viernes, 2 de noviembre de 2012
PARASHA SEMANAL
Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 2/Nov/12 19:09 Hs. - Motzaei Shabat 3/Nov/12 20:05 Hs.
Parasha Vaierá
BS"D
LA LUZ DE ABRAHAM ABINU
En la época de Abraham Abinu vivían varios personajes digno de elogio. Funcionaba una mítica Ieshiba dirigida por Shem (hijo de Noaj) y Éber (hijo de Shem), que eran considerados profetas en su tiempo. Shem fue mencionado en la Torá como “Cohen LeKel Elión” (Sacerdote de HaShem Altísimo), y Éber figura como uno de los grandes pronombres de nuestra historia.
Sin embargo, vemos que no salió de ellos (en forma directa) una nación, ni siquiera una familia, que haya adquirido prominencia. ¿y todo esto por qué?
La Torá nos revela el motivo, en esta perasha. El Pasuk transcribe las palabras de HaShem, cuando dice que le otorgará una simiente eterna a Abraham: Porque lo conozco. Porque él les indica a sus hijos, y a las familias que vendrán detrás de él, que cuiden el camino de HaShem (Bereshit XVIII 19).
Los otros personajes contemporáneos a Abraham eran Tzadikim, pero se dedicaban solamente a ellos mismos. En cambio, Abraham Abinu fue llamado por HaShem como “Mi querido”, porque tomó conciencia de que la persona no tiene vida perpetua; cuando se va de este mundo, todo lo que hizo para honrar a Su Creador puede (Jas Vashalom) quedar trunco. Por eso se esforzó más que nada para difundir la existencia del Todopoderoso entre los demás seres humanos. Como figura en la Torá, que tanto él como su esposa Sará, alejaron a multitudes de creencias idolatras, y los acercaron al reconocimiento del Reino Divino. Y hasta llegó a reprender a reyes importantes, porque estos no impidieron a sus súbditos incurrir en el robo. Y si con reyes lo hizo, con más razón con cualquiera que tenía la ocasión de hacerle ver su error y ayudarlo a componerlo.
Por todo esto; porque se dedicó especialmente, con todo su ahínco, a que los demás entiendan que existe un Creador y que se conduzcan por Sus caminos, fue que HaShem lo premió con un hijo como Itzjak. Y por eso también Iaakob, que apareció después, y los doce hijos de éste que conformaron la Nación Judía, todos ellos resultaron personas de una excelsa calidad espiritual.
Cada vez que invoquemos el nombre de nuestros antepasados para que sus méritos nos protejan, lo que tenemos que hacer, principalmente, es conducirnos como ellos lo hicieron; Inducir a nuestros semejantes a reconocer la Torá como la única guía de nuestras vidas. Más aún cuando se trata de nuestros hijos, a quienes debemos endeñarles a servir a HaShem de todo corazón. De esa manera, gozaremos de los privilegios de este mundo, y del Mundo Venidero.
(Jafetz Jaim Al Torá – Vaiera)
CADA COSA EN SU LUGAR Y A SU DEBIDO TIEMPO
En esta perasha observamos que Abraham Abinu adopta dos actitudes aparentemente contradictorias. Por un lado, dijo ser “polvo y ceniza”, en una acabada muestra de humildad y modestia. Por otro lado, cuando secuestraron a su sobrino Lot, salió a guerrear en contra de cinco reyes malvados e idolatras; entre ellos, Ninrod, el que edificó la torre de Babel. En dicha ocasión, no solo no se condujo humildemente sino que actuó con atrevimiento y dureza, despojado de todo temor y vergüenza. ¿Cómo se explica todo esto?
En realidad, no hay contradicción alguna. Abraham Abinu nos enseña que la persona a veces tiene que actúa de una manera, y otras veces antagónicamente.
Rabí Simja Bunim MiPashisja ZTz”L, decía que cada Iehudí debe poseer dos principios, y sacarlos a relucir, cada uno por separado, en el momento adecuado. “En un bolsillo”, ejemplificaba Rabi Simja, “hay que guardar el Pasuk con el que Abraham Abinu se comparó al polvo y a la ceniza. En el otro bolsillo, hay que guardar el Pasuk que dice que la persona fue creada a imagen y semejanza de HaShem. El primer Pasuk ayudará a la persona a soportar todo tipo de contratiempos y desprecios, pues no hay nada más pisoteado y maltratado que el polvo y la ceniza. El segundo Pasuk, el Iehudí lo aplicará cuando le toque defender la Causa Sagrada. En este caso, el hecho de saber que fue creado a imagen y semejanza de HaShem, le dará fuerzas y valor para cumplir la misión de levantar bien en alto la bandera de la Torá”.
Lamentablemente, a veces nos encontramos con quienes actúan al revés. Cuando a alguno de éstos no le brindan el respeto y los honores que cree merecer, le recuerdan enérgicamente, a todo el mundo, el Pasuk que menciona que “con la imagen y semejanza de HaShem fue creada la persona”, queriendo con ello justificar su reclamo. Y cuando alguien pretende hacerle ver que tiene la obligación de trabajar para la comunidad a la que pertenece y debe ayudar a sus semejantes, rehúye de su responsabilidad expresándose con las palabras de HaShem: “¿Quién soy yo ¿ ¿Qué soy yo? ¡Nada más que polvo y ceniza…!”
(Hameir)
(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;