sobre el Altar, y representan distintas características propias de cada uno de estos animales. De ahí, que la Torá ordene ofrendar unos u otros, según la naturaleza de la ocasión o del yerro cometido por el individuo oferente.
El ternero (Eglá) es un animal de trabajo y fue utilizado históricamente para arar los campos.
El cordero se ve como parte de un rebaño (Tzon) y simboliza al pueblo de Israel en su conjunto.
El carnero (Ail) - el cordero maduro - representa a los líderes del pueblo quienes proveen con patrimonio para el bienestar de los demás.
El chivo, o la cabra (Ez) desafía con sus cuernos a quien se le acerque, pero se somete dócilmente a su dueño.
Las aves no poseen patrimonio ni medio de defensa, sino su posibilidad de escaparse volando ante una situación de riesgo y están satisfechas de mantenerse con vida.
La visión que Avraham vería mediante estos animales reproducía la situación que sus descendientes deberían atravesar durante las próximas generaciones, desde su exilio a Egipto, y a través de sus sufrimientos y penurias en su extensa estadía en aquel país, hasta su redención. La puesta en escena de lo que sucedería con ellos en todo este tiempo, y la promesa de que serían salvados al final de soportar este rigor, fue la fuente de fe y convicción que permitió al pueblo de Israel permanecer íntegro en esa penosa y amarga época.
Según este presagio, en Egipto serían progresivamente discriminados en calidad de extranjeros, desprovistos de su patrimonio y de su derecho a poseerlo. Asimismo, se convertirían en esclavos, situación en la que deberían servir a sus amos egipcios de modo íntegro y absoluto. Pero también serían torturados,perderían su poder de desafío y oposición, pues estarían sometidos a un nivel tal, que ni siquiera podrían enfrentarse o contraponerse a las atrocidades inhumanas que debieron sufrir a diario durante muchas décadas.
Fue así que D”s dividió los animales - que Avraham había preparado - en dos partes, que yacían expuestas a la merced de toda rapiña que decidiera atacarla, si no fuera por el mérito de Avraham que la protegería del exterminio.
El modo simétrico en el que estaban colocadas las mitades de cada una frente a la otra - como esperando volver a reunirse - simbolizaba que aun si la fuerza del trabajo, patrimonio y desafío habría de estar suspendida del pueblo de Israel exiliado, esta división sería pasajera y efectivamente volvería a unirse, volviendo posteriormente a la nación israelita su firmeza y vigor anteriores. El fuego y el humo que atravesaron en medio de las partes hacia el final de la visión, simbolizan la Presencia Di-vina que restaura a Israel al esplendor augurado.
(Debemos aclarar que existen diferentes fuentes de exégesis que opinan que fue el propio Avraham quien dividió los animales en dos partes. Asimismo, hay muchas explicaciones respecto al significado de cada una de las especies de animales y aves mencionadas, y cada uno de los detalles de esta narración).
Sin embargo, no dividió los pájaros, pues el pueblo jamás perdería la fuerza de resistencia pasiva, a través de todas las persecuciones a las que sería sometido.
Habiendo señalado a Avraham la visión de los animales, D”s amplió y explicó lo que esto significaba: “saber sabrás, que tu descendencia será extranjera en tierra ajena, los esclavizarán y los atormentarán - (todo esto en un total de) cuatrocientos años (este plazo se computa desde el nacimiento de Itzjak, hasta la salida de Egipto). Y también juzgaré a la nación a la que sirvan, y luego saldrán con una gran fortuna”.
Recién la cuarta generación volvería a la Tierra de Israel.
Mientras tanto, cuando los hebreos estarían esclavizados en Egipto durante tres generaciones, los habitantes actuales de Cna’an seguirían disfrutando y gozando de las bondades de la tierra, pues aún no se había colmado la iniquidad por la que serían luego expulsados para siempre.
Los futuros exilios
Todo esto lo dijo D”s en una aparición de tiniebla, penumbra y una profunda y atemorizante oscuridad.
En pocas palabras, Avraham previó la síntesis de lo que sostendrían sus descendientes a través de los tiempos. Según los Sabios, las expresiones que acabamos de citar hacen alusión no solamente al destierro en Egipto, sino a los futuros cuatro exilios (aparte de Egipto, cuyo poderío era de otra naturaleza, pues era un adiestramiento preparatorio para la nación hebrea que se estaba formando) que cargarían los judíos hasta la era mesiánica, y cuyos regímenes serían crecientemente opresivos para con los judíos.
Así lo expresa el Midrash Rabá (Bereshit 44:20):
1. “he aquí un temor” - se refiere a Babilonia (los caldeos que destruyeron el Primer Sagrado Templo de Ierushalaim);
2. “oscuridad” - hace alusión a Media (el impero persa bajo el que se promulgó el decreto de exterminio demandado por el malvado Hamán refrendado por el tirano rey Ajashverosh);
3. “grande” - describe a Antiojus (el imperio greco-sirio que usurpó la Tierra de Israel, profanó el Segundo Templo e intentó impedir que se respetaran las leyes de la Torá);
4. “cayó sobre él” - representa al imperio romano que destruyó el Segundo Templo, desterró al pueblo de Israel, y en sus diversas transformaciones posteriores lo siguió dominando hasta la actualidad.
También los cuatro reyes que habían invadido la Tierra de Israel y contra los que Avraham se había visto en la necesidad de guerrear para rescatar a su sobrino Lot, representaban a los cuatro imperios que se apropiarían de la Tierra de Israel en el futuro. El cuarto de esos reyes se denomina en la Torá como “Tid’al, rey de Goim (= naciones)”, pues personaliza a los romanos que no constituían una cultura o etnia, sino un conjunto combinado de muchas culturas (Ramba”n).
Los musulmanes, descendientes de Ishmael, no están incluidos en esta nómina, puesto que no usurparon la Tierra directamente de los judíos, y su dominio, si bien frecuentemente déspota, no creció de las ruinas de los vencedores de Israel.
Con la palabra “y también” en ese contexto, D”s hizo saber a Avraham que sus descendientes prevalecerían y sobrevivirían no solamente a Egipto, sino a todos estos enormes imperios.
A pesar de lo ominoso del presagio respecto a la historia del pueblo de Israel, Avraham tomó la Voluntad de D”s con tranquilidad, y no protestó la Determinación Di-vina.
Asimismo, Itzjak y Iaacov en el futuro volverían a aceptar sumisamente el sufrimiento de sus hijos a Manos de D”s, sin lamentarse por el dolor, sabiendo que - en última instancia - se trataba de un beneficio espiritual para el pueblo que se tornaría de lleno a pedir la Merced del Todopoderoso (Shabat 89:).
Cuando se reflexiona acerca de este episodio entre D”s y Avraham, uno reconoce lo errado de la visión habitual - común y vulgar - de los “opinólogos” que creen saber las estrategias que debemos tomar en relación a nuestros opresores de turno.
¡Qué bien nos haría recordar continuamente que - al igual que las estrellas - D”s vela y cuida de nosotros, teniendo preparada la salvación apenas Lo invoquemos a Él con verdadera y absoluta sinceridad!
Fuente: Ajdut Informa Nº 711
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