martes, 2 de octubre de 2012

Pacifista, rabino y colono

A sus 67 años y luchando contra una enfermedad terminal, el rabino Menajem Fruman sigue avivando la esperanza de que algún día israelíes y palestinos sellen la paz. Es su sueño. Con un cáncer que le puede doblegar en cualquier momento y el proceso de paz muerto, el sueño parece imposible. Aunque él no se rinde y tiene un plan para conseguirlo. "En contra de lo que la gente piensa, la paz sigue viva. Yo nací para eso, para traer la paz y convivencia. Cuando muera, quiero dejar como herencia la paz". Muchos creen que la religión es un obstáculo que evita un acuerdo definitivo. Fruman opina lo contrario. En una entrevista publicada este verano en el diario de izquierdas Haaretz, explica: "Durante 40 años, vengo diciendo que no es posible construir una paz en esta tierra sin tener en cuenta el factor de la religión. Es enormemente poderoso en el mundo árabe y mucho más importante en Israel de lo que algunos lectores de Haaretz quisieran". Fruman siempre ha sido considerado un raro espécimen en el paisaje de Tierra Santa. Ex paracaidista, profesor, poeta y rabino de Tekoa, una colonia entre localidades palestinas en Cisjordania. Fue de los pocos israelíes que estuvo en contacto con el fundador del grupo integrista Hamas, el jeque Ahmed Yassin, muerto en un ataque de Israel durante la Intifada. Admirado por el líder palestino, Yasir Arafaty sucesor, Abu Mazen. En los últimos años, no ha cesado en su labor de "puente", reuniéndose incluso con el presidente turco, el islamista Recep Tayib Erdogan, para reducir la tensión bilateral. "Ahmed Yassin me dijo una vez que él y yo firmaríamos un acuerdo de paz en cinco minutos. ¿Por qué? Porque somos dos creyentes", explica recordando una reunión muy criticada por la mayoría de israelíes. "Yassin es el jefe de un grupo terrorista responsable de numerosos atentados", le recriminaron. Incluso un estrecho asesor del primer ministro, Benjamin Netanyahu, se reunió con Fruman para escuchar su opinión sobre Hamas y Los Hermanos Musulmanes de Egipto. "Por supuesto que no son gente agradable en especial hacia Israel pero es parte de nuestra realidad aquí", le dijo asumiendo y presumiendo de excelentes relaciones con el mundo musulmán. Fruman recuerda a su viejo amigo Arafat. "El affaire con Abu Amar provocó los celos de mi esposa. Antes de morir me pidió que fuera a verle a Ramala. Quizá ahora sospecharan que yo le envenené ¿no? Me llamó y me dijo: "Sabio Fruman, vente lo más rápido posible". Sabe-y no le importa-que muchos le considera un "rabino loco". Antes de morir, Fruman reivindica su plan de paz. Basándose en el diálogo religioso, su fórmula es hablar al corazón de los vecinos árabes pero sin evacuar las colonias judias construidas en Cisjordania, consideradas por el liderazgo palestino como el "gran obstáculo" para avanzar en el proceso de paz y la creación de su Estado. Su propuesta es vivir bajo la soberanía del futuro Estado palestino. "De la misma forma que más del 20% de ciudadanos israelíes son palestinos, puede haber 20% de judíos viviendo en el Estado palestino. Una evacuación de miles de habitantes de las comunidades y asentamientos es imposible por lo que la solución es vivir bajo su soberanía". "Hasta hoy todos los intentos han acabado mal. El enfoque es equivocado. No creo en ´paz por territorios´ sino en ´paz por paz´", explica añadiendo: "Si quiero que haya un Estado judío, también debo apoyar que haya un Estado árabe". Fruman lideró las visitas de rabinos y activistas judíos a las mezquitas palestinas que han sido víctimas de grafitis ofensivos e intentos de incendio por parte de jóvenes extremistas colonos. Se reúne con los responsables religiosos musulmanes locales, condena los ataques y pide diálogo. Cuando hay atentados contra israelíes, también llega, condena y pide diálogo. "Su labor por la paz es increíble. Será imposible sustituirle. Es mi amigo del alma", comenta emocionado Ibrahim Abu al-Hawa, el vecino palestino que está a su lado en sus momentos más intimos como la boda de su hija Liraz hace año y medio. Uno de los consejos de Fruman para la reconciliación entre creyentes de las distintas religiones y entre laicos y religiosos es deshacerse del ego y encontrar un camino de entendimiento que vaya más allá del lenguaje político y materialista. Cuando su enfermedad se hizo pública, recibió una llamada. Le sorprendió y emocionó. Era una amiga de infancia y compañera de clase en Haifa con la que no se hablaba desde hacía cuatro décadas. Miriam le ofreció toda la ayuda económica necesaria en la terapia. Miriam es la esposa de Sheldon Adelson. http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/blogoterraqueo/2012/09/21/pacifista-rabino-y-colono.html