27/12/11
Por Bret Stephens
En mi primera columna del 2011 yo escribi que Egipto "no recuerda a nada tanto como a Iran en los ultimos dias del Shah, en los cuales un regimen comparativamente moderado liderado por un despota enclenque enfrenta a un publico intranquilo y radical." Esto fue muchas semanas antes que los manifestantes llegaran a la Plaza Tahrir y Hillary Clinton juzgara reflexivamente al regimen de Mubarak como "estable."
Ustedes no tienen que ser particularmente astutos para señalar lo relativamente obvio. Pero que dice eso del Departamento de Estado que no llego a la misma conclusion?
Este ha sido el año de la agitacion arabe, pero agitacion no tuvo que significar sorpresa. En Egipto, habia un dictador de 82 años de edad, 29 años en el poder, buscando un sexto termino presidencial a traves de otra eleccion robada mientras tramaba entregar el poder a su impopular hijo. Esto nunca iba a salir bien, con o sin agitacion previa en Tunez. Y todo eso pudo ser visto venir durante años.
Aqui estaba otra del Departamento de lo Obvio: Los islamistas iban a huir con las elecciones. En febrero, yo escribi que la Hermandad Musulmana conseguiria tanto como 40% de los votos en Egipto. Esa prediccion fue acaloradamente negada por distintos expertos que estaban seguros que los grupos laicos que habian manejado las manifestaciones en sus primeros dias serian los principales beneficiarios politicos. Hasta ahora, la Hermandad ha sacado un 40% de los votos en las elecciones parlamentarias en curso, mientras que los salafistas mas fanaticos han sacado otro 25%.
Yo no pretendo ser clarividente. Yo entendi algunas cosas mal tambien, como pensar que el Sr. Mubarak se sostendria lo maximo que pudiera. Pero vale la pena preguntar por que tan poca gente vio venir las revueltas arabes, y por que—una vez que ellas comenzaron—tantos malinterpretaron lo que ellas eran y donde estaban yendo.
La respuesta corta a la primera pregunta es que es facil equivocar inactividad con inercia. Egipto habia estado politicamente estatico durante casi 60 años; Tunez durante mas de 50; Siria y Libia por casi 40 cada uno. Por que no otras pocas decadas de lo mismo? Aperte, el mundo arabe supuestamente habia sido asustado por Irak como una leccion objetiva de lo que sucede cuando cae el caudillo. La sabiduria temprana de la administracion Obama fue tratar con el mundo arabe como era, y no—como habia buscado a veces la administracion Bush—como podria ser.
En cuanto a la segunda pregunta, quizas la mejor respuesta es que esperanza y cambio son dos palabras que es mejor mantener alejadas. Comenzando en enero, un pesimismo irracional acerca de la capacidad del mundo arabe para cambiar dio lugar en forma abrupta a una euforia irracional. Catorce siglos de conservadurismo estaban supuestamente colapsando frente a los 140 caracteres revolucionarios de Twitter. El termino "Primavera Arabe" se volvio idioma comun sin ninguna consideracion por el cambio de estaciones. Gente como el ejecutivo egipcio de Google Wael Ghonim surgieron de la nada para desempeñar el rol de Lech Walesa. Era 1989 nuevamente al fin.
Pero 1989 era el modelo equivocado. El mundo arabe se habia revoltado contra señores impopulares antes: los otomanos durante la Primera Guerra Mundial; contra los britanicos en las decadas de 1920 y 1930; contra las monarquias debiles de Farouk en Egipto, de Faisal en Irak, y de Idris en Libia. Lo que sucedio en el 2011 fue otra de tales revueltas, esta vez contra autocratas laicos. Algun dia sera conocida como la Cuarta Revuelta Arabe.
Una revuelta no siempre es una mala cosa. Moammar Gadhafi merecia con creces su destino, y Bashar Assad de Siria merece (y probablemente obtendra) algo similar. Nadie derramara lagrimas por el Sr. Mubarak o Ben Ali de Tunez o Saleh de Yemen. En la medida que el 2011 sirva como una advertencia para los que aspiran a gobernar por siempre, sea en Cairo o Moscu, tanto mejor.
Pero el año 2011 es tambien un recordatorio de la famosa observacion de Edmund Burke que si bien es facil hacer un gobierno y aun mas facil dar a un pueblo libertad, hacer un gobierno libre—"templar juntos estos elementos opuestos de libertad y restriccion en un trabajo constante"—es la tarea mas dura de todas. Los egipcios estan fallando conspicuamente en ella. Nosotros veremos si los tunecinos, los libios, los sirios y los iraquies pueden hacer algo mejor.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
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