viernes, 22 de marzo de 2013

De la mano de mamá…

PERASHAT TZAV – SHABAT HAGADOL - B.H.N." V. Llega Jag haPesaj. Todo parece transformarse. Todo parece renovarse. Y no tan solo en la naturaleza. Por sobre todo, en cada uno de nosotros. Pesaj huele a familia. Trae consigo olores tan especiales, impregnados en una memoria que nos hace recobrar el sentido del vivir, el recuerdo de los que no están y la presencia inacabable de todos aquellos quienes se allegarán a nuestra mesa para compartir...Para 'partir el pan de la pobreza' –"Ha Lajmá Aniá"- alimento esencial para poder celebrar. Pan de pobres, pan de humildad, pan que evoca y también testimonia... Llegan días en los cuales 'todos ponen', según la vieja expresión de un antiguo juego de nuestra niñez. Los padres son más padres que nunca y los hijos, más 'preguntones' que nunca. Una hermosa forma de armar el rompecabezas familiar que, en el recorrido del año laboral y educativo ya empezado, parece desintegrarse cuando 'cada cual atiende su juego' –según otra modalidad de otro nostalgioso juego de la infancia- y estamos ocupados –cuando no preocupados- por los distintos avatares de la vida cotidiana. Pesaj es una 'isla' en ese tiempo, que nos permite divisar el paraíso que habita en nosotros, cuando sentados a la mesa disponemos de lo esencial: tiempo para compartir. El pan y también las palabras. El disfrutar del comer con contenidos. ¡Qué sentido tan profundo, no le parece! Estamos todos en torno a ese altar que es nuestra mesa, cuando el 'korbán Pesaj' –el sacrificio de Pesaj- será la transmisión...Porque eso es 'Korban' como sacrificio: acercarnos, aproximarnos, sentir al otro cerca de mí, estar con el próximo...Y compartir como decíamos. Y si Pesaj nos llena de aromas y olores, mesas y comidas, la mano de mamá –y de la abuela- se hace sentir. Aunque la mesa del Seder nos invita a sentir otro tipo de hambre también...Hambre por saber. ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Para mí también? ¿Y si no quiero? ¿Siempre lo mismo? Preguntas que se suman, de tiempo en tiempo, y las cuales nunca se deben dejar sin responder. En Pesaj no hay lugar para el sobreentendido...