jueves, 28 de marzo de 2013
El hombre que negó su saludo a Hitler y se cruzó de brazos
Por Alfred López
Este es el relato de otro de esos pequeños actos heroicos y anónimos y cuya fotografía pasó prácticamente desapercibida en su día (1936). Ocho décadas después (y gracias a Internet) ha dado la vuelta al mundo, convirtiéndose en todo un icono y ejemplo para las nuevas generaciones que luchan contra el abuso y la injusticia.
August Landmesser con los brazos cruzados entre la multitud
El protagonista se llamaba August Landmesser y pasará a la Historia por aparecer en una fotografía en la que sale con los brazos cruzados en un acto en el que estaba presente Adolf Hitler, mientras centenares de personas saludaban con el brazo alzado.
Fue un acto de protesta y rebeldía contra un modelo de régimen político con el que no estaba de acuerdo y que años después le reportaría grandes problemas a él y su familia.
Por aquella época August Landmesser trabajaba como obrero en los astilleros de Blohm und Voss (Hamburgo), un puesto de trabajo que había conseguido gracias a su afiliación al Partido Nacionalsocialista en 1931, a pesar de ser unos ideales a los que no era afín, pero muy necesario pertenecer y tener el carné si se quería acceder a un empleo estable en unos años en los que el poder y control de los nazis era total y absoluto.
August se había casado en 1935 con Irma Eckler, una mujer de ascendencia judía, pero la aprobación por parte del gobierno de la Ley de Protección de la Sangre Alemana y el Honor Alemán invalidaba el matrimonio colocándolos en una peligrosa posición y figurando la relación entre ambos, desde aquel momento, como extraconyugal, lo que les hacía estar fuera de la ley y más al tratarse de una persona aria y otra judía.
Fue entonces cuando el 12 de junio de 1936 se produjo el acto en el que Adolf Hitler fue a presidir en los astilleros de Blohm und Voss. Tras su llegada todos los presentes alzaron su brazo derecho a modo de saludo a su Führer… todos menos uno: August Landmesser, quien se quedó con los brazos cruzados, como un modo de protesta pacífica hacia la injusticia que había sufrido junto a su amada Irma y su recién nacida hija Ingrid (un año después tendrían una segunda hija Irene).
El hombre que negó su saludo a Hitler y se cruzó de brazos
A partir de ahí empezó un auténtico calvario para la familia Landmesser, teniendo que pasar por innumerables juicios y siendo finalmente separados: una de las niñas se quedó con la abuela, la otra fue a parar a un orfanato y August e Irma a un campo de trabajo diferente. Jamás volverían a estar juntos.
La última noticia que se tuvo de August Landmesser es de 1941, cuando tras salir de prisión fue enviado a combatir a la guerra y allí se le dio por desaparecido.
No fue hasta el año 1991 en el que de una manera casual Irene Landmesser descubrió en un diario alemán la fotografía e identificó a su padre como el hombre de los brazos cruzados que tantas décadas llevaba en el anonimato.