viernes, 30 de diciembre de 2011

Parasha Vaigash

Parasha Vaigash

BS"D

EL ESTUDIO DE LA TORÁ... ¡ANTE TODO!

Leemos en la perasha de la semana que, después de que Iosef se identificó con sus hermanos (cabe recordar que ellos lo habían vendido como esclavo, y luego se convirtió en virrey de Egipto), los envió a la tierra de Canaan (Eretz Israel) para que traigan a su padre Iaakob y al resto de la familia. Antes de que partieran, les dio una recomendación: “...no se enojen en el viaje”. (Bereshit XLV 24).
Rabí Elazar interpreta las palabras de Iosef de la siguiente manera: No se ocupen de estudiar la Halajá (ley judía), a fin de que no se enojen con ustedes (que no se pierdan) en el camino” (Masejet Taanit 10:). La Guemará plantea una pregunta: resulta extraño todo esto, ya que sabemos que si dos Jajamím (Sabios Judíos) están viajando, y entre ellos no hay una plática sobre temas de Torá, merecerían tener problemas en el camino. ¿Y cómo les dijo Iosef a sus hermanos que no estudien Torá para que no les pase nada malo? La guemará responde mas adelante: Iosef no les dijo que no estudien Torá en absoluto, sino que no profundicen en dicho estudio.
El libro Zijrón Meir comenta al respecto que los hermanos de Iosef se encontraban en una situación de extrema consternación. Hacía unos instantes, Iosef se había identificado frente a ellos, y sintieron un estremecimiento que les quitó el alma. Entonces. ¿Cómo reaccionaría el anciano Iaakob ante la noticia de que su hijo predilecto aún vivía? ¿Y qué diría Iaakob respecto al sufrimiento que hubo de padecer en todos los años que Iosef estuvo ausente? Todos estos pensamientos cruzaban por las mentes de los hermanos de Iosef. Si es así, ¿cómo se le ocurrió a Iosef que éstos se iban a dedicar a estudiar Torá en el camino, y más, un estudio profundo?
La respuesta es que Iosef conocía la naturaleza de sus hermanos. Él sabía que, aún en la situación de mayor tensión y nerviosismo, no se van a privar de estudiar Torá. Y si la van a estudiar, no se limitaran a darle una mera repasada a lo que ya saben, sino que la estudiaran profundamente, como si lo hicieran por primera vez. Fue por eso que les dijo: “No dejen de estudiar Torá, pero estúdienla superficialmente”.
Las palabras de Rabí Elazar se pueden explicar también en su significado literal. Con “no profundicen en la Halajá”, Iosef les quiso decir que no se pongan a investigar muy a fondo si hicieron bien o no en venderlo como esclavo. ¿Por qué? Porque esto podría lleva a una discusión, y de la discusión se pasaría fácilmente a una pelea y a enojos (ahí está la relación entre la profundización de la Halajá y el enojo, en este caso).
¿Y cómo sería posible que con todos los inconvenientes que acarrea un viaje (máxime en aquellas épocas), los hermanos de Iosef tengan tiempo y ganas de dedicarse a estudiar Torá profundamente? Lo que sucede es que Iosef conocía muy bien a sus hermanos: Él sabía que, a pesar de los momentos tan difíciles que les tocó vivir, y de los momentos difíciles que les esperaban en el viaje y frente a su padre, ellos no se iban a privar de estudiar Torá. Y cuando se ponen a estudiar Torá, lo van a hacer como corresponde, investigando hasta el más mínimo detalle.
De aquí vemos qué importancia tiene el hecho de que un Iehudí siempre esté inmerso en el estudio de Torá. El que así lo hace, nada en el mundo interferirá entre el vinculo que mantiene con el legado de HaShem.
Y no creamos que esta manera de entender el concepto de estudiar Torá es una exageración, o que es primitiva de ciertos personajes históricos como los hijos de Iaakob. Esto no es sino una obligación de cada Iehudí y Iehudí.
Cuando el Am Israel estaba por conquistar la ciudad de Ierijó (Jericó; la primera ciudad conquistada en Eretz Israel, después de la salida de Egipto), se le presentó a Iehoshua (el sucesor de Moshe Rabenu y conductor del pueblo) un ángel del cielo que venía a castigarlo. Iehoshua le preguntó el porqué del castigo, y el ángel le respondió: “Ayer dejaron de ofrecer sacrificios a HaShem. Y ahora vine, dejaron de estudiar Torá. Que ayer no hayan sacrificado, puede ser porque se estaban ocupando de la guerra. Pero ahora, de noche no se guerrea, y no se pueden librar de la obligación de estudiar Torá”. De inmediato, Iehoshua se puso a estudiar Torá profundamente, y se salvó tanto él como el resto del Am Israel del Castigo Divino.

Rabì Iojanan aprende de aquí que el estudio de la Torá es más importante que los Sacrificios Rituales. Pues el ángel recién vino a castigar cuando se omitió el estudio, y no cuando se omitió el sacrificio.
Observemos bien: Iehoshua y todo su pueblo se disponen a guerrear. Tienen innumerables motivos para dejar de estudiar Torá. Cansancio; preocupación; nerviosismo, y otras cosas más. No obstante, al llegar la noche, momento para descansar, debían dedicarse al estudio, y por eso les fue reclamado. Y ese reclamo fue tan duro, que hasta un ángel del Cielo se presentó para hacérselos.
Ya escribió el Ramba”m (Maimónides), en el primer capítulo de las leyes del estudio de la Torá: “Todo hombre judío está obligado a estudiar Torá. Tanto si es pobre como si es rico. Tanto si es sano como enfermo. Así el joven como el anciano que ya no le quedan fuerzas. Y aún la persona que para vivir necesita golpear las puertas para pedir caridad”. “¿Y hasta cuándo debe estudiar Torá la persona? Hasta el último día su vida. Para que no se aparte de su corazón jamás, la Palabra Divina. Porque todo el tiempo que no se ocupa de estudiar Torá, se le olvida”.

Se cuenta que una vez le preguntaron al Jatán Sofer, cómo hizo para ser una gran erudito en la Torá, y respondió: “He sido un gran estudioso de la Torá solo cinco minutos”. Ante la extrañeza del interlocutor, el Jatán Sofer le explicó: “Todos esos cinco minutos que abundan en la vida de la persona (y que a veces son desaprovechados), los aproveché al máximo siempre”.

(Ialkut Lékaj Tob – Vaigash)

(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;

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