lunes, 22 de octubre de 2012
Un Irán con armas nucleares es una próxima realidad
Roberto García Moritán Ex Vicecanciller de la república Argentina
El programa militar nuclear de Irán sigue siendo un problema cada día mas serio y se encuentra irresuelto. Los avances científicos e industriales de Teherán continúan en una dirección que el Organismo Internacional de Energía Atómica considera apunta hacia la obtención de un arma nuclear. Los desarrollos en uranio enriquecido están directamente vinculados a ese propósito.
El informe de la OIEA a la Junta de Gobernadores no deja dudas.
Las negociaciones entre el Grupo de los Seis (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) e Irán están prácticamente paralizadas desde la última sesión en Estambul en julio pasado. Las sanciones económicas y financieras de Estados Unidos y la Unión Europea se han agudizado y el embargo europeo a la compra de petróleo iraní es casi completo.
La situación se encuentra produciendo impactos graves en Teherán con una sensible reducción de las reservas monetarias, una fuerte devaluación de la moneda, escasez de alimentos e insumos y una inflación que oscila el 30%. Como consecuencia de esos efectos, Irán ha deslizado en la Asamblea General de Naciones Unidas un esquema de 5 puntos que supone un mecanismo gradual de eliminación de las sanciones y el compromiso iraní en reducir la producción de uranio enriquecido al 20%. Irán solo concluiría los desarrollos de uranio enriquecido con el cierre de la planta de Fordow en el quinto paso y una vez levantadas todas las sanciones.
El problema político que plantea esa iniciativa es que daría oxigeno económico a Irán y el lapso suficiente que necesita para obtener el enriquecimiento de uranio a un grado de utilización para un arma nuclear. Es una estrategia que pretende solo desviar la atención y ganar tiempo para alcanzar el objetivo. Asimismo y ante la renuencia iraní de aceptar las medidas de salvaguardias del Organismo Internacional de Energía Atómica, nada evitaría que pudiera restablecer el programa de enriquecimiento aun si aceptara el cierre de Fordow.
Tampoco implicaría la eliminación de las toneladas de uranio enriquecido ya acumulado cuya reconversión para uso militar sería una amenaza latente.
El mismo líder religioso iraní, Ayatola Khamenei, ha expresado públicamente dudas sobre la posibilidad de un acuerdo diplomático ya que considera que Estados Unidos no estaría dispuesto a levantar las sanciones económicas en el marco de la puja de poder que Irán se encuentra librando en Medio Oriente con las alianzas logradas con Siria y Rusia, con islamistas chiitas en Irak, Líbano, Yemen y Qatar y grupos radicalizados contestatarios en Libia, Jordania, Palestina y Egipto.
En este contexto, es difícil pensar que Irán es serio en las manifestaciones que el programa nuclear no persigue fines militares. En particular teniendo en cuenta que hace ya más de cinco años que se pretende alcanzar una solución diplomática y es probable que Irán, después de tanta dilación, ya no lo necesite y la amenaza de un Irán con armas nucleares sea una próxima lamentable y peligrosa realidad.