martes, 23 de octubre de 2012

De 'El Jueves' a Ikea

Soberbias gentes libres, agachamos la cabeza cuando el jeque de turno nos enseña la billetera "Donde no hay dioses no hay blasfemia". Así empezaba un artículo de Lluís Bassets en El País. Y continuaba: "Castigar la blasfemia es propio de sociedades teocráticas, organizadas según las leyes de los dioses y no de los humanos". Otros, como Quim Monzó o Xavier Rius, también han expresado su rechazo al chantaje violento que el islamofascismo perpetra sobre los límites de nuestra libertad, y yo misma hace mucho tiempo que aviso de las reiteradas concesiones que estamos haciendo en favor de esta nueva forma de totalitarismo. En los últimos tiempos se han acelerado los miedos y las concesiones, y el resultado es una situación surrealista donde empieza a ser normal aquello que no lo es en absoluto. Como escribí no hace mucho, sólo las revistas satíricas están aguantando el tipo, ante una sociedad que calla y mira hacia otro lado, quizás con la infantil idea de que al fascismo de cualquier índole se le vence ignorándolo. Y sí, esto es fascismo. Lo es obligar a borrar las figuras femeninas de un anuncio de Ikea en Arabia Saudí, incluso cuando iban vestidas como espectros negros enfundados en cárceles textiles. Es decir, lo es despreciar, oprimir, negar cualquier derecho a la mujer, incluso el de existir en un simple catálogo. No son nada, no pueden ser vistas, no pueden mirar libremente, no pueden casi respirar. Y ahí estamos nosotros, soberbias gentes libres que agachamos la cabeza cuando el jeque de turno nos enseña la billetera. Y también es fascismo imponer a un Dios por encima de la libertad de cualquier ciudadano a dudar de ese Dios, a interpretarlo, a criticarlo, a reírse de él. Nunca la fe de nadie puede estar por encima de la libertad de todos. Ahí están, para vergüenza de la humanidad, esos niños coptos de 10 años detenidos por la policía egipcia por haber roto una hoja del Corán. O la niña pakistaní que fue acusada de blasfemia y a punto estuvo de ser condenada a muerte. ¿Qué les ocurre a estos locos, que consideran que una religión puede ser la excusa para condenar a unos niños a muerte? Y es fascismo violentar, amenazar e incluso matar a aquellos que ejercen su libertad de dibujar caricaturas, hacer películas malas o escribir libros críticos. De los daneses a Salman Rushdie pasando por Theo Van Gogh o por El Jueves, ninguna ideología fanática puede estar por encima de su derecho a la libertad de expresión. Eso deberían saber los que tenemos por aquí y que el otro día se manifestaron gritando que amaban más al profeta Mahoma que a sus propias vidas, lo cual, dado el tema, no es muy simpático. Estos mismos, que han llevado a El Jueves a los tribunales, son los que sentamos a la mesa de las administraciones, y les damos dinerito público y convertimos en interlocutores. Es decir, convertimos en interlocutores a los fanáticos. Error tras error, miedo tras miedo, avanza el islamofascismo y retrocede la libertad. Leer más: http://www.lavanguardia.com/opinion/articulos/20121007/54352346212/pilar-rahola-de-el-jueves-a-ikea.html#ixzz29GrD4KVh