LOS INTERESE PERSONALES, ENCEGUECEN
Resulta realmente extraña la actitud de Paró, quien luego de sacar a un desconocido de la cárcel, por el solo hecho que le interpretó los sueños a su gusto, lo nombró gobernador plenipotenciario sobre el imperio más poderoso e importante del planeta.
“Tú serás el encargado de mi casa (de mi gobierno), y de acuerdo a lo que tú digas, conducirás a mi pueblo. Solo mi trono será más alto que el tuyo…” “Y sin tu aprobación, ningún hombre alzará su mano o su pie en toda la tierra de Egipto” (Bereshit XLI 40-41). ¡El faraón le concedió autoridad total y completa a Iosef, y su palabra era una orden!
Por el otro lado, tenemos la actitud de faraón de tiempos de Moshe y Aharon. (Hay quienes dicen que era el mismo, y hay quienes sostienen que era otro. Pero no hay diferencia: tanto uno como otro conocían muy bien la obra que Iosef había realizado para enriquecer a Egipto). En aquel momento, el Midrash nos relata en detalle los numerosos milagros que se produjeron cuando Moshe y Aharon se enfrentaron a Paró, y como cada una de sus advertencias se cumplieron al pie de la letra. Sin embargo, el rey de Egipto replicaba altaneramente: “¿Quién es HaShem, que voy a tener que escuchar Su Voz?”. ¡En la época de la esclavitud vio muchas más, y más grandes maravillas de HaShem, que las que vio en la época de Iosef! ¡La forma de conducirse del faraón de Iosef es diametralmente opuesta a la del faraón de Moshe!
El Gaón (Eminente) Rabi Dob Povarsky Shelit”a, Director de la Gran Ieshivá de Ponewitz, en Bene Berak, ensaya la siguiente respuesta:
El faraón de la época de Iosef se mostró benevolente con éste porque nada tuvo que ceder ni conceder, a cambio de reconocer la razón de un hebreo. Al contrario: Por hacerle caso, se vio beneficiado, y fue por eso que lo nombró su persona de confianza. Iosef cumplió cabalmente su función y, efectivamente, “sólo el trono de Paró era más alto que el suyo”. Como no se le solicitó nada, y no le faltó nada, no tuvo reparos en reconocer la verdad. Como quien es liberado de sus ideas erróneas, y ve clara e indudablemente “quién es el responsable de todo esto”, y admite una realidad insoslayable.
No ocurrió lo mismo con el faraón de la época de Moshe. De repente se encuentra con que le exigen la liberación de todos los esclavos de su reino; un pueblo entero debe independizarse de sus dominios y salir de su imperio. Eso ya era demasiado difícil de asimilar. La contrariedad lo encegueció, y aún cuando con sus propios ojos veía las maravillas que HaShem enviaba a su alrededor, exclamaba: “¿Quién es HaShem…?”
La persona siempre se encuentra en presencia de lo Milagros de la Providencia. Si tiene disponibilidad para desprenderse de sus intereses, reconocerá inmediatamente que “todo es de HaShem”. Pero cuando los hechos sobrenaturales le afecten material o físicamente, y esta persona no se resigna a perder una parte de su mundo; aunque lo vea palpablemente, ¡no reconocerá jamás que su vida depende de los Designios Divinos”
(Talelé Orot – Miketz)
(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;
UN POCO DE LUZ DISIPA MUCHA OSCURIDAD
Dice en Mishlé 6:23
Porque la vela es la Mitzvá y la Torá es la luz y los caminos de la vida, los reproches del musar”. Explica el libro Imre Shafer: Aunque la vela ilumina no es ella la fuente de luz sino, sus componentes, por ejemplo, el aceite, la mecha y el encendido que proviene de otro fuego. En la luz natural, el sol no depende de nada que lo provoque ni tampoco necesita intermediarios, él es la fuente de toda luz. Es tan potente su iluminación que, una vela es insignificante frente a los rayos que él irradia.
Shelomo Hamelej comparó a las Mitzvot con las velas pues, ellas necesitan componentes y recién cuando tienen todos los elementos necesarios se puede concretar a través de la acción. Las Mitzvot implican la concreción de los hechos. No ocurre lo mismo con el estudio de Torá, no necesita medios. Como dice el pasuk en Debarim 30:14:
“En tu boca y en tu corazón para hacerlo”, cada expresión o cada pensamiento de Torá se considera como el estudio de la misma.
Existe otra diferencia, las cosas con el tiempo se gastan, pierden valor al igual que los seres humanos pierden sus energías hasta que el cuerpo envejece. Sin embargo, aquellos estudiantes de la Torá tienen la particularidad de que el tiempo no repercute para mal sino, por el contrario, sus mentes se van capacitando más. Como dijeron en la Guemará Shabat 152ª: Se estudió que Ribi Shemuel hijo de Ribi Iose dice: “Los Talmide Jajamim, cuando más envejecen más sabios son”. No hay relación entre debilidad física y su fuerza intelectual. Así escribe el Rab Jaim Palache Z”L, en nombre del Rambam: los Talmide Jajamim ancianos, a medida que su cuerpo se debilita, aumentan sus conocimientos; y así fue reconocido por los investigadores. Cuando se acrecientan las fuerzas del cuerpo, se debilitan las fuerzas del cerebro. Es algo comprobado, los changadores o labradores de la tierra son, por lo general, personas de escaso talento, en cambio, la gente sabia está compuesta por personas débiles, todas sus energías son aplicadas en el estudio de la Torá.
De acuerdo a todo lo mencionado, podemos comprender por qué en Januca cuando decimos “Al Hanisim” en la Amidá, pronunciamos: “Entregaste los impuros en manos de puros, los perversos en manos de justos”. Aquí no se entiende bien cuál fue el milagro, porque cuando hablamos de fuertes en manos de débiles, entendemos que se trata de algo fuera de lo común pero, ¿qué tiene en particular, para destacar como milagro, que perversos fueron vencidos por justos, o los impuros en manos de puros? Recordando lo expuesto entendemos pues, que los estudiosos de la Torá no ponen el acento en el desarrollo del cuerpo, son débiles desde el punto de vista físico y pese a eso, fueron los vencedores, ¡esto fue un milagro!
Dice en Mishle 20:27: “La vela de HaShem es el alma de la persona”. El autor del Tania se pregunta: ¿Por qué la llama salta y se mueve hacia arriba?, pues todo vuelve a su origen. Las lluvias, por ejemplo, son la absorción de las nubes del mar. Luego vuelve a convertirse en ríos y mares. Nuestra alma proviene de las alturas y quiere volver a su fuente de origen, tal como la llama de una vela.
En la época que reinaba la cultura griega, se produjo una guerra entre la gente de la luz y la gente de la oscuridad. En el primer grupo mencionado, prevalece el alma sobre el cuerpo; en el segundo, el cuerpo sobre el alma.
Cuando uno está en la oscuridad, necesita la luz para poder caminar. En la actualidad, el mundo está lleno de oscuridad. Por eso, aquellas personas que viven en una casa que tiene ventanas a la calle, si están a una altura menor de 20 codos, deben encender en un lugar que ilumine hacia afuera, de lo contrario, deben encender la Menorá frente a la puerta de la entrada principal. Se requiere de nosotros, iluminar los senderos oscuros que transitan nuestros hermanos.
Aquellos que van por caminos llenos de obstáculos, con un poco de luz pueden salvarse y no lastimarse.
Debemos llenarnos de luz y la misma proyectarla hacia afuera para beneficiar a los que caminan en las tinieblas.
Tratemos con un poco de luz de Torá, disipar la oscuridad reinante.
Que tengamos el Zejut de ser hombres de luz.
Extraido de - "Tiempos de Alegría" – Rab Moshe M. Hoffer
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