miércoles, 14 de diciembre de 2011

Las armas nucleares iranies y nosotros: la ecuación mentirosa

de Cidipal

Dori Gold

La semana pasada, fue entrevistado Zbigniew Brzezinski, ex asesor de seguridad nacional del gobierno del presidente Jimmy Carter, en el programa matutino de la televisión norteamericana MSNBC e interrogado sobre el tema iraní. El programa, “Morning Joe” no es acreedor de un alto rating en general, pero su público de espectadores es de calidad y conformado por formadores de opinión pública, lo que le otorga una gran influencia, en especial, en Washington. En los últimos años, Brzezinski llamó al gobierno del Presidente Barack Obama a ejercer mayor presión sobre Israel. Cuando surgió el tema de Irán se refirió, de repente, a lo que denominó “Investigación muy interesante”, recientemente publicada por el Centro Saban de Política del Medio Oriente en Washington, que según él “Mantiene fuertes vínculos con Israel”. Y entonces, la semana pasada, se reunieron ministros y líderes políticos israelíes en Washington a fin de participar en el foro anual Saban, que reúne cada año a los diseñadores de las políticas del gobierno norteamericano, analistas destacados y ex elementos oficiales que conservan gran influencia. La investigación del Centro Saban, según el ex asesor, demostró que, para lograr que Irán ceda a su programa de desarrollo de armas nucleares, la mayoría de los israelíes estarían dispuestos a renunciar al poderío nuclear que, según los informes, Israel tiene en su poder. Brzezinski apoyó esa idea de modo entusiasta. Destacó que esa posición da cuenta de la “sofisticación e inteligencia del público israelí”.

Una revisión del sitio de internet del Centro Saban muestra que la pregunta consiste en: “Considerando dos posibilidades: una, tanto Israel como Irán cuenten con armas nucleares y la segunda, ninguna de ellas”, 65% de los judíos israelíes prefirieron la segunda posibilidad y solo 19% la primera. La encuesta no presenta una tercera posibilidad ante el público israelí: la posibilidad que Irán ceda a su armamento nuclear mientras deje a Israel a su criterio.

El estudio, realizado por el Dr. Shivli Talhami, no obtuvo gran difusión en los medios pero se convirtió en tema de conversación entre las elites ocupadas del Medio Oriente.

Globo de ensayo

Aparece una pregunta básica que debemos elevar con respecto al estudio: ¿Por qué, desde el principio, cabe esa pregunta que genera chispas entre Israel e Irán en el tema nuclear?

Las encuestas de opinión en Israel, en general, intentan evaluar el apoyo del público israelí ante situaciones reales que, con probabilidad, deban enfrentar los ciudadanos israelíes. Ningún partido de la corriente central en la Kneset elevó una propuesta diplomática de ese tipo en el tema de la confrontación ante Irán. En cambio, cabe utilizar los estudios como “Globos de Ensayo”, es decir, elevar a la agenda del día una idea que, el estudio, pretenda promover.

Eso es lo que convierte ésta investigación en algo tan extraño: ¿Por qué alguien debería vincular el programa nuclear iraní con Israel?

Esa propuesta no aparece en ninguna de las seis resoluciones aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU con respecto al enfriamiento del programa de enriquecimiento de uranio iraní.

Por supuesto que, en los grupos diplomáticos oficiales, siempre se mantiene el diálogo sobre la necesidad en la región del desarme nuclear, como parte de la visión a largo plazo pero, en el presente, incluso los sauditas, no exigieron ingresar a Israel al proceso de inspección como condición previa para el freno a la carrera nuclear iraní.

Cuando un estudio de ese tipo se convierte en parte de la discusión pública en Washington ya es imposible negar la posibilidad que esa idea se transmita, en el futuro, al ámbito político de las capitales occidentales.

El mundo árabe también se opone a Irán

En el mundo árabe los peligros surgidos de Irán se vuelven más y más claros.

Un estudio, publicado en julio de 2011, por James Zogby, bajo la tutela del Instituto árabe-norteamericano demostró que, el apoyo árabe a Irán, se desplomó en el último año y una mayoría importante cree que Irán cumple un rol negativo en Irak y el Golfo Pérsico. Si el 85% de los sauditas vieron en Irán una luz positiva en el año 2006, ese índice cayó, dramáticamente, al 6% en 2011. En Egipto, el índice bajó de 89% al 37% y en Jordania, se registró una caída del 75% al 23%.

A la luz de las sospechas crecientes por la aspiración iraní a la hegemonía regional entre el público árabe todo (y no solo entre las elites gubernamentales), la idea según la cual Israel necesitará pagar un precio por su política occidental más rígida hacia Irán: es desconectada de la realidad.

El verdadero error lógico, que se ubica en la base de la pregunta sobre Israel e Irán, en el estudio del Centro Saban, es la idea según la cual la aspiración, por parte de Irán, a conseguir armas nucleares se vincula, en especial, al Estado de Israel y sus medidas.

El hecho que Irán intente conseguir, según ese análisis, un poderío nuclear para controlar Medio Oriente no representa un factor de ecuación.

Por su parte, los países árabes no olvidaron que Irán sostiene que Bahrein es su distrito N° 14 y fueron testigos de la intervención iraní en la rebelión chiita que allí sucedió.

Arabia Saudita se encuentra preocupada por el apoyo iraní en la provocación de los chiitas en su provincia oriental, rica en petróleo y en el Yemen vecino.

Todos los países árabes vuelven sus ojos ante el temor por lo que ocurrirá en el momento en que Estados Unidos retire sus tropas de Irak y el gobierno de Al Malachi convierta el estado en un estado satélite iraní.

La propagación de la concepción desviada según la cual Israel es la clave para frenar el programa nuclear iraní es riesgosa. Muchos, en Occidente, buscan excusas para abstenerse del enfrentamiento con el desafío iraní. Suponen que, la imposición de un bloqueo pleno al petróleo iraní, puede influir sobre el precio del petróleo mundial y convertir la recuperación de la economía occidental en mucho más desafiante.

Para muchas naciones será más fácil presionar a Israel a hacer concesiones que enfocarse solo en Irán. Por ese motivo, es importante derribar, de plano, la idea que vincula entre Israel y el programa iraní, ya sea apareciendo en los medios internacionales o filtrándose en un estudio de opinión pública promovido por un Instituto de Investigación de Washington.



Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.