lunes, 1 de julio de 2013
CULTURA
**¿Dónde Van Los Amores Muertos?**
Perdóname, por haber golpeado a tu puerta, justamente hoy, el día de tu boda, con el
hombre, que crees amar. He venido a despedirme, a saludarte, en tan feliz día y a
hacerte una pregunta, que no le encuentro respuesta:
¿ El amor nace y muere ? ¿ Al morir, es enterrado; cual es ese lugar ?
Tu amor hacia mi, ha muerto, dime donde descansa, quiero llevarle un ramo de flores,
para que su tumba luzca mejor y no se la vea tan triste y solitaria; más ahora que me voy. Acaso puedo esperar que vengas a visitarla, traerle alguna flor, como recordando
nuestro amor, como signo de presencia, tapando tu ausencia, dar cuenta de tu memoria,
no dejar que descanse en el anonimato, no sentirse totalmente abandonado, olvidado y
no permitir que lo que fuera, nuestro amor, tan intenso y pasional, se transforme en cenizas, que se confunde con la tierra y desaparece en el final, como una historia que el
tiempo superó.
¿ Hay, acaso, un cementerio de amores, que alguno de los dos quiera visitar, para crear,
en su memoria, la ilusión del recuerdo ? ¿ Será, que al morir el amor, como flor en el
otoño, cae de la planta, mustia y deslucida, hasta que el viento del olvido, la arrastra por
el camino sin regreso ?
Siento un gran dolor en el pecho, al temer que esto sea cierto, que este es el destino, de
tantos amores muertos.
¡ Amores muertos ! ¡ Que palabra tan cruel, tan falta de sentimientos, tan abominable, si
es preferible no volver a amar !
¡ Adiós ! Si encuentras el cementerio, llévale dos flores, yo también quiero llorar…
Mario Beer-Sheva