viernes, 15 de marzo de 2013

El Papa que conocí

Por Oded Ben Hur The Jerusalem Post Las relaciones entre Israel y el Vaticano durante el Papado de Benedicto XVI Dos mil años de compleja historia entre judíos y cristianos representan las relaciones únicas entre el Estado del Vaticano e Israel, que no son similares a ningúna otra relación internacional. A pesar que oficialmente se establecieron en 1993 a continuación de la preparación del Acuerdo Fundamental, las semillas de las relaciones diplomáticas ya fueron sembradas en el documento “Nostra Aetate” de 1965, diseñado por el IIº Concilio Vaticano de la Iglesia Católica (párrafo 4 que absuelve al pueblo judío de la acusación de deicidio). El papado de Benedicto XVI tuvo altibajos en sus relaciones con Israel. Estoy convencido de que, a pesar de alguna crítica en el mundo judío y en Israel de una ocasional falta de sensibilidad hacia los judíos de parte de la Iglesia Católica (y el Papa), Benedicto XVI debería ser recordado como un Papa que hizo mucho para reafirmar y desarrollar relaciones especiales e históricas entre la Iglesia y sus “Hermanos Mayores”, el pueblo judío, así como con Israel. Estuve con el Cardenal Joseph Ratzinger (futuro Papa Benedicto XVI) en varias ocasiones, comenzando en octubre de 2003 cuando él estaba a cargo de la Doctrina de Fe de la Iglesia. Tenía a su cargo la actualización del Compendio de Catecismo (libro fundamental de la fe católica). Le pregunté si él, en su capacidad como más alta autoridad teológica en el Vaticano, incluiría en el libro el párrafo 4 de Nostra Aetate. Consintió inmediatamente. El Compendio iba a ser publicado en abril de 2005 pero a la luz de mi solicitud, el Cardenal acordó posponerlo hasta el 28 de octubre, que conmemoraba el 40º aniversario de la proclamación de Nostra Aetate. El gesto que el Cardenal deseaba tener hubiera significado un importante hito en el complejo proceso de construcción de relación entre judíos y católicos. En varias ocasiones en 2004, y a principios de 2005, el Cardenal Ratzinger reiteró su promesa, cuando la versión final del Compendio estaba en marcha. El 2 de abril de 2005, murió el Papa Juan Pablo II y el Cardenal Ratzinger lo sucedía y de esta manera ya no estuvo a cargo del Compendio. El libro, publicado en junio, no contuvo el prometido párrafo. Posteriormente, me dijeron que alguien lo arrojó en su camino al tipógrafo. La especial relación del Papa Benedicto XVI con el pueblo judío e Israel fue evidente y manifesta de muchas maneras y en numerosas ocasiones. En sus años como líder de la Iglesia, él promovió y desarrolló el diálogo interreligioso con el Gran Rabinato en Israel iniciado por su predecesor. En su libro Jesús de Nazaret, el Papa de alguna manera cumplió con su promesa absolviendo a los judíos de haber matado a Jesús. Más aún, parece que él tuvo un plan maestro de visitar e identificarse con las tres encrucijadas más significativas de la historia judía moderna. La primera, fue el sitio que simboliza el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial cuando, durante su primera visita al extranjero, se reunió en Colonia con la comunidad judía en la sinagoga que fue destruida durante “La noche de los Cristales Rotos” y fue reconstruida después de la guerra. Allí dio un discurso acerca del especial lazo inquebrantable entre nuestras dos religiones (canceló una invitación de la comunidad musulmana para visitarlos en la mezquita). A principios de 2006 tuvo su segundo gesto, visitando un campo de muerte en Auschwitz, y colocando una corona en memoria de los millones de judíos convertidos en cenizas en el Holocausto. Esos sobrevivientes que llegaron a Israel ayudaron a construir el fuerte, democrático e independiente Estado judío de Israel. Cabe destacar que su decisión de visitar Israel fue contra el consejo del gobierno del Vaticano. Estuve presente en dos ocasiones cuando el Papa fue invitado: por Dalia Itzik (entonces ministro de comunicación) y por el Presidente Shimon Peres. En ambas ocasiones su repuesta fue ”Tal como uds. saben, la lista de pedidos de mis visitas es muy extensa, pero Israel goza de la prioridad”. Las relaciones entre Israel y el Vaticano pronto llegarán a un momento crucial. El Acuerdo Fundamental (establecer los derechos fiscales, legales y económicos y las obligaciones del Vaticano, así como los temas de sus propiedades en Israel) está por concluirse. Esta es una oportunidad para renovar nuestras relaciones que nos llevará más cerca de la normalización (como se mencionó, un desafío histórico). Lo que ahora se necesita es el comienzo de un diálogo político basado en una agenda acordada que pudiera además incluir la lucha conjunta contra el antisemitismo (y el anticlericalismo) y contra el terrorismo y la cooperación en el campo de los asuntos culturales, académicos y económicos (peregrinajes). Todo esto, sobre la base de visitas recíprocas entre los líderes de Estado. El futuro nos dirá si el nuevo Papa puede enfrentar el desafío, pero lo que queda claro es que tanto el Papa Benedicto XVI como su predecesor establecieron una base sólida para el desarrollo de dichas relaciones. El escritor es un diplomático israelí que trabaja como asesor de la Knesset. Fue Embajador de Israel en el Vaticano hasta 2009. #interes#