Por Bret Stephens
Como van las coincidencias cosmicas, las muertes de Václav Havel y Kim Jong Il en la misma semana que Estados Unidos retiro las ultimas de sus tropas de Irak son dificiles de ignorar. Havel hizo de la exposicion de la tirania la gran tarea de su vida. Kim fue la tirania personificada. Y la guerra en Irak fue el salto que lastima contra el muro de la indiferencia mundial detras de la cual subsisten todas las tiranias.
El poder de la indiferencia es algo que yo comprendi por primera vez de Havel mismo despues de entrevistarlo, cerveza de por medio, en los jardines del Palacio Czernin de Praga. La ocasion fue una conferencia de disidentes internacionales en junio del 2007 que el co-dirigio con Natan Sharansky de Israel. Yo le pregunte acerca de sus opiniones sobre la guerra en Irak. El una vez la habia apoyado, pero ahora estaba mas precavido. La logica, dijo el, no habia sido "bien articulada." La sincronizacion de la invasion era "incuestionable." Como en la decada de 1960, Estados Unidos se arriesgaba a convertirse en un emblema de la "arrogancia del poder" de William Fullbright.
Luego Havel se detuvo y, como parece que solia hacer, puso en tren de su pensamiento en reversa. "El mundo", concluyo el, "no podia ser indiferente por siempre ante un asesino como Saddam Hussein."
Aqui estaba el quid de la cuestion en lo que respectaba a la invasion de Irak. No importaban las inteligencias humana o tecnica defectuosas con respecto a las armas de destruccion masiva: el arma de destruccion masiva real, mas conocida como Saddam Hussein, siempre estuvo escondida a plena vista. Durante el curso de 25 años el y sus secuaces gasearon, asesinaron, ametrallaron o mataron entre un millon y dos millones de personas. Esa es una gran cantidad, el equivalente a una docena mas o menos de Hiroshimas.
Pero debido a que la mayoria de las victimas eran kurdos, chiitas, arabes de los pantanos, iranies y kuwaities, la pregunta era por que debe importar al Occidente—mas que digamos, lo que importan las carnicerias en el Congo. Los opositores a la guerra argumentaron que no debe: que no habia ninguna emergencia; que no estaba en juego ningun interes nacional supremo; que las intervenciones humanitarias tenian que ser llevadas a cabo en forma constante o no ser llevadas a cabo en lo absoluto. Fallar en esas pruebas, concluyeron ellos, garantizaba que la guerra era una locura desde el inicio.
Si la carrera ahora celebrada de Havel significa algo, no obstante, es estar precavidos de esa conclusion facil. En su gran ensayo de 1978, "El poder de los que no tienen poder", escrito recien cuando habia comenzado su carrera como disidente en serio con su firma del manifiesto Carta 77, el advirtio en contra de "las atracciones de la indiferencia masiva" y la "falta de voluntad general de la gente orientada al consumo de sacrificar algunas certezas materiales en el nombre de su propia integridad espiritual y moral." Havel temia que la indiferencia de uno ante la cuestion de la libertad de otros finalmente resultaria en una indiferencia bien alimentada ante la cuestion de la propia libertad de uno.
"Un gran peligro de nuestro mundo hoy es la obsesion," dijo el a la conferencia el dia de nuestra entrevista. "Un peligro aun mayor es la indiferencia."
Todo esto era la forma de Havel de decir que el extremismo politico—sea de la variedad de Leonid Brezhnev, Kim Jong Il, Saddam Hussein o Osama bin Laden—floreceria si la gente libre no resistia en forma activa la tentacion de aceptarlo en nombre de la "paz", a algun otro lema para quedar bien.
El creia que una actitud apropiada puede no haber requerido beligerancia fisica y podria incorporar facilmente a la diplomacia. Pero requeria de una postura constante de beligerancia espiritual—un rechazo a aceptar que un regimen como el de Saddam o Kim era solo un hecho normal de la vida, mas alla del alcance del examen moral. En el contexto de la Checoslovaquia de la Guerra Fria, Havel lo llamo un tema de "vivir en la verdad." En el contexto de paises como Norcorea, Rusia o Iran, Havel me dijo que era tambien una cuestion de decir la verdad. "Nosotros podemos hablar con todo gobernante", dijo el, "pero antes que nada es necesario decir la verdad."
Que hace falta para "decir la verdad", como lo veia Havel? En su caso, una gran dosis de valor, incluyendo una voluntad para pasar años de su vida en prision o trabajar en empleos de baja categoria a los cuales lo sentencio el regimen. El misterio real es por que, en las sociedades libres donde pocos periodistas y politicos estan alguna vez en riesgo serio de represalias, decir la verdad parece estar relativamente en escasez. Norcorea es un vasto Auschwitz de los tiempos modernos. Pero cuando George W. Bush nombro a Pyongyang en el Eje del Mal, fue el Sr. Bush quien fue rotundamente burlado. Noten el equilibrio de desprecio en el escrito del New York Times de la muerte de Kim el domingo a la noche:
"El Presidente George W. Bush lo llamo [a Kim] un 'pigmeo.' . . . Pero aquellos que lo conocieron se sorprendieron por su porte serio y su conocimiento de acontecimientos mas alla del reino ermitaño que el controlaba." Oh, incomprendido Estimado Lider, si solo nosotros lo hubiesemos conocido mejor.
Dice algo acerca de la fuerza de la personalidad e ideas de Havel que su vida, al final, haya tenido un final de cuento de hadas. Ese es un triunfo para el Occidente. Es un triunfo para el Occidente tambien, que con toda la oposicion a la Guerra de Irak, haya sido puesto un nudo corredizo alrededor del cuello de Saddam.
Pero tambien dice algo que Kim muriera en su cama proverbial, gracias en parte a la conformidad mundial, y considerable apoyo tangible por su gobierno. Ese es un testimonio de lo que nuestra indiferencia continua logrando para la tirania, y una forma pobre de honrar el recuerdo de Václav Havel.
Fuente: The Wall Street Journal- Traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
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